Un nuevo ciclo empieza en la Argentina para el sector energético. La construcción del gasoducto Néstor Kirchner y la ampliación del oleoducto que comunica Vaca Muerta con Buenos Aires es el comienzo de una etapa para la industria hidrocarburífera y para la economía argentina. Luego de años de presionar las reservas del Banco Central con la importación de gas y otros combustibles, finalmente la altísima productividad de Vaca Muerta permitirá que el sector vuelva a ser un generador de divisas con el aumento de las exportaciones. Para ello, hará falta infraestructura y las empresas ya empezaron a prepararse.
Para la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, de 573 kilómetros, una de las constructoras a cargo de la obra invirtió en alquilar máquinas que hacen soldaduras de caños de manera automática, de forma de agilizar el proceso de manera segura, ya que el Gobierno necesitaba que la obra se hiciera en menos de 12 meses, cuando suele tardar dos años.
La empresa Sociedad Argentina de Construcción y Desarrollo Estratégico (Sacde), de Marcelo Mindlin, trajo dos de estas máquinas desde Estados Unidos, que fueron operadas en su mayoría por 45 trabajadores turcos que llegaron al país.
El último gasoducto que se había construido en el país de esta magnitud habido sido en 1988, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando se hizo e Neuba II, que conecta también Neuquén con Buenos Aires. Por lo tanto, las empresas a cargo de este nuevo ducto dijeron que les costó conseguir gente capacitada para la obra.
En paralelo, además, se está llevando a cabo la ampliación del oleoducto principal del país, que permitirá aumentar la capacidad de transporte de 226.000 barriles diarios de petróleo a 540.923 para 2025.
“Creemos que en los próximos años se van a construir 16.000 kilómetros de ductos en todo Vaca Muerta para conectar los distintos proyectos de gas y petróleo”, dice Pablo Brottier, director comercial de Sacde, tras anunciar la compra de una máquina de soldadura automática y la apertura de una escuela de capacitación para formar a trabajadores argentinos en esta tecnología.
La empresa constructora cree que se abre una nueva etapa en país, ya que la Argentina comenzará a ser un exportador de petróleo y gas. Para ellos, dicen, primero tiene que estar la infraestructura, al revés de lo que se hizo con el gasoducto Néstor Kirchner, que llegó para destrabar el cuello de botella. Para ello, Sacde incorporó diversos equipos para ductos de última generación, tales como: curvadoras, pay welders, biseladoras, acopladores internos, equipos de soldadura automática, tiende tubos hidráulicos y equipos para tapada de tubería, entre otros, que permitirán mejorar resultados en la construcción y aumentar el ritmo de producción de manera sostenida con más altos niveles de seguridad a partir de la tecnología incorporada. En total se invirtió alrededor de US$16 millones.
Los equipos llegaron entre marzo y abril y, a partir de mayo, la compañía comenzó a capacitar a su personal para el uso de esta tecnología, que en el gasoducto Néstor Kirchner fue manejada por los trabajadores turcos. “Durante tres semanas, más de 24 personas de diferentes puntos del país están participando de una capacitación teórica y práctica, en Buenos Aires, en la primera escuela de soldadura automática, para convertirse en operadores calificados para los equipos y herramientas requeridos en el proceso de soldadura”, dice Maia Chmielewski, directora de Administración y Finanzas de Sacde.
Félix y Víctor Ferrufino son padre e hijo. Ambos trabajan en Sacde y participan de la escuela de capacitación. Tienen 66 y 39 años cada uno y también formaron parte de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner. Tienen entre 40 y 20 años de experiencia, los dos en proyectos en el país y en el exterior, en México y Uruguay. Dicen que la mano de obra argentina siempre es muy demandada. Víctor tiene un hijo de 18 años, que está estudiando ingeniería. “Cuando no querés estudiar, lo pones a trabajar”, dice Félix, pícaro, en referencia a su hijo, que ingresó al sector con 18 años.
La mayoría de los trabajadores en la construcción de este tipo de obras no tiene estudios técnicos realizados, sino que se fueron capacitando en el terreno. Por eso estos cursos son muy bienvenidos para adaptarse a las nuevas tecnologías. Félix y Víctor cuentan que aun haciendo soldaduras semiautomáticas, ganaron la competencia a los turcos al hacer el récord de 94 soldaduras en un día, durante la construcción del gasoducto Néstor Kirchner. Esta nueva tecnología de soldadura automática, sin embargo, les permitirá trabajar con mayor seguridad y con más eficiencia.
“Esta capacitación no solo le permitirá a Sacde contar con el personal especializado para el desarrollo de gasoductos, sino que tiene además una importancia muy grande en la comunidad, ya que las personas contarán con certificaciones para manejar este tipo de maquinaria en cualquier otra obra”, dijo Carlos Coletto, gerente de la Unidad de Negocio de Gas y Petróleo de la empresa, encargado de adquirir los equipos para la empresa.
“En los últimos años, fuimos innovando con la tecnología, pero la gente siempre es fundamental y tenemos trabajadores que tienen pasta para capacitar”, agregó Marcelo Bottarini, responsable de la Escuela de Soldadura de Sacde.
Impacto económico del nuevo gasoducto
Desde 2012 hasta 2022, la Argentina importó US$34.964 millones de gas natural. Según el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, esto equivale a casi un año y medio de exportaciones del complejo de soja, (primer complejo exportador nacional), tomando los valores de 2022. Asimismo, este volumen importado representa más del total exportado por el complejo maíz, sumando las últimas cinco campañas (2017/18 – 2021/22).
“Con el gasoducto en funciones, en primer lugar el país reducirá su dependencia de importaciones de gas. Sin embargo, el gasoducto tendrá otras externalidades positivas en muchas zonas del país. El caso de Profertil en Bahía Blanca, principal planta productora de fertilizantes del país, es elocuente. Con el gasoducto en funciones, se abre el abanico para ampliar la producción de urea en Argentina, un fertilizante intensivo en gas para su fabricación. Es decir, al ahorro importador de gas se le suma un potencial ahorro importador de fertilizantes, en un país donde más del 60% del consumo de fertilizantes es de origen importado. Más aún, el posicionamiento estratégico de Bahía Blanca permite también que la terminal de Profértil pueda exportar en el caso de ampliar su producción”, estimó la Bolsa de Comercio de Rosario.