Una provincia compensa a quienes sufrieron ataques del felino más grande de América

POSADAS.- ¿Cómo pueden coexistir la producción ganadera con la conservación del yaguareté, considerado el felino más grande de América y en peligro de extinción?

Para lograrlo, la provincia de Misiones, una de las tres regiones del país donde aún sobreviven los yaguaretés, implementó un sistema de compensación a los productores ganaderos que sufren una depredación a su ganado por parte de algún felino que logró salir de su “manchón” de selva y adentrarse en un campo de producción ganadera. Algo que es muy frecuente en aquellas establecimientos que lindan con Parques Provinciales.

En este marco, el ministro del Agro de la provincia, Facundo Sartori, entregó el viernes una batería de 300 amperes para ser alimentada con fuentes eólicas o solares, destinada al productor ganadero Jorge Barbian.

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Barbián tiene una chacra en la localidad de Ruiz de Montoya, cuyos límites se fusionan con el Parque Provincial Salto Encantado, ubicado en la zona de Cuña Pirú, un espectacular valle ubicado en el centro de Misiones cuyas vistas son muy similares a las imágenes de la película Jurassic Park en la isla de Nublar: un paraíso de verde y monte casi inaccesible para el hombre.

Pero uno de los yaguaretés que vive en este pedazo de selva, atacó recientemente al ganado de Barbian. Entonces se pusieron en marcha los mecanismos de la ley de Grandes Felinos.

Se trata de la ley provincial XVI-78 que fue perfeccionada y ahora le da la potestad para compensar a los ganaderos al Ministerio del Agro, cuando antes la autoridad de aplicación era el Ministerio de Ecología.

El cambio denota una necesidad de empatizar todo lo posible con los productores ganaderos cuyo ganado es atacado por un yaguareté o un puma porque esa es una de las principales causas de su extinción: las represalias que toma un productor cuando el yaguareté le ocasiona pérdidas económicas.

“El objetivo es el equilibrio entre la producción y la biodiversidad en el cuidado de una especie que es el regulador de la fauna misionera. Creo que va de la mano de la política de cuidar la biodiversidad que lleva adelante Misiones”, dijo a LA NACION Facundo Sartori, ministro del Agro. Hasta ahora, la cartera que conduce Sartori ya compensó a once productores ganaderos. En su mayoría de la zona de Cuña Pirú.

Misiones es la provincia con mayor cantidad de áreas selváticas y monte de la Argentina. La provincia tiene un histórico perfil conservacionista que se profundizó en los últimos tiempos con la creación del Ministerio de Cambio Climático, el primero en su tipo de Latinoamérica.

Esta cartera busca obtener compensaciones económicas por preservar el monte y la selva y no permitir el avance de actividades económicas como la soja o la forestación. Una de las iniciativas es emitir bonos verdes o de carbono y venderlos en el mercado voluntario a compañías petroleras y otras que busquen mitigar sus emisiones.

En los años 90, Misiones también había sido pionera al crear el Ministerio de Ecología, que ejerce el poder de policía sobre las áreas selváticas tanto públicas como privadas. En total, Misiones tiene 22 parques provinciales y acaba de sancionar el estatuto del guardaparque para jerarquizar a esa figura vital para el cuidado de la selva.

A esto se suman dos monumentos naturales, dos Reservas Naturales Culturales, cinco Reservas de Usos Múltiples (acá se puede desarrollar cierta producción) y 12 Parques Naturales Municipales.

¿Cuántos yaguaretés quedan?

Hace dos meses, la Fundación Vida Silvestre en conjunto con el Proyecto Onças de Brasil y la Red Yaguareté, presentaron el último censo de yaguaretés en Misiones y su evolución en los últimos diez años. La conclusión fue que la población es estable: la buena noticia es que dejó de caer la cantidad de ejemplares, pero la mala es que tampoco lograron una ganancia a pesar de los crecientes esfuerzos por preservar a este magnífico ejemplar. En total se contabilizaron entre 77 y 122 felinos. La falta de precisión en el dato no se debe a la falta de rigor en el estudio, sino a que el método para censar a los yaguaretés radica en la instalación de cámaras trampas en pleno monte, y el cruce de los datos que arrojan esas captaciones con las características únicas en las manchas de cada ejemplar.

“La llamada caza de retaliación o represalia es una de las principales causas de muerte del yaguareté, pero la número uno es el avance de la producción sobre las manchas de selva y la caza furtiva”, dijo a LA NACION Francisco Robino, analista de conflictos y comunidad de la Fundación Vida Silvestre.

Así como el censo de yaguaretés no puede arrojar una cifra exacta, tampoco hay precisiones sobre aquellos felinos que sufren represalias y son muertos por productores y cazadores furtivos.

“Trabajamos siempre con la sensación de que hay un subregistro del fenómeno, puede haber productores que matan al felino porque no saben a quién deben acudir o cómo proceder ante la aparición de un yaguareté”, señaló Robino.

En el caso del productor Barbian y otros de la zona del Cuña Pirú, se busca que desarrollen mecanismos para impedir el ataque de los yaguaretés como la instalación de vallas electrificadas. Incluso la Red Yaguareté le otorgó una “Certificación de Producción Ganadera Adecuada a la Convivencia con grandes Felinos”. Hasta ahora, esta ONG conservacionista certificó a dos productores, incluído Barbian.

La certificación también apunta a incentivar el cuidado del yaguareté para el productor con un sello que, se estima, es cada vez más necesario para comercializar el ganado en un mercado que cada vez más exige la sustentabilidad de la producción.

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