Ante el constante aumento de los precios de la economía y a falta de billetes de mayor numeración, conseguir efectivo en los cajeros automáticos del banco se convirtió en una odisea. Las terminales que expenden dinero se vacían rápidamente, las máquinas se averían con más frecuencia por el uso y las bocas de expendio pueden contar hasta cierta cantidad de billetes, más allá del límite de extracción diario que tenga el cliente.
El problema data de largo tiempo, pero mes a mes se fue profundizando a la par de la inflación. Incluso, a pesar de que el Banco Central (BCRA) lanzó a la calle el billete de $2000, hoy muchos cajeros automáticos advierten que no reconocen los depósitos que se hagan con este papel. Tampoco los entregan.
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“Eso depende de cada banco, la marca o la tecnología del cajero. En nuestro caso, demora algunos meses la implementación del billete nuevo porque tenemos que mandar al fabricante el modelo y generar el software adecuado para adaptar el cajero. Por el momento, no estamos cargando con billetes de $2000 porque no los reconocen nuestros cajeros, pero en breve lo harán. Es un proceso habitual, lo mismo sucede con el nuevo billete de $1000″, explicaron desde un banco privado.
Las respuestas se asemejan en otras entidades financieras, donde hacen hincapié que la configuración de los equipos “lleva tiempo” y que son pocas las máquinas habilitadas. La fecha prevista para que estén plenamente operativos es a finales de octubre.
“Los billetes de $2000 funcionan perfecto en los cajeros. Puede haber alguna máquina de alguna entidad que aún no se actualizó, pero sería un caso puntual. Los bancos permanentemente nos piden billetes de más alta denominación y algunos se habrán dormido en actualizar su cajero automático, pero no es un problema de las terminales ni de los billetes”, aseguraron fuentes del Banco Central.
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Pero aun si los cajeros automáticos estuviesen abarrotados de billetes de $2000, desde las entidades financieras no creen que el problema vaya a solucionarse hasta en tanto el Gobierno no decida emitir papeles de mayor valor. Esto sucede porque las bocas de expendio tienen una capacidad limitada para contar dinero.
En algunos casos, las máquinas pueden entregar hasta 40 billetes por operación. Es decir, si la terminal está cargada con billetes de $1000, entrega hasta $40.000 por transacción, más allá del límite diario del cliente. Entonces, en caso de que una persona quiera sacar $120.000, debería repetir tres veces la misma operatoria. En cambio, si el cajero automático expende billetes de $2000, la capacidad aumentaría a $80.000 por transacción. En otros bancos, la boca de expendio entrega hasta 50 o máximo 60 billetes.
“A mayor cantidad de billetes contados, mayor cantidad de operaciones para retirar efectivo por la nominalidad. Esto produce más posibilidades de que se deteriore el cajero, que salga momentáneamente de servicio y que tengamos que reponerlos. Pero también nos dificulta la falta de repuestos, por la imposibilidad de ingresar equipamiento nuevo al país. En consecuencia, menos gente puede acceder al dinero necesario a través de un cajero automático. Es un problema realmente muy grande”, añadieron desde un banco.
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Mientras que las terminales que reciben depósitos se llenan muy rápido, las que expanden dinero se vacían rápidamente. Una situación que exige abastecer constantemente la demanda de los cajeros automáticos. Para eso, en algunos bancos optaron por poner máquinas que acepten depósitos sin sobre, para así reutilizar la entrega de dinero. En otros casos, la estrategia es tener operativos de refuerzo de la recarga en días de pago (los primeros días del mes) o reponer durante los fines de semana en las zonas más neurálgicas.
Estos reclamos se vieron pasmados formalmente a finales de abril, cuando la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA, banca extranjera) y la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba, bancos nacionales) sacaron un comunicado en conjunto para advertir que las medidas que tomó el Banco Central en el último tiempo “no han resultado suficientes” y que la situación de los billetes es un problema “cuya criticidad va en aumento”.
“El contexto de la nominalidad de los billetes nos excede y no va a mejorar sin billetes de mayor denominación. No somos los bancos los culpables de esto, al contrario, asumimos costos altísimos por esta situación y hasta los clientes se enojan con nosotros. Incluso construimos sarcófagos donde atesoramos billetes de $100 para no usar nunca más, la pérdida es total. Nadie destruye los billetes, y nosotros no sabemos dónde meterlos. Hoy ponemos un billete de $100 bajo llave y el año que viene va a valer menos de la mitad. A este ritmo, en breve esto va a pasar con los billetes de $500, $1000 y $2000″, cerró un banquero.