“No se dan cuenta de que estamos bailando en la cubierta del Titanic, pero después de haber chocado contra el iceberg… Mauricio [Macri] está enojado con todos; Patricia [Bullrich] quiere meter bala a todos porque desconfía; y Horacio [Rodríguez Larreta] parece un nene caprichoso. Nadie acerca posiciones”.
El planteo de uno de los principales referentes nacionales de Juntos por el Cambio sintetiza el período que atraviesa la conducción del principal partido opositor cuando restan menos de sesenta días para el cierre de listas. Las tensiones, desconfianzas y enconos personales en la cúpula de Pro impiden diseñar una estrategia electoral unificada y cohesionar a JxC en la provincia de Buenos Aires, el distrito más influyente del país y epicentro de la disputa con el kirchnerismo por el poder nacional. Macri, Larreta y Bullrich siguen atrapados en el laberinto de la interna -ni siquiera logran consenso en torno a la incorporación de José Luis Espert- y, más allá de los gestos conciliadores que se hicieron en público, no emergen señales para evitar la confrontación en el distrito más poblado del país.
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La falta de articulación en Buenos Aires por la pulseada de liderazgo en Pro comienza a inquietar a los principales armadores de la coalición opositora. La caída de la valoración del espacio Juntos por el Cambio en las encuestas -en la provincia bajó diez puntos respecto de 2021, según las mediciones del larretismo- y la consolidación electoral de Javier Milei en municipios estratégicos del conurbano dejó de ser un tema de preocupación para convertirse en un problema a resolver. El propio Macri dejó entrever en reuniones con jefes opositores que le inquieta tanto la crisis económica como el panorama político.
Al expresidente lo pone en alerta, sobre todo, la chance de que Axel Kicillof desdoble la elección general en Buenos Aires. “Ojo con eso”, transmitió a sus leales en el distrito. Sabe que, en caso de que Kicillof escinda los comicios bonaerenses de los nacionales –lo hará después del cierre de listas, una vez que conozca las cartas de la oposición y si tendrá o no a Cristina Kirchner en la boleta–, podría comprometer aún más las chances de que JxC recupere el control de la provincia. Macri imagina que gobernar a nivel nacional con el kirchenrismo abroquelado en Buenos Aires se hará cuesta arriba para Bullrich, Larreta o cualquier dirigente de JxC. Por esa razón, llegó a deslizar que vería con buenos ojos la chance de unificar la oferta en Buenos Aires en la candidatura de Diego Santilli, la ficha de Larreta para la batalla bonaerense. Santilli es el postulante más competitivo del espacio, según los sondeos. Sin embargo, los candidatos impulsados por Bullrich consideran que pueden igualar o ganar la pelea empujados por la boleta nacional. Dicho de otro modo: se beneficiarían del arrastre de la exministra, que lucha codo a codo con Larreta en Buenos Aires.
“En cualquier escenario JxC le va a ganar a Kicillof. Especulan con la fecha porque quieren atrincherarse en la provincia”, enfatizó hoy Santilli durante una recorrida por Lomas de Zamora.
Pese a las presiones, el jefe porteño ratificó en las últimas horas que no piensa compartir a Santilli con Bullrich en Buenos Aires. Por el clamor de intendentes de Pro, que abogan por cuidar sus terruños y evitar los efectos colaterales de la interna nacional, admitió conceder la chance de las listas de unidad en los distritos gobernados por representantes de la fuerza que fundó Macri. Pero ahora no está dispuesto a entregar su carta más preciada. ¿Teme que si acepta bajar a Fernán Quirós en la ciudad y compartir a Santilli en Buenos Aires el macrismo presionará para que decline su candidatura presidencial? El jefe porteño descartó la posibilidad de evaluar el esquema de la “Y” en la provincia, es decir, sin competencia en la categoría a gobernador ni a intendente o legisladores y concejales, para las PASO.
De esta forma, puso a los jefes municipales de Pro frente a una encerrona. Deberán definir si apuestan por Larreta-Santilli o la opción de la boleta de Bullrich, quien luce más competitiva que Larreta en algunos distritos. La exministra procrastina la definición en torno a su postulante a gobernador. Si bien mantiene en pie a Néstor Grindetti, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel –se comprometió ante ellos que elegiría a uno de los tres–, ella coquetea con la chance de incorporar a Cristian Ritondo, quien quedó liberado para negociar con la exministra una vez que María Eugenia Vidal oficializó que no disputará la Presidencia.
“Patricia lo quiere a Cristian en el equipo”, admiten en el esquema de Bullrich. Esa aproximación le provoca un foco de conflicto a la extitular de Pro en su estructura bonaerense. De la Torre, enemistado con Ritondo, no acompañará a Bullrich en Buenos Aires si opta por ungir al exministro de Vidal como su candidato para la interna con Santilli. Incluso contempla la chance de explorar un acuerdo con Milei, quien aún no tiene un postulante a gobernador. Un dilema para Bullrich.
Mientras tanto, Santilli se alista para la competencia. Sabe que es muy difícil que Larreta acepte la idea de unificar la candidatura. De esa manera, entiende, no solo preserva su capital en el distrito clave, sino que cuida su vínculo con el sector de la UCR que conducen Gerardo Morales y Martín Lousteau. Pero en la tropa de Santilli también miran los movimientos de Maximiliano Abad, titular del radicalismo bonaerense, que controla a 28 de los 32 intendentes del centenario partido.
“Los radicales están jugando su interna nacional en Buenos Aires. Y eso también lo tiene nublado a Horacio”, sintetiza un dirigente bonaerense de Pro. Los emisarios del bullrichismo le hicieron llegar un mensaje a Santilli: si quiere ser el candidato único deberá dar señales de ecuanimidad en la contienda entre Larreta y Bullrich. Es lo que en el ala dura de Pro denominan como el “modelo Frigerio”, por el exministro del Interior y su estrategia proselitista en Entre Ríos para surfear la interna nacional de Pro. Es muy difícil que Larreta lo avale.
Quien sí se lanzó a cumplir con el reclamo de neutralidad de Bullrich fue el intendente de La Plata, Julio Garro, uno de los principales aliados de Larreta en Buenos Aires. “Bullrich también es mi candidata a presidenta”, dijo en una entrevista con el portal Letra P. Primeras muestras de cariño para conciliar. La Plata es uno de los distritos en los que Bullrich apostó por una construcción propia dada la sintonía de Garro con Larreta. Allí, la exministra impulsa a Juan Pablo Allan, quien confía en la competitividad de Bullrich para desbancar a Garro.
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En el círculo de confianza de Santilli alertan sobre los riesgos que correrá JxC en Buenos Aires si divide la oferta de la oposición en las PASO. Notan una caída de la marca de “Juntos”, a raíz del descontento por la crisis económica y las peleas internas, que reduce el caudal de votos que podrían repartirse entre Larreta y Bullrich en las primarias. Presumen que no hay un contexto propicio para que la oposición se encamine a una interna “sangrienta”. Asumen que el factor Milei transfiguró el escenario político y que una interna en medio del creciente malestar por la crisis solo profundizará el declive del sello de JxC.