Tormenta después de la filtración de una carta del Vaticano que involucra al tío de la desaparecida Emanuela Orlandi

ROMA.- El caso de Emanuela Orlandi, la “chica del Vaticano” (Vatican girl) -como la bautizó una exitosa serie de Netflix-, que desapareció a los 15 años, hace cuatro décadas, volvió a estallar este martes tras aparecer una presunta pista familiar que involucra a un tío de la menor, en un giro que tuvo gran repercusión, pero que fue totalmente desmentido por los familiares de la joven ciudadana del Vaticano. Furiosos, estos acusaron al fiscal del Vaticano que investiga el caso, Alessandro Diddi, de haber filtrado esta información para quitarle a la Santa Sede cualquier responsabilidad ante uno de los grandes misterios irresueltos de Italia.

La pista familiar, que hace 40 años también había sido tenida en cuenta, pero que después fue desestimada por los investigadores, puso bajo sospecha al tío de Emanuela, Mario Meneguzzi (ya difunto). El hombre era conocido por haber sido una de las personas que, después de la desaparición de su sobrina -hija de un empleado del Vaticano, ocurrida el 22 de junio de 1983-, solía contestar el teléfono de la casa y hablar con quienes, en forma anónima, aportaban datos. El tío Mario era el marido de Lucia Orlandi, la hermana del padre de Emanuela.

Según reveló el lunes con bombos y platillos el noticiero del canal televisivo La7, la fiscalía del Vaticano -que por primera vez puso en marcha una investigación sobre el caso-, le entregó a la fiscalía de Roma, que también reabrió una pericia, una carta que involucra a Meneguzzi.

La epístola en cuestión se remonta a septiembre de 1983, es decir, a tres meses después de la desaparición de la joven. Y fue escrita nada menos que por el entonces secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli -también fallecido-, a un cura colombiano que solía ser el confesor de la familia Orlandi, que había regresado a su país.

En la carta, enviada por correo diplomático, el cardenal Casaroli le preguntaba específicamente a este sacerdote si podía confirmar si era verdad que Natalina, la hermana mayor de Emanuela, había sido “molestada” (traducible como acosada o abusada) por su tío Mario, tal como le habían preguntado desde ámbitos de investigación romanos.

Casaroli recibió entonces desde Bogotá una contestación precisa. “Sí, es verdad, Natalina fue objeto de atenciones morbosas de parte de su tío, me lo confesó, aterrada: la habían obligado a callar porque, en caso contrario, habría perdido su empleo en la Cámara de Diputados, donde Meneguzzi, que manejaba un bar, le había encontrado trabajo poco antes”. Como destacó La7, el tío de Emanuela también era conocido por ser una persona cercana a los servicios secretos.

La salida a la luz de la carta de Casaroli, cuya existencia se desconocía, enseguida tuvo gran repercusión mediática. Y todos los diarios y noticieros titularon con el presunto giro en el misterioso caso y la pista familiar que llevaba al tío.

Pero causó una nueva tormenta y la furia de los familiares de Emanuela, que aparecieron este martes en una conferencia de prensa en la sede de la Asociación para la Prensa Extranjera para expresar toda su indignación ante algo que definieron totalmente falso, que involucraba a personas ya muertas, que no podían defenderse. Y acusaron al fiscal del Vaticano, Alessandro Diddi, de estar detrás de esta movida.

Pietro y Natalina Orlandi, hermanos de Emanuela, la “chica del Vaticano”, desaparecida el 22-6-1983, indignados ante el presunto scoop sobre la implicación de un tío y acusaron al fiscal del Vaticano por la filtración de info falsa en conferencia de prensa en @Stampa_Estera pic.twitter.com/hw49HDoFwb

— Elisabetta Piqué (@bettapique) July 11, 2023

En la conferencia de prensa incluso dio la cara Natalina, la hermana mayor de Emanuela, que hoy tiene 65 años que, indignada porque nadie del noticiero de La7, antes de lanzar su scoop, la interpeló para peguntarle, aseguró que nunca fue violada, ni manoseada, ni sufrió ningún abuso de parte de su tío. Natalina admitió, no obstante, que en 1978, cuando ella tenía 21 años y su tío, 50, y trabajaban juntos, un día él intentó, de palabra, seducirla, pero ella lo rechazó. “Mi tío me hizo simples avances verbales, pero cuando entendió que no había posibilidad, se terminó ahí. Me quedé de todos modos shockeada y se lo conté a mi novio de entonces, Andrea, mi marido actual y a mi padre espiritual. Nunca habría hablado con mi padre. No hubo nada más. De hecho, nuestras familias siguieron conviviendo, muy unidas, hasta ahora”, dijo.

De hecho, contó que su “queridísima” y hoy nonagenaria tía -viuda del tío Mario-, así como sus primos, se enteraron de este episodio privado por el noticiero de La7, algo que exasperó a todos. Natalina también reveló que en 2017 el entonces sustituto de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu, la citó en el Vaticano para decirle que si su hermano Pietro insistía en querer cierta documentación sobre un presunto paso por Londres de Emanuela, ellos iban a tener que dar la información que tenían sobre ella. “Me pareció un chantaje. Le dije que no tenía problemas porque no tenía nada que ocultar. Esos documentos nunca habían salido y quién sabe qué más guardan en sus cajafuertes”, dijo. Ante una pregunta Natalina, primogénita de la familia Orlandi, excluyó que su tío, a quien defendió pese a todo, hubiera podido tener un comportamiento similar con su hermana menor.

A su turno la abogada de la familia, Laura Sgró, recordó que en la década del 80 los investigadores ya habían desestimado la presunta pista que llevaba al tío de Emanuela, por la que, en un momento, fue interrogada Natalina, que les contó exactamente lo mismo que en la conferencia de prensa, es decir, que no había pasado nada. “Lo que ayer ha ocurrido es una carnicería de la vida de varias personas, ya que sacaron a la luz hechos privadísimos, muy delicados. Hubiera sido bueno que alguien se hubiera dignado a hacer un llamado a Natalina: la única persona que podía hablar no fue interpelada”, protestó. “¿Eran estas las novedades de las que hablaba la fiscalía vaticana el día del 40 aniversario de la desaparición?”, se preguntó.

Más indignado aún apareció Pietro Orlandi, el hermano de Emanuela, que desde hace cuarenta años lucha por verdad y justicia. “Son unas carroñas, sacando esto como un scoop. Nunca pensé que desde el Vaticano podían caer tan bajo, que podían pisotear de esta forma la dignidad de las personas”, protestó. “Es correcto indagar a 360 grados, es normal que se investiguen todas las pistas, pero si tienen sospechas deberían interrogar a los protagonistas”, clamó, lamentando que nadie hubiera llamado a Natalina. Por otro lado, consideró “gravísimo” que el sacerdote colombiano que solía ser el confesor de la familia -ya difunto, también-, rompiera el secreto de confesión de su hermana.

Orlandi fustigó, además, a todos los medios que, siguiendo a La7, sacaron a relucir una foto de su tío junto al identikit del hombre que, en teoría, según testigos, fue visto con Emanuela la tarde del 22 de junio de 1983, cuando desapareció. Al respecto, recordó que su tío Mario ese día estaba fuera de Roma, de vacaciones, motivo por el cual siempre fue desestimada la pista familiar.

“¿Quién hizo filtrar esto?¿Por qué salió la noticia? Porque el Vaticano está tratando de descargar cualquier tipo de responsabilidad sobre otros y hasta sobre la familia”, dijo Orlandi. “Este comportamiento vergonzoso me hizo entender que si bien el papa Francisco quiere la verdad, él no se dio cuenta de las carroñas que tiene alrededor, que no quieren la verdad”, agregó, acusando con nombre y apellido al abogado penalista, Diddi y al pedir públicamente un encuentro “reservado” con el Pontífice, para advertirle sobre el “tipo de carroñas que tiene a su alrededor”.

Orlandi, finalmente, se mostró convencido de que el Vaticano está haciendo todo lo posible para impedir que el Parlamento italiano apruebe la creación de una comisión para investigar, también, el irresuelto caso de su hermana, porque no quiere que se sepa la verdad. Aunque sin mencionar a Juan Pablo II, como hizo en el pasado, creando revuelo, volvió a decir, finalmente, que algunos gendarmes del Vaticano le hablaron en el pasado de “tres o cuatro cardenales pedófilos” que podrían haber estado detrás del misterio de la desaparición de su hermana. Pero que en el Vaticano hay alguien que no quiere sacar afuera los trapos sucios.

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