La nueva siembra de trigo en la zona agrícola núcleo, que comprende el norte de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba, enfrenta el escenario más seco de los últimos 15 años, según alertó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Por esa razón, según apuntó el organismo, la implantación del cereal en esa región podría desplomarse un 50% versus el año pasado, a 650.000 hectáreas.
“En la región núcleo, el productor necesita sembrar, pero no hay agua suficiente en los perfiles. La foto de hoy arroja una proyección de caída en la intención de siembra del 50%”, remarcó la organización.
Se está al inicio de la implantación del cereal y, en rigor, no se cumplieron las expectativas de abundantes lluvias. Los productores necesitan sembrar luego de que en diciembre pasado se derrumbara por la sequía la producción de trigo y ahora esté pasando lo mismo con la soja y el maíz.
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En ese marco, la campaña arranca más seca que 2009, que fue un ciclo fatídico por la falta de precipitaciones. El reporte de la BCR lo expresó así: “Si abril hubiese cumplido con la media (120 mm) de lluvias y mayo estuviese acompañando con pronósticos de tormentas, se estaría ante la proyección de una siembra récord, con casi 2 millones de hectáreas como intención para el ciclo 2023/24″.
Después remarcó: “Lamentablemente, con solo el 30% de las lluvias de abril y pronósticos muy desfavorables hasta el 10, e inclusive al 15 de mayo, el escenario para la siembra de trigo se presenta como el más seco de los últimos 15 años. Por lo tanto, la intención de siembra en la región núcleo va disminuyendo acorde con la probabilidad de lluvias, por lo que, por el momento, se proyecta un área de 650.000 hectáreas. Esto es un 50% menos que hace un año atrás”.
La Bolsa rosarina remarcó que se caería a niveles de siembra previos a 2016. Vale recordar que antes de ese año, durante el gobierno de Cristina Kirchner hubo un fuerte desincentivo al trigo con trabas para exportar, lo que hizo bajar el área.
“Se estaría en un nivel de siembra que caería a los años previos del 2016, años en que con un margen ajustado se apuntaba a un trigo de 25 a 30 quintales por hectárea. A partir del 2016, con la mejora de los márgenes, el trigo se transformó en un cultivo de gran valor para la región núcleo. Cambió el manejo y se aplicó mayor tecnología, para alcanzar rindes de 50 a 55 quintales por hectárea. El 2016 ha sido una gran bisagra para el trigo. Antes de ese año, rara vez logró superar las 700.000 hectáreas y era impensable obtener promedios de casi 50 quintales por hectárea como obtuvo la región en la campaña 2021/22″, señaló.
En otro tramo del informe se hizo una impactante comparación con la ya mencionada campaña de 2009 en cuanto a disponibilidad de humedad. “En aquel entonces faltaban entre 60 y 80 mm y el trigo caía hasta un 40% en las intenciones. En la categoría de sequía y escasez en 2009 se encontraba menos del 30% de la región. A este 4 de mayo [por 2023], el 85% del área de la región está entre sequía y escasez y faltan entre 100 y 170 mm para recuperar las condiciones óptimas para la siembra. Si no hay cambios importantes, se espera que el cultivo reduzca su área a la mitad del año pasado”, dijo.
Las expectativas de lluvias no son alentadoras para lo inmediato, según Alfredo Elorriaga, consultor citado por la BCR. “Mayo deja entre 30 a 80 mm con un claro gradiente que favorece el este. Analizando los últimos 60 años de historia, la probabilidad estadística indica que en un 10 a 15% de los casos llovió igual o más que el doble de la media”, afirmó.
“Por el momento, la dinámica atmosférica está muy apartada de la eficiencia que suelen tener los mecanismos pluviales en esta fase del otoño. La falta de lluvias se ha vuelto crítica en el centro de la región pampeana. Según la mayoría de los modelos numéricos de pronóstico, es muy probable que la primera década de mayo, o incluso la primera quincena, esté afectada por el ingreso de aire más frío. Consecuentemente, se mantendría el bajo nivel de precipitaciones que viene mostrando el otoño”, añadió.