EREVÁN.— Armenia está en una posición complicada y su presidente lo sabe. Después de años de que su país hiciera campaña para que el mundo reconozca el genocidio armenio a manos de los turcos, ahora Vahagn Khachaturyan advierte sobre la amenaza de otra “limpieza étnica” a manos de Azerbaiyán. “Tenemos el peligro de la guerra todos los días”, admite.
Durante un encuentro con medios argentinos en el palacio presidencial de Ereván en el que participó LA NACION, Khachaturyan dijo que si bien todavía esperan que Turquía pida perdón por el genocidio, las relaciones entre ambos países, que tienen su frontera cerrada y no mantienen vínculo diplomático, mejoraron en los últimos años y hay varios proyectos de integración.
Sin embargo no se mostró tan optimista con el rumbo que está tomando el conflicto con Azerbaiyán, que ya se enfrentado a tres guerras con Armenia desde la disolución de la URSS por el enclave de Nagorno Karabaj. Tras la derrota de Armenia en la última guerra, en 2020, se había acordado garantizar el acceso a este territorio de mayoría armenia pero oficialmente en territorio azerí. Pero en los últimos meses el gobierno de Ilhem Aliyev bloqueó el acceso y dejó aisladas y en una situación de vulnerabilidad a las 120.000 personas que viven ahí.
“La cosa que nos da más pena es la situación de la gente que vive allí porque no tiene acceso a necesidades básicas. Aliyev ha dicho claramente su propósito, él ha dicho que los armenios de ahí son ciudadanos de Azerbaiyán y si eso no lo aceptan tienen que dejar el lugar. Eso es una limpieza étnica solamente por ser armenios y por ser cristianos”, dijo el presidente armenio.
El gobierno armenio busca respaldo internacional para evitar una escalada y ha mostrado más cercanía con Occidente a medida que Rusia, que tras la guerra de 2020 había acordado garantizar la seguridad, se desentiende del conflicto.
“Nosotros tratamos de encontrar alguna manera, pero hasta el día de hoy no tenemos resultados. Rusia por sus problemas internos no está muy activa y Estados Unidos está tratando de ayudar a solucionar el problema, pero no sabemos cómo va a hacer y si será efectivo. La Unión Europea también es bastante intensiva en esas negociaciones, pero por ahora no tenemos resultados”, reconoció.
“Otro factor es que Israel también está participando en todo esto. Esto nos molesta mucho porque Israel tiene sus intereses con nuestro vecino Irán y es otro problema para nosotros. En una palabra, estamos en una situación complicada y tenemos que encontrar soluciones”, señaló.
—¿Existe una preocupación del gobierno de que la escalada de violencia en la frontera terminen en una nueva guerra?
—Tenemos el peligro de la guerra todos los días. El 12 de abril Azerbaiyán volvió a cruzar la frontera con Armenia. Como resultado tenemos cuatro soldados muertos del lado armenio y cuatro muertos de su lado también. Pero no hay ninguna explicación de por qué han cruzado la frontera, debe ser que solamente quieren tener mejores lugares desde el punto de vista militar. Esta es la pregunta que más preocupa a la nación armenia. Cada mañana cuando nos levantamos sólo queremos saber si hubo algún conflicto ahí en la frontera. Desde el gobierno estamos tratando de calmar a la gente para que no se preocupe, pero la gente siempre está preocupada.
—¿Qué le reclaman a la comunidad mundial, especialmente a las potencias, para ayudar a frenar esta escalada?
Nuestro mensaje directo a todos los países y organizaciones es convencer a Azerbaiyán de no hacer todos los actos que está haciendo. Nosotros ni nos armamos ni nos preparamos, pero si Azerbaiyán está pensando que puede penetrar en Armenia y ganar territorios, no lo vamos a permitir, vamos a defendernos.
—Otros países que formaban parte del bloque soviético buscaron cortar la dependencia con Rusia y acercarse más a Occidente. En este momento que Rusia no está pudiendo garantizar la paz en el Cáucaso, ¿Armenia está dispuesta a seguir un camino similar?
—Desde la caída de la URSS, Armenia mantiene relaciones buenas con Rusia. Claro que ahora estamos en una situación muy peculiar. Tenemos un vecino en Turquía que siempre ha tenido una actitud mala hacia Armenia y también sería posible que ataque a Armenia algún día, y si nosotros cortamos la relación con Rusia no sabemos en qué situación vamos a estar. Tenemos que hablar con los hechos: hemos tenido acuerdos militares, económicos y políticos con Rusia, y si no fuera por Rusia nadie sabría en qué estado estarían las relaciones con Turquía. Hay otro problema también aquí y es que nosotros hemos dado preferencia al camino de la democracia y, en algún punto, Rusia se ha movido de ese camino. Nosotros hemos elegido el camino de la democracia, al contrario de Azerbaiyán. No teníamos otro método porque a diferencia de ellos, no tenemos ni gas ni petróleo ni otro tipo de yacimiento grande. Nuestra fuerza es el hombre y hay que darle sus derechos y su libertad de crear. En este sentido existen diferencias con Rusia. En Armenia hay posibilidad de cambiar el gobierno con elecciones. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en esto, pero para ellos eso está limitado. El 12 de septiembre del año pasado, Azerbaiyán empezó a atacar el territorio de Armenia y según los acuerdos que nosotros tenemos, Rusia debería darnos apoyo militar y político, pero lamentablemente eso no pasó. Tuvimos 220 víctimas y algunos territorios de la República de Armenia están ahora bajo control de Azerbaiyán. Hasta hoy no ha habido ninguna reacción y por eso ahora nosotros estamos buscando otros caminos para nuestra seguridad. Hemos visto una reacción rápida de la Unión Europea y les agradecemos por eso. Enviaron observadores internacionales sin armas, solamente con binoculares. Son unas 100 personas que habían venido en principio por dos meses, pero han decidido quedarse más tiempo. De algún modo, ese era un paso necesario para que Azerbaiyán no vuelva a pasar la frontera y vemos que está funcionando, ahora tenemos menos problemas en esas fronteras. Ahora tenemos que hablar de este problema con Rusia, esa es la realidad.
—¿Qué siente el gobierno al ver que la comunidad internacional hace poco por lo que está sucediendo?
—Muchas veces la reacción es neutral y les reclaman a las dos partes que paren y continúen en la mesa de negociación, sin llegar a la profundidad del problema. Pero después de lo que pasó el año pasado, vemos que Estados Unidos y la Unión Europea dicen de manera más activa que Azerbaiyán tiene que salir de esos territorios y que fue la parte agresora. Rusia sigue actualmente en una posición neutral. Nos dice que vayamos a Moscú para sentarnos a dialogar y que nosotros tenemos que mantener negociaciones en una atmósfera pacífica y no con la guerra. Muchas veces Estados Unidos dice que la actitud de Azerbaiyán genera problemas para mantener una situación pacífica. Y en el Congreso norteamericano hay senadores y representantes que dicen que Estados Unidos debe aplicar sanciones contra Azerbaiyán. Nosotros debemos ser realistas, ese fue un error que cometimos muchas veces durante la historia, que actuamos guiados por las emociones y no fuimos realistas con lo que estaba pasando. Nosotros tenemos que entender quiénes son y con qué pueden ayudarnos. Claro que nosotros también entendemos que a veces tenemos que ceder, hacer concesiones, y al final tenemos que llegar a algún acuerdo. Lamentablemente en la tercera parte a veces tampoco hay un discurso directo y hasta ahora la situación está hecha a medida para que los grandes jugadores puedan tener su papel en este territorio, eso también tenemos que tomarlo en cuenta.
—¿Qué concesiones estaría dispuesto a hacer? ¿Cuál es el escenario en el que Armenia se sentiría más cómoda con Nagorno Karabaj?
—Azerbaiyán siempre ha tenido miedo a que Armenia reconozca a Nagorno Karabaj como independiente. Nosotros ahora decimos que reconocemos su integridad territorial, ¿pero pueden garantizarnos que el pueblo armenio vivirá ahí seguro? Hoy en día ellos no pueden garantizarlo y eso está claro para todos. En esta cuestión nosotros decimos que vamos a hablar sobre garantías internacionales. Puede ser un país, pueden ser varios países, organizaciones internacionales como la ONU. En esta etapa tratamos de encontrar la solución de esa manera y si en el futuro Azerbaiyán es un país que puede dar condiciones a la gente entonces así se hará. Quizás hasta llegará el día en que Armenia y Azerbaiyán tengan una relación tan buena que ese problema no exista. Nosotros vemos de esa manera el futuro en la región como un modelo pequeño de la Unión Europea para los tres. SI nosotros también miramos esto desde el punto de vista de los intereses de afuera entonces está claro que es mucho mejor que estos tres países colaboren como mercado común. Y si miramos el mapa siempre hemos sido el cruce más conveniente de norte a sur y de este a oeste. Así que la solución la vemos de esa manera. Claro que ahora no tenemos esa seguridad ni les tenemos confianza. Aliyev ahora reclama que hasta Ereván forma parte de Azerbaiyán y ese es otro problema que trato de mostrar. Para que sepan la situación, en los años soviéticos vivían en territorio de Armenia 160.000 azeríes y en Azerbaiyán 500.000 armenios. De 250.000 a 300.000 vivían en Bakú. Ahora hay cero. Solo 120.000 que quedan en Nagorno Karabaj. Pero estos cálculos no son convenientes para las negociaciones, eso es un factor que no ayuda sino todo lo contrario. Es muy común que Aliyev hable de la historia, pero si hablamos de la historia seguro pierde Azerbaiyán. Nosotros no tenemos problema en hablar de 100 años antes, 1000 años antes o 2000 años antes porque nuestra historia es muy larga. Somos nativos de este territorio y siempre hemos vivido aquí. Y la palabra Azerbaiyán se empezó a usar recién en 1923.