Solo tres de cada 10 empresas en la Argentina piensan ampliar su número de empleados en el último trimestre del año, mientras que una de cada cuatro tiene en sus planes reducir su dotación de personal. Así lo refleja la última edición de la encuesta de Expectativas de Empleo que realiza trimestralmente la firma ManpowerGroup, que refleja una mejora marginal en el escenario de negocios sobre el final del año en comparación con el trimestre anterior.
Según este informe, elaborado a partir de encuestas a 700 firmas del sector privado en el país, la expectativa neta de empleo (resultante de la diferencia entre quienes piensan ampliar su equipo y los que prevén reducirlo) para el cuarto trimestre de 2023 fue positiva en 11 puntos, mientras que en el período anterior había sido de cinco puntos.
“En términos generales, el mercado laboral sigue teniendo la tendencia de los trimestres pasados, con un número bajo y la buena noticia de que sigue siendo positivo”, explicó a LA NACION Luis Guastini, director General de ManpowerGroup Argentina, al analizar un indicador que, en la escala del informe, mostró para el último cuarto de 2023 el mismo número que arrojó para el primer trimestre del año.
Según el ejecutivo, más allá de los planes de expansión relativamente bajos de las empresas, el mercado es “dinámico” hace tiempo, asociado a las demandas de especialización de las compañías que operan en el país. “Estamos frente a un mercado laboral muy dinámico, que significa que la rotación de las empresas sigue en niveles muy altos, sobre todo porque hay una altísima escasez de talento en el país”, agregó Guastini.
El ejecutivo advirtió a su vez por una situación de retroceso relativo de la Argentina frente a otros países de la región. Es que el registro de 11 puntos positivo del país en la última edición de la encuesta es el peor (compartido con República Checa y Japón) entre los 41 países en los que la empresa realiza el trabajo, que arrojó un promedio global de 30 puntos y ubica a todos los países latinoamericanos por encima de ese valor. En la cima del listado de la encuesta se ubican Costa Rica (41 puntos) y Brasil (38 puntos), y resultan los dos con mejores perspectivas de creación de empleo en el corto plazo. Dentro de la región también se destacan México, Guatemala, Perú (36), Panamá (35) y Colombia (32).
“Todos los países de América Latina están por encima de la media global. Parecería que hay un clima de negocios en la región que es mucho más propicio que en la Argentina, con oportunidades de inversión a partir de las decisiones de empresas de descentralizar sus procesos productivos y miran a estos países como una oportunidad. Argentina todavía está mirando su inestabilidad política y económica”, sintetiza Guastini.
Los números del trabajo, elaborado a partir de encuestas entre el 1 y el 31 de julio, antes de las PASO, muestran divergencias entre los sectores. Entre los más demandantes de empleo para el último trimestre del año, en la clasificación de la encuesta, se ubican Sanidad y Ciencias de la Vida (23 puntos), Tecnología de la información, Servicios de Comunicación (17), Energía y Servicios Públicos (15) y Transporte y Logística (14%). En tanto, el único rubro con perspectivas negativas es el compuesto por Finanzas y Real Estate (-8).
“La Argentina tiene todavía aspectos positivos. Es un país que, en comparación, tiene altos niveles de talento y buenos niveles educativos, pero un marco regulatorio que le quita competitividad y una inestabilidad en términos de condiciones macro que también hace dudar al inversor”, advierte Guastini, en referencia a factores como la inflación, las restricciones cambiarias y la conflictividad laboral que, en su diagnóstico, desincentiva la contratación de trabajadores.
Sin embargo, el ejecutivo describe al mercado laboral argentino como “dinámico”, por la rotación que existe en las empresas, en una tendencia que cruza industrias y sectores y se vincula con la búsqueda de “habilidades blandas”, cada vez más valoradas en el mercado.
“Después de la pandemia, se aceleró la demanda de ciertas habilidades que no suelen formar parte de las currículas de la educación formal, y tienen un dinamismo particular porque depende de lo que la tecnología va requiriendo. Antes de la pandemia, era la creatividad, la habilidad para poder programar o el manejo de idiomas, este año, con la explosión de la inteligencia artificial generativa, nos dimos cuenta de que empieza a aparecer un nuevo set de habilidades que se está demandando, como el pensamiento crítico y la capacidad de asociar conceptos para darle instrucciones coherentes a la IA”, cerró.