En medio de una coyuntura desafiante, la Argentina enfrenta una nueva etapa electoral que marcará el rumbo del país en los próximos años. El escenario político se encuentra cargado de incertidumbre, mientras que los principales problemas económicos y sociales se mantienen sin claras propuestas de ataque a los problemas y soluciones de largo plazo. En este contexto, el sector privado debería ser reconocido y valorado como un actor clave para impulsar el desarrollo productivo y contribuir al crecimiento sostenible de la Nación.
La inflación ha sido un flagelo constante para la Argentina en los últimos años. Los aumentos de precios y la distorsión de valores relativos erosionan el poder adquisitivo de los ciudadanos, afectando especialmente a los sectores más vulnerables. Para afrontar este desafío, es esencial una política monetaria y fiscal responsable que controle la emisión excesiva, fomente la competitividad del país y principalmente se tomen decisiones que apunten a la generación de un superávit comercial y fiscal consistente. Además, se deben establecer políticas claras y coherentes que generen confianza en los mercados, alentando así la inversión y el desarrollo económico.
El excesivo gasto público es otra preocupación en la economía argentina. Un gasto desmedido sin una base económica sólida ha demostrado un alto déficit fiscal y altos niveles de endeudamiento, afectando la estabilidad macroeconómica. Es necesario un enfoque más responsable y eficiente en el manejo de los recursos públicos, priorizando la inversión en infraestructura, educación, seguridad y salud, con el objetivo de sentar las bases para un crecimiento sostenible a largo plazo.
En particular, los marcos regulatorios poco estables representan un obstáculo para el desarrollo de nuestras empresas, las cuales necesitan un ambiente predecible y propicio para invertir y generar empleo. La inseguridad jurídica aleja inversiones y, en consecuencia, afecta el crecimiento económico y el bienestar de la sociedad. El diálogo y la articulación entre el sector público y el sector privado resulta fundamental para consensuar normativas que promuevan el desarrollo sostenible del país.
Otro problema relevante es la alta carga impositiva, que ha impactado negativamente en la inversión y el empleo. Una reforma tributaria que promueva la equidad y la simplificación fiscal resulta esencial. La reducción de la carga tributaria tiene que estar apalancada por la implementación de nuevos mecanismos que combatan activamente la informalidad de nuestra economía. Nuevamente es el sector privado, debe asumir el compromiso de participar activamente en la definición de políticas que impulsen la inversión y favorezcan la creación de empleo formal.
A veces sorprende ver la poca valoración y reconocimiento que se le asigna al sector privado. De esto nos surgen dos reflexiones: las sociedades que han evolucionado buscando solucionar sus problemas estructurales, quienes confían, apoyan y colaboran para el fortalecimiento de sus empresas, natural generadoras de desarrollo. Y lo segundo: como sector empresarial, no debemos haber hecho bien las cosas, para que no se manifieste en nuestro país la valoración y el reconocimiento que el mundo nos asigna.
Finalmente, la promoción de la innovación y el desarrollo tecnológico son fundamentales para incrementar la productividad y la competitividad. El sector privado tiene la oportunidad de liderar el camino en la adopción de nuevas tecnologías, impulsar la investigación y el desarrollo, y colaborar con el Gobierno en la creación de políticas que fomenten la innovación en todos los sectores de la economía.
En conclusión, la coyuntura de la Argentina presenta desafíos económicos y sociales que requieren una mirada profunda y un abordaje responsable. La inflación, los marcos regulatorios poco estables, el excesivo gasto público, la carga tributaria para las empresas, la informalidad, y la falta de acción del Congreso son temas que deben ser enfrentados con determinación y consenso político. Priorizar la lucha contra la pobreza, fomentar la equidad social y buscar un crecimiento sostenible son objetivos que deben guiar las decisiones políticas de la próxima administración para asegurar un futuro próspero para todos los argentinos. Solo con un compromiso colectivo y una visión a largo plazo podremos superar los desafíos actuales y avanzar hacia un país más justo y solidario.
El autor es CEO de AmCham Argentina, Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina