El comercio exterior no ofrece buenas noticias en tiempos de escasez de dólares. En abril las exportaciones volvieron a caer por cuarto mes consecutivo al mostrar un descenso en esta oportunidad de 29,3% interanual, lo que, pese a que las importaciones también disminuyeron (12,6%), configuró un déficit de la balanza comercial de US$126 millones.
Según publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en su informe Intercambio comercial argentino, las ventas externas ascendieron a US$5891 millones, mientras que las compras al exterior insumieron US$6017 millones. En definitiva, todo el intercambio comercial argentino se deteriora, ya que con un volumen de US$11.908 millones, mostró una caída de 21,8% en términos interanuales.
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En un mundo en el que, pese al contexto negativo que atraviesa, va a aumentar su comercio total este año en un 1,5%, la Argentina, de seguir por este camino deficitario, que es lo que se espera en vistas de una baja de casi 22% en el cuarto mes del año y un 20% proyectado en todo el año, perderá participación en el intercambio global, que hasta el año pasado era de 0,34%.
El economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, afirmó que al analizar las exportaciones se ve claro el efecto de la sequía. “De los 29% que cayeron en dólares, medidas en volumen bajaron 23%. Y al abrir los rubros de esa caída de 23% en volumen, en productos primarios da una baja de 56%. O sea, es casi un 60% menos de volúmenes exportados de productos primarios respecto del año pasado. Y en manufacturas de origen agropecuario [MOA], donde están todos los derivados de la soja, aceites, pellets, expellers, se cayó 21% en volumen”, detalló el especialista.
Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales, analizó que, si bien es verdad que la caída de las exportaciones está muy influida por la sequía, hay que tener en cuenta que no son solo las exportaciones del agro las que disminuyen. “Caen mucho productos primarios, manufacturados de origen agropecuario, pero también las de bienes industriales, las de combustibles y energía”, señaló.
En la consultora Abeceb, en tanto, analizaron que la contracción de las exportaciones en abril se explica principalmente por los menores volúmenes exportados, que disminuyeron 22,7% i.a. y ya anotan cinco meses consecutivos de caídas en términos interanuales. “Por su parte, también se volvió a profundizar por tercer mes consecutivo la caída de los precios de las exportaciones que mostraron una retracción anual de 8,6%”, añadieron.
Elizondo enfatizó que, desde el punto de vista del impacto en las cuentas fiscales, son números muy contundentes, que además proyectado al cuatrimestre, arrojan cifras menores a las de 2022 y auguran un año muy complicado. “Hay déficit comercial, que hace mucho que en la Argentina no ocurría y este año al país le va a costar mucho volver al superávit comercial, porque las cifras de abril y del cuatrimestre indican que la única manera de evitar una sangría de dólares de la balanza comercial, a menos que haya un ajuste cambiario y pongan las cosas en orden en términos de mercado, cosa que el Gobierno no quiere hacer, es que se planchen las importaciones como está ocurriendo ahora”, indicó el especialista.
Tiscornia dijo que lo que más sobresale en estos datos es la reversión del saldo comercial cuando se compara con el año pasado. “En abril del 2022 habías tenido un superávit de US$1454 millones y este año tuviste un déficit de US$126 millones. Y acá, si bien tanto exportaciones como importaciones caen, es mucho más aguda la caída de las las primeras porque bajaron 29% contra 13% de las segundas. Entonces esa es una diferencia muy importante”, indicó.
Para dar una idea, Tiscornia especificó que las exportaciones del año pasado en abril habían sido US$8300 millones, mientras que ahora pasaron a ser US$5900. Obviamente, si se compara abril contra marzo, es un poco mejor, porque en ese mes el déficit fue de US$1111 millones, mientras que ahora es de US$126 millones. “Y además, hay que tener en cuenta que, debido a la intervención del Gobierno, con el cepo importador y demás, la estadística no está reflejando verdaderamente lo que está pasando con el movimiento de dólares. Así y todo, da déficit”, agregó el economista.
Ante este panorama, está claro que los dólares que necesita la economía local no vendrán por el lado del comercio exterior, más teniendo en cuenta que abril es un mes en el que habitualmente se espera el plus que suele dar la exportación de soja. Para tener una dimensión del déficit, Elizondo indicó que el año pasado hubo US$7000 millones de superávit comercial; son billetes que este año no estarán. “Además, acá analizamos solo bienes, pero si vemos la balanza de servicios, comprobaremos que ahí hay un déficit de casi US$7000 millones; es decir, que la mala performance en las exportaciones de bienes, se sentirá aún más”, explicó el especialista.
En efecto, no es raro que la Argentina tenga déficit en la balanza de servicios, puesto que convive con eso desde hace cuatro décadas. Es más, en los últimos diez años ese déficit fue equivalente al superávit que se daba en el intercambio de bienes. “Pero eso este año se hará sentir más, porque no se contará con los dólares que solían entrar por exportaciones de bienes”, opinó Elizondo.
Conclusión: si se mantiene este año este último déficit de la balanza de servicios, que es mucho más difícil de controlar por parte del Gobierno, van a faltar dólares por todos lados, porque no va a haber para importar bienes, las empresas no van a poder pagar sus obligaciones en el exterior, no va a haber dólares para atesoramiento, etc…
Al girar la mirada hacia las importaciones, lo que se ve no es mucho más alentador. “El costo del cepo es muy grande cuando se afecta la inversión. Hay una caída de más de 22% en bienes de capital; de más de 26% en autos, y desde mucho tiempo hay inversión de mala calidad, que no es reproductiva, además de ser una tasa de inversión menor a la de nuestros vecinos. Con la caída de importaciones que vemos en bienes de capital, se va a terminar proyectando en la producción futura”, concluyó Elizondo.
En este sentido, en Abeceb subrayaron que hacia adelante se seguirá viendo un intercambio comercial que continuará en retracción tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones que terminarán el año seguramente con caídas promedio mayores en las primeras (en torno al 20%) que en las segundas (-13% ia) al compás de la mayor restricción importadora. “El año cerraría con un ligero superávit comercial cercano a los US$1000 – US$1500 millones, nada menos que un 82% por debajo del superávit comercial de 2022 (por US$6923 millones) y la décima parte del saldo comercial de 2021 (US$14.750 millones)”, detallaron.