“Amortigua todos los golpes. Nunca saca la cara. Es como un boxeador”. Esa era una de las definiciones que Miguel Lifschitz, el fallecido exgobernador socialista, usaba para trazar el perfil de Maximiliano Pullaro, de 49 años, que fue ministro de Seguridad durante toda su gestión, y hoy es precandidato a gobernador y el principal rival de Carolina Losada, en una interna cargada de tensión por la paridad que advierten las encuestas entre los dos postulantes. Esa condición que Lifschitz destacaba de Pullaro era vital para amortiguar los golpes a su gestión en medio de la crisis endémica de seguridad, con el narcotráfico como motor de una violencia desmedida.
Quizá por esa caracterización que Lifshchitz hacía de su ministro de Seguridad es que Pullaro se sacó años después fotos mientras practicaba su derecha contra una bolsa de box. Este dirigente oriundo de Hughes, un pueblo del sur santafesino que tiene unos 8000 habitantes, de origen radical, empezó a ganar repercusión en 2012 con un tema que después iba a marcar su carrera política y que comenzaba a preocupar en la provincia, como era el narcotráfico. El 19 de diciembre de ese año denunció al narco Carlos Ascaíni, que operaba en el sur provincial, luego de recibir un mensaje en su perfil de Facebook, que decía: “Maxi Pull, voy a ser tu grano en el culo el resto de tu vida”. El entonces diputado había denunciado las actividades clandestinas de Ascaíni, que operaba con la supuesta protección del entonces jefe de la policía Hugo Tognoli, detenido por una investigación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Pullaro en ese momento defendió el accionar del entonces subjefe de Drogas Alejandro Druetta, quien detuvo a Ascaíni en un operativo cuyo peritaje arrojó un dato llamativo: la cocaína incautada era azúcar impalpable.
Ese policía le iba a traer problemas al exministro de Seguridad luego de que fuera detenido y condenado en 2021 a diez años de prisión por narcotráfico. Pullaro se defendió, cuando lo relacionaban con Druetta, con el argumento de que durante su gestión se condenó por primera vez en la historia a la banda de Los Monos y durante su mando la policía detuvo a Esteban Alvarado, el rival del clan Cantero, y a la mayoría de los grupos criminales más peligrosos, como los Funes y Ungaro. El actual precandidato a gobernador declaró en el juicio contra Alvarado que el jefe narco había tramado atentar contra él y secuestrar a uno de sus hijos. La historia de Druetta, un narcopolicía condenado, fue el punto débil que encontró Losada para lanzar duras críticas y advertir que había que trazar una línea con el pasado.
Pullaro transitó gran parte de su carrera política en el Frente Progresista, la alianza que conformaban en Santa Fe el radicalismo y el Partido Socialista, y que gobernó entre 2007 y 2019. Fue diputado provincial y después ministro. Y cuando se conformó el llamado “frente de frentes” hizo un trabajo fino en el interior provincial con la estructura indeleble que posee la UCR.
En 2021 compitió en la interna con Losada, su actual contendiente, y en la PASO quedó segundo lugar, dos puntos detrás de la exconductora de TV. Fiel a su estilo frontal, Pullaro no dudó en anotarse como candidato a gobernador antes, incluso, de que se constituyera esta alianza extra large entre el Pro, radicales, socialistas y otra decena de partidos más chicos. Comenzó a recorrer el interior de la provincia sin descanso. “Yo no paro de caminar Santa Fe. Recorrí cada pueblo de la provincia”, apuntó hace unas semanas.
Desde un principio, el respaldo más fuerte que obtuvo a nivel nacional, fue el de Martín Lousteau, con quien compartió el lanzamiento de la línea interna Evolución en mayo de 2022. Pero también mantuvo buena relación con Patricia Bullrich, quien en la disputa interna está del lado de Losada. Pullaro está referenciado en la pelea nacional con Horacio Rodríguez Larreta, quien no tuvo una participación relevante en la campaña de Santa Fe por decisión del dirigente radical santafesino, que apuesta a diferenciarse de su rival y provincializar la elección.