Hay máxima preocupación en la Justicia electoral por las PASO en la ciudad de Buenos Aires, donde los electores deberán votar dos veces simultáneamente: la primera lo harán en una urna con boleta de papel para decidir candidato a Presidente y a continuación deberá sufragar otra vez en una máquina, con voto electrónico, para elegir Jefe de Gobierno porteño y autoridades locales.
Según dijeron a LA NACION fuentes de la justicia electoral nacional, los problemas más graves derivados de este sistema de doble elección “concurrente”, es decir al mismo tiempo, que se aplicará por primera vez en la Ciudad son: el espacio para la ubicación de las mesas con dos urnas, la máquina de votar y del biombo de cartón, con las boletas; la poca visibilidad de las boletas en los bolsillos transparentes del biombo que impiden encontrarlas fácilmente; que no hay donde apoyarse para cortar boleta; el espacio dentro de las escuelas; pero principalmente y esta es la clave: el tiempo que demandará votar.
El problema es saber cuánto tardarán los 350 electores que hay en cada una de las 7326 mesas porteñas para sufragar en las dos urnas que estarán pegadas, una a la otra en la misma mesa, considerando que la elección se abre a las 8 de la mañana y se cierra a las 18, por ley.
Uno de los últimos simulacros realizado -que ofreció los resultados más optimistas-, considerando que vote el 100 por ciento del padrón, mostró que los votantes tardarán 9 horas y 47 minutos, es decir, casi la totalidad de las 10 horas del horario habilitado; y el menos optimista dio 13 horas. Usualmente vota entre el 70 y 80 por ciento del padrón.
La justicia recomienda ir a votar temprano para evitar colas y que se cierre la mesa antes de que se pueda votar. También que el votante debe ir a la escuela con su número de mesa, pero también con su número de orden, para ser encontrado más rápidamente en el padrón por las autoridades de mesa.
El voto es obligatorio en los dos sistemas: con boletas de papel para las autoridades nacionales, decidido por el Poder Ejecutivo Nacional; y con la máquina electrónica para jefe de Gobierno de la Ciudad. Si alguien se niega, se labrará un acta. Fue el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta el que decidió el uso de la boleta electrónica en las elecciones locales, para favorecer la posición del radical Martín Lousteau, en la interna ante Jorge Macri, apoyado por su rival Patricia Bullrich, lo que generó disputas en Juntos por el Cambio.
Semanas atrás en el subsuelo del Palacio de Tribunales, en la secretaría electoral del juzgado federal de María Servini, se instalaron mesas para simular el voto: en cada una hay dos urnas, un biombo de cartón corrugado de más de dos metros de alto con bolsillos interiores transparentes para colocar las boletas de papel, y las máquinas para el voto electrónico. Las boletas se colocan de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, por número de lista. El lugar que le tocó a la lista de Sergio Massa es de la mitad para abajo, de difícil visualización. Las más visible es una boleta amarilla que, lejos de lo que pudiera suponerse, no es del PRO, sino de Raúl Castells.
La misma instalación se hizo en el amplio despacho de la propia Servini, en la planta baja del Palacio de Justicia, donde se hizo colocar -en medio de la colección de miles de búhos y lechuzas que adornan el lugar- un biombo y una máquina para experimentar ella misma los inconvenientes y buscar soluciones.
Los funcionarios judiciales hicieron varias pruebas: comenzaron una votación electora por elector y cada uno tardó en completar las dos votaciones simultáneas 2 minutos y 14 segundos, pero con el correr de la prueba, ese tiempo se acortó a 1 minuto y 30 segundos, con lo que ya se estaba dentro de las 10 horas en las que se está habilitada la elección.
Pero la votación no se hará de a uno en uno, sino que se realizarán en secuencia ya que mientras un elector acredita la identidad con su DNI en la mesa, va al biombo, coloca una boleta en el sobre y lo coloca en la urna de autoridades nacionales, otro elector comienza el circuito. Mientras, el primer elector lo completa, votando en la máquina electrónica, colocando su voto en la urna de autoridades de la Ciudad y llevándose dos troqueles que son lo que acreditan que sufragó.
La ley no establece un límite de tiempo para que las personas estén en el cuarto oscuro o frente a la máquina de votar. Pueden tomarse el tiempo que quieran.
Los organizadores del comicio se imaginan que los electores harán un recorrido como si fuera una letra M o una letra O, depende de la ubicación de la mesa, del biombo y de la máquina. El biombo debe estar lejos de la vista del público para que la elección de la boleta sea secreta, pero la máquina debe estar colocada frente a las autoridades de mesa, que no ven a quien vota el elector, pero debe verlo manipular la pantalla. Para evitar que el elector sea espiado, se mandaron a colocar orejeras de cartón en las máquinas, para que nadie mire la pantalla de costado, dado que las mesas, estarán más juntas de lo habitual.
El recorrido es el siguiente:
Primero el elector se acreditará ante las autoridades de mesa y se trasladará al biombo o cuarto oscuro móvil.Allí seleccionará una boleta de papel para presidente y otros cargos nacionales, y la colocará en un sobre. Luego regresará a la mesa y depositará el sobre en la urna.A continuación, se dirigirá a la máquina de votar, selecciona en la pantalla al candidato a jefe de gobierno porteño que quiera e imprime esa elección en una boleta.El elector regresa a la mesa y coloca esta boleta electrónica en una segunda urna. Termina de votar cuando firma el padrón, y se retira con dos troqueles: el del padrón de papel recortado y el de la boleta única electrónica.
Las elecciones de cargos nacionales son organizadas por la justicia electoral nacional y las elecciones de cargos locales son organizadas por la ciudad de Buenos Aires. Por primera vez hay un tribunal electoral porteño. Las máquinas fueron provistas por la firma MSA, que ganó una licitación por 26 millones de dólares. El titular del Instituto de Gestión Electoral que firmó la licitación, Ezio Emiliozzi, renunció la semana pasada, aduciendo por problemas de salud.
El Instituto de Gestión Electoral hizo su propio cálculo de cuanto se demora en votar. Informaron a LA NACION que simularon que en dos horas votan 70 personas, sin previa capacitación. Y dijeron que “el simulacro se completó con éxito. Los tiempos cronometrados no muestran complicaciones en lo que respecta a las necesidades de votación para los requerimientos de votación en una mesa tipo, ni tampoco demoras más allá de las habituales con respecto a la espera antes de iniciar el proceso con la identificación ante las autoridades”.