Diego Barroetaveña y Daniel Petrone son los jueces que integran la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, que este martes emitió dos fallos de altísimo impacto político: por un lado, anuló el sobreseimiento de Cristina Kirchner en la causa por el memorándum con Irán; por el otro, revocó el sobreseimiento de la vicepresidenta y de su hijo, Máximo Kirchner, en el caso Hotesur y Los Sauces, en la que son investigados por lavado de dinero de la corrupción.
Ana María Figueroa, que integraba esa misma sala, fue dejada cesante por la Corte al cumplir 75 años y no conseguir un nuevo acuerdo del Senado, por lo que su voto no es parte de la sentencia.
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Barroetaveña y Petrone tienen en común su larga carreta judicial y su participación activa en la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional.
Barroetaveña tiene un doble rol, ya que además de ser juez de la Cámara de Casación es integrante del Consejo de la Magistratura en representación de la Lista Bordó de la Asociación de Magistrados. Allí tiene un alto perfil en las reuniones de comisión y en los plenarios.
Diego Barroetaveña
Barroetaveña hizo toda su carrera en el Poder Judicial. Primero, en la justicia de San Isidro, donde fue defensor oficial y luego juez de garantías. Como tal, tuvo a su cargo la causa por el asesinato de María Marta García Belsunce. En ese caso tuvo fuertes diferencias con el fiscal Diego Molina Pico. Barroetaveña no avanzó como pretendía el fiscal contra Carlos Carrascosa, el viudo de García Belsunce que estuvo preso y procesado como supuesto coautor del asesinato. Barroetaveña fue cuestionado por Molina Pico y acusado de haberse negado a cumplir un fallo de cámara que había ordenado la detención de Carrascosa.
Barroetaveña fue juez en San Isidro desde 1998 hasta 2005, cuando asumió como juez del Tribunal Oral en lo Criminal 21. En ese tribunal participó en el juicio por el crimen de Mariano Ferreyra. Fue uno de los jueces que condenó al sindicalista ferroviario José Pedraza a 15 años de prisión, como partícipe necesario del homicidio. Ferreyra fue asesinado cuando participaba de una protesta que intentó cortar las vías del tren Roca con trabajadores tercerizados de las cooperativas ferroviarias, que fueron atacados por una patota de la Unión Ferroviaria.
Después de su paso por el TOC 21 y antes de llegar a la Casación, Barroetaveña se desempeñó en un tribunal oral federal de San Martín, donde juzgó casos de lesa humanidad. Integra la Asociación de Magistrados, de la que fue tesorero, y es dirigente de la lista Bordó.
Daniel Petrone
Petrone siempre cultivó cultivó el bajo perfil y todavía se sorprende cuando en un restaurante lo reconocen. Tanto a nivel académico como en su función judicial se presentó en unos 20 concursos: en varias ternas quedó primero. Hijo de dos inmigrantes italianos -él comerciante y ella, ama de casa-, es el cuarto de seis hermanos.
Empezó la carrera de abogacía porque era lo que estudiaba uno de sus hermanos mayores, al que admiraba. Su carrera judicial comenzó en 1991 como meritorio en el juzgado de instrucción de Carlos Gerome. Es músico además y toca el saxo cuando sus expedientes lo permiten.
Juró como juez de Casación en 2018, junto a sus colegas Barroetaveña y Guillermo Yacobucci. Antes, fue juez de instrucción en el fuero penal económico, donde le tocó un caso de gran sensibilidad política: el de la valija de Antonini Wilson, en el que le dictó la falta de mérito al extitular del Órgano de Control de Concesiones Viales (Occovi), bautizado como “embajador paralelo en Venezuela”, Claudio Uberti. Petrone también se desempeñó como juez del Tribunal Oral Federal N°2 de San Martín.
De carrera judicial, integra desde hace 20 años la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional y dentro de esa agrupación fue uno de los fundadores de la lista Bordó, que suele ser crítica de las medidas adoptadas por el kirchnerismo en el ámbito institucional. También preside el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), de la Organización de Estados Americanos (OEA).
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En los inicios de su carrera, en paralelo a su trabajo en los tribunales, Petrone fue cinco años director de las investigaciones sobre cárceles y sistema penitenciario en Unidos por la Justicia, un think tank que orientó el empresario Francisco de Narváez cuando se involucró en política en 2009.
En la Cámara de Casación, Petrone suele fallar en sintonía con su colega Barroetaveña, aunque mantiene sus matices. En diciembre del año pasado, los dos votaron por convalidar las declaraciones de los arrepentidos en la causa de los cuadernos de las coimas.