Cirilo Wagener lleva el vínculo con el campo por medio de su familia: por su rama materna, es chozno de Carlos Hary, inmigrante francés quien por el año 1890 arrendó campos en Tres Arroyos, siendo el primer contacto con la tierra. Su hijo Paul (1875-1956) fue un arquitecto renombrado quien construyó, entre otras obras, la Aduana. En 1917 adquirió y dio inicio a la Estancia La Galia en el paraje San José, cerca de Lobería, y posteriormente compró en Henderson para formar la Estancia La Bersée. Paul tuvo dos hijos: Pablo, creador del primer Consorcio Regional de Experimentación Agrícola (CREA) y Ernesto, que se dedicó a las tareas rurales en La Galia.
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Beltrán d´Abbadie llegó desde Francia y fue a trabajar a la estancia donde conoció a Monique, la hija de Don Ernesto y su futura mujer. Entre los negocios agropecuarios que desarrolló, estaba la producción y engorde de terneros. Ahí fue cuando tuvo que registrar una marca de hacienda y la diseñó una con la figura de un tero.
A los 14 años, Cirilo Wagener se inició como orfebre en Don Torcuato con el maestro platero Ricardo Rossi. Allí comenzó con las tareas básicas del oficio de platero: calado, soldadura, cincelado, esmerilado y pulido, entre otras. Con el tiempo adquirió experiencia y de a poco fue formando su propio taller en el garaje de su casa. El oficio era el canal que lo conectaba con el campo, lugar en donde pasaba largos veranos con sus abuelos, hermanos y primos. En una de esas despedidas, al final de las vacaciones, Cirilo le pidió a su tío Lorenzo (el administrador de Las Colinas de La Galia) algunas marcas viejas para adornar su cuarto y llevarse un pedazo del lugar que tanto amaba. Como recuerdo de la Estancia, Lorenzo le dio tres hierros para marcar ganado con diferentes diseños, uno de ellos el del tero.
El oficio de platero suele ser un trabajo más bien solitario y teniendo en cuenta las ganas de producir y compartir en equipo es que comenzó a formar un grupo de trabajo para realizar su sueño. En 2011 registró la marca “El Tero” y en 2013 instaló su taller en San Isidro, en una fracción de la quinta de sus abuelos Wagener. Allí continuó en la búsqueda de productos de uso cotidiano, fundamentalmente prácticos y estéticos. Así desarrolló, el tapador con sistema a rosca que permite cerrar herméticamente las botellas, el atizador-soplador para el fuego con mango cincelado, distintos tipos de bombillas para una variedad diversa de mates, y también la denominada “matepa”. Esta última es una tapa que cubre la mitad de la boca del mate de boca ancha, para evitar que en los días de viento se vuele la yerba.
Hace 10 años que El Tero apuesta por la Argentina y son 17 personas trabajando, que abastecen los dos locales de venta al público y grandes pedidos de regalos corporativos a distintas firmas mayormente agropecuarias.
El taller de producción/local funciona en Bella Vista donde se hacen las tareas de soldadura, esmerilado y pulido, en su mayoría realizado por mujeres que integran el trabajo con su vida familiar. En San Isidro quedan las funciones de grabado, oficinas, atención al cliente y ventas, que las realizan jóvenes estudiantes que conjugan el trabajo con la vida universitaria.
El Tero participa en la Exposición de la Sociedad Rural en Palermo desde el 2015 junto con las vacas Simmental y los caballos Appaloosa. Ya en la Exposición de 2022 lo hizo con dos locales propios aparte de los de las razas. También ha participado como expositor en la Feria Mate.ar 2019 y 2022 y en la muestra Nuestros Caballos, en el mismo período.
Entre sus obras como orfebre se encuentra el sagrario de la Parroquia Sagrada Familia de Nordelta, en Tigre y la remodelación del sagrario de la Parroquia San Isidro Labrador, en Nuñez.
La vinculación del emprendimiento con el mate es fundamental, según la impronta impuesta por su diseñador; ya que no solamente se limita al producto en sí del mate, la bombilla, la matera, la yerbera, sino que también lo ha complementado con yerba mate con su propia marca. Esta es producida por Tabaré, que nuclea pequeños productores de Yerba Mate de Misiones, es secada con sistema barbacuá y denominada agroecológica.
Una visita al taller de ventas resulta enriquecedora porque la cordialidad y la buena atención están a la orden del día, a los ojos del visitante se destaca el orden y la exposición de los diferentes productos. Es para remarcar la actitud emprendedora de Cirilo que desde el noble producto de nuestro mate ha sabido promover y mantener viva nuestra tradición.