YEDA, Arabia Saudita.– El inicio de la Cumbre de la Liga Árabe en la ciudad saudita de Yedá este viernes estuvo marcado por la visita sorpresa del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, y la calurosa bienvenida a Bashar al-Assad, quien se unió por primera vez al evento después de haber sido condenado al ostracismo por más de una década.
Zelensky, que anunció este mismo viernes que había llegado al reino para participar de la cita antes de viajar a Japón para la cumbre del G7, explicó que su objetivo era “mejorar las relaciones bilaterales y los lazos de Ucrania con el mundo árabe”.
“Tomaré la palabra en la cumbre de la Liga Árabe. Me reuniré con el príncipe heredero Mohamed Ben Salman, y mantendré otras entrevistas bilaterales”, anticipó el mandatario en redes sociales, quien voló a Arabia Saudita en un avión del gobierno francés, procedente de Polonia, según indicó en Twitter el embajador de Francia ante el reino wahabita.
Beginning my first-ever visit to the Kingdom of Saudi Arabia to enhance bilateral relations and Ukraine’s ties with the Arab world. Political prisoners in Crimea and temporarily occupied territories, the return of our people, Peace Formula, energy cooperation. KSA plays a…
— Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) May 19, 2023
En su contundente intervención, Zelensky acusó a algunos líderes árabes de ignorar los horrores de la invasión rusa en Ucrania. “Desafortunadamente, hay algunos en el mundo y aquí, entre ustedes, que cierran los ojos ante las anexiones ilegales”, dijo en un discurso en el que instó a los asistentes a la cumbre panárabe a “mirar honestamente” la guerra.
El viaje sorpresa de Zelensky es su primera visita a Medio Oriente desde que Rusia lanzó la invasión de Ucrania en febrero de 2022. Un funcionario de la Liga Árabe aseguró a la AFP que la invitación vino del gobierno saudita, y no de la propia organización panárabe.
Zelensky también destacó cómo la guerra de Ucrania ha afectado a los musulmanes de la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. “Crimea fue la primera en sufrir la ocupación rusa, y hasta ahora la mayoría de quienes sufren la represión en Crimea ocupada son musulmanes”, señaló y dio las gracias al controvertido heredero del trono saudita por apoyar la “integridad territorial” de Ucrania.
El líder tártaro de Crimea, Mustafa Dzhemilev, acompañó al presidente en la visita.
Los países del Golfo Pérsico han intentado mantenerse neutrales en el conflicto ucraniano pese a las presiones occidentales sobre los productores petroleros de la región para que contribuyan a aislar a Rusia, país miembro de la OPEP+.
El regreso de Al-Assad
Mientras tanto, el presidente sirio, Bashar al-Assad, se ganó el viernes un abrazo del príncipe heredero de Arabia Saudita en una reunión de líderes que lo rechazaron durante años por su manejo de la guerra civil siria con la ayuda de Rusia, en un cambio de política al que se oponen Estados Unidos y otras potencias occidentales.
La readmisión de Siria en la Liga Árabe es una clara señal de que el aislamiento de Assad durante más de una década está llegando a su fin.
El príncipe heredero estrechó la mano de Al-Assad en la reunión celebrada en Yedá, tras 12 años de suspensión de Siria. Ambos se abrazaron antes de que se les tomara una foto oficial previa al inicio de la reunión.
En el último año, Arabia Saudita, potencia petrolera antaño fuertemente influida por Estados Unidos y cuestionada por la dureza de sus políticas, ha asumido el liderazgo diplomático en el mundo árabe, restableciendo lazos con Irán, acogiendo de nuevo en su seno a Siria y mediando en el conflicto de Sudán.
“Los estadounidenses están consternados. Nosotros (los estados del Golfo Pérsico) somos gente que vive en esta región, intentamos resolver nuestros problemas en la medida de lo posible con las herramientas que tenemos en nuestras manos”, dijo una fuente regional cercana a los círculos gubernamentales.
Por su parte, el escritor kuwaití Jawad Ahmed afirmó en un artículo de opinión en el diario saudita Okaz: “El Reino de Arabia Saudita se ha convertido, a ojos de todos los observadores, en un pacificador y un ícono de armonía, pidiendo un fin de las diferencias y la eliminación de los conflictos”.
Los estados árabes quieren que al-Assad frene el floreciente tráfico de drogas en Siria a cambio de estrechar lazos. Junto con el regreso de millones de refugiados, el comercio de fenetilina se ha convertido en una gran preocupación para los líderes árabes, al mismo nivel que su inquietud por el punto de apoyo establecido por el Irán islamista chiíta en el país árabe.
Pero no todos los países de la región desean recomponer sus vínculos con Bashar al-Assad. Qatar dijo este mes que no normalizaría relaciones con el gobierno sirio, aunque aclaró que eso no obstaculiza su reintegración a la Liga Árabe.
Agencias AFP, AP y Reuters