El Indec volvió a desatar discusiones políticas como no ocurría desde los tiempos de la intervención de Guillermo Moreno, cuando se manipulaban a gusto las mediciones de la economía. La decisión del Gobierno de postergar el anuncio del índice de inflación de abril para después de las elecciones provinciales del próximo domingo 14 tiene beneficiarios claros, con nombre y apellido: cinco gobernadores del oficialismo que buscan ese fin de semana seguir en el poder.
El dato debía difundirse el viernes 12, durante la veda electoral que regirá en Tucumán, Salta, San Juan, La Pampa y Tierra del Fuego. Pero, sorpresivamente, se reprogramó para el lunes 15 y, según fuentes del Ministerio de Economía, que conduce Sergio Massa, se hace para que esa información sensible no interfiriera en las votaciones.
Los gobernadores estaban en guardia por lo que prevén será un número alarmante, después del 7,7% de marzo que tuvo un enorme impacto político, sobre todo en la ambición presidencial de Massa. Desde hace días circulaban en la Casa Rosada versiones sobre la preocupación que llegaba por este tema desde las provincias en las que se vota en mayo. Para el Gobierno, el domingo 14 es una parada estratégica para su plan electoral 2023: aspira a encadenar cinco triunfos en una noche y que eso cambie la perspectiva negativa sobre la salud electoral del peronismo.
Uno de los jefes provinciales que busca la reelección el domingo 14 es el salteño Gustavo Sáenz, aliado directo de Massa (de quien fue candidato a vicepresidente en 2015). Es el gran favorito al triunfo en esta provincia con poco más de 1 millón de ciudadanos habilitados para votar. Tejió una telaraña de acuerdos que tiene tres frentes de partidos unidos en la Alianza Gustavo Gobernador. Un sector del peronismo se quedó con la marca Frente de Todos, aunque no tiene apoyo nacional: encabeza la fórmula el exvicegobernador Walter Wayar. Juntos por el Cambio presenta como binomio a los diputados nacionales Miguel Nanni (UCR) y Virgina Cornejo (del Pro), a quienes apoyó en un reciente viaje a la provincia Patricia Bullrich. Otros ocho candidatos se anotan en la pelea.
Muy cerca de allí, en Tucumán el exjefe de Gabinete Juan Manzur busca otro triunfo provincial, ahora para ser vicegobernador de Osvaldo Jaldo. Es decir, se invierte el orden de la fórmula que hoy gobierna la provincia. Los candidatos del peronismo usarán intensivamente el polémico sistema de “acoples” que rige en Tucumán: 61 listas distintas los acompañan. La oposición tuvo dificultades para ordenar su oferta. Finalmente impuso el binomio Roberto Sánchez (diputado nacional de la UCR)-Germán Alfaro (actual intendente de la capital, de origen peronista). Horacio Rodríguez Larreta viaja en estas horas a la provincia a sumar apoyo nacional a sus candidatos. En Juntos por el Cambio mantienen una luz de esperanza de dar la sorpresa ante el peronismo, que no pierde una elección provincial desde 1999.
San Juan también tiene unos comicios calientes. Después de que se eliminaran las PASO como método de selección de candidatos, el gobierno peronista impuso un nuevo sistema que se estrena el domingo 14 bautizado pomposamente Sistema de Participación Abierta y Democrática (Sipad). No es otra cosa que una reformulación de la ley de lemas: es decir, que cada partido puede presentar varios candidatos y los votos entre ellos se suman para determinar qué fuerza es la ganadora. Y el más votado entre los aspirantes de ese partido se queda con la gobernación.
Sergio Uñac -que se presenta a una segunda reelección cuestionada jurídicamente- tiene el desafío interno de su antecesor, el veterano José Luis Gioja. El Frente de Todos parte como favorito, pero en la interna peronista Gioja da pelea con un discurso de corte kirchnerista y asimila al gobernador al fracaso de las políticas económicas de Alberto Fernández. ¿Podía haber complicado a Uñac la difusión de un dato malo de inflación dos días antes de votar? Es una de las preguntas que sobrevuelan entre analistas de la política sanjuanina. Juntos por el Cambio busca dar el batacazo con cuatro fórmulas encabezadas por Marcelo Orrego, Eduardo Cáceres, Marcelo Arancibia y Sergio Vallejos. Quien más apoyos nacionales consigue entre ellos es Orrego, a quien impulsan Larreta, Bullrich y Miguel Ángel Pichetto, entre otros. Los libertarios de Javier Milei -que se involucró en la campaña- compiten con tres fórmulas lideradas por Yolanda Agüero, Agustín Ramírez y Paola Miers.
Otro gobernador peronista que busca la reelección es Sergio Ziliotto, en La Pampa. Este peronista clásico que supo mostrarse muy cercano a Alberto Fernández curiosamente acaba de firmar acuerdos con partidos de izquierda que cuestionan en durísimos términos la gestión nacional. “La experiencia nos ha mostrado que no solo era sacar a Macri, porque vino Alberto Fernández y el parlamento ratificó el acuerdo con el FMI. Necesitamos una voluntad popular que vote para impedir que la provincia caiga en manos de estos reaccionarios”, sostuvieron en un comunicado el Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP) y el Partido Comunista Revolucionario (PCR) al sumar su apoyo al gobernador. A Juntos por el Cambio lo representa el radical Martín Berhongaray, que le ganó en febrero las PASO al representante del Pro Martín Maquieyra.
La provincia de Tierra del Fuego también define su futuro el domingo 14. Gustavo Melella, el gobernador del Frente de Todos, es favorito para la reelección. Se trata de un dirigente del partido Forja (radicales kirchneristas) que construyó una buena relación con el presidente Fernández, a quien siempre se lo consideró cercano. Juntos por el Cambio no logró un acuerdo para competir en unidad. Bajo esa marca se presenta el senador radical Pablo Daniel Blanco. El Pro anotó candidato propio: Héctor Stefani. Y Republicanos Unidos (el sello de Ricardo López Murphy a nivel nacional) está representado por Andrea Almirón. El Frente de Izquierda presenta a Lucía Zulma Fernández.
En las cinco provincias la campaña terminará el jueves 11. Y los gobernadores aliados al Gobierno se evitarán la temida reacción adversa que podía causar en la opinión pública la difusión del dato de la inflación, una de las grandes causas de la sangría de popularidad que le impide a los líderes del Frente de Todos definir sus candidaturas a nivel nacional.