La disparada de los dólares libres, que ya llevan siete ruedas ininterrumpidas de cierres al alza y $95 de suba en el caso del blue, genera mucho nerviosismo en el mercado por la aparente incapacidad del Gobierno para frenarla. El ministro de Economía, Sergio Massa, difundió esta tarde que utilizará “todas las herramientas del Estado” para ordenar la situación, aunque puso el foco de las causas en “rumores, versiones y falsos informes”. Los especialistas, por su parte, apuntan a otros motivos y se preguntan cómo podrían las autoridades frenar la corrida cambiaria, que tiene raíces estructurales y detonantes coyunturales.
La inflación galopante, que anotó un 7,7% en marzo y podría llegar a 8% en abril; la falta de reservas en el Banco Central y la liquidación de dólar agro por debajo de lo esperado; el atraso del tipo de cambio oficial; las expectativas de devaluación en el mediano plazo, las tasas de interés negativas y la dolarización preelectoral de carteras son algunas de las causas de la crecida abrupta, según indican los economistas Además, estuvo potenciada por la incertidumbre política y rumores, que terminaron con la salida de Antonio Aracre del Gobierno, primero, y con la decisión del Presidente de bajarse de la carrera electoral.
La delicada situación cambiaria se da, además, en un contexto de cepo y restricciones en el acceso a divisas. En los últimos meses, el Gobierno implementó una serie de medidas que fueron consideradas sistemáticamente como “parches” por los economistas. Los analistas lo definieron como el “Plan Llegar”, en referencia a lograr “aguantar” sin devaluar antes de llegar a las elecciones. Consideran que son cada vez menos las herramientas que dispone el Ministerio de Economía para cumplir el objetivo.
¿Suba de tasas?
Salvador Di Stefano opina que las causas de fondo no comenzarán a ser resueltas en este momento debido a que el Gobierno tendría que eliminar el déficit fiscal, las retenciones y el cepo, y considera que no está en condiciones de hacerlo. Sin embargo, cree que es posible que haya otro parche con una suba de tasas para generar mayor preferencia por el peso que por los dólares.
“Hoy, la tasa está a 6,75% mensual y la inflación, 7,7%. Lo que tiene que hacer el Gobierno es subir la tasa de interés a niveles más altos que la inflación y eso genera un desincentivo de [de ir hacia] los dólares y genera un incentivo por tener pesos, aunque sea transitoriamente. Y, en lo demás, tiene que tratar de conseguir dólares para fortalecer las reservas y tratar, en la medida de lo posibl y aunque sea tímido, de tener un plan de baja de gasto público. Si no achica el enorme déficit fiscal que tiene, todas las medidas parche que tome van a durar cada vez menos”, dijo a LA NACION.
Sin embargo, Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, pone en duda la efectividad que pueda tener una suba de tasas. “Ahora no es tan fácil ir por ese camino. Además, cuando sube la tasa de interés, el Banco Central tiene que emitir más por los intereses de las Leliq. Puede ayudar o terminar complicando más. No es fácil cortar con esto”, consideró.
Para el analista, los últimos días dieron la sensación de que el Gobierno no está delante de los hechos. Además, la “única herramienta que propusieron”, el dólar agro, no les dio resultado. Por ello, diagnosticó: “No es simplemente subir la tasa de interés, atrás está el tema de la devaluación, o sea la presión por la devaluación está y esto va más allá de un tema de especulación, de un golpe de mercado, hay un hecho concreto que es que el dólar oficial está atrasado y más aún cuando vos considerás un año como este en el que hay una sequía enorme”.
Más dólares
Daniel Artana pone el foco en la necesidad de divisas. “Una corrida cambiaria se frena con dólares. Dado el pobre resultado del dólar soja III hasta ahora, las escasas reservas del BCRA y que el Gobierno no tiene acceso a financiamiento privado voluntario por el elevado riesgo país, se depende de la buena voluntad de los organismos internacionales de crédito”, definió el economista de FIEL. El experto cree que la situación actual es una “mezcla de mala suerte (la sequía) y mala praxis”.
El acceso a divisas está limitado, actualmente. Son pocas las fuentes de ingreso con las que podría contar el Gobierno y es por eso que Massa pediría al FMI un el adelanto de fondos para junio. “Morigeraría un poco el problema, pero habrá que ver si también les permiten atrasar los pagos. Recordemos que los ingresos previstos de acá a fin de año son aproximadamente US$10.000 millones, pero hay que pagar de capital US$5400 entre junio y julio, US$3600 en septiembre y octubre, y otros US$900 en diciembre”, advirtió Artana.
El economista de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, cree que las circunstancias le exigirán al Gobierno recortar en emisión y en déficit público. Opina que deberá evitar caer en el gasto electoralista. Sin embargo, su aporte se centró en la relación con el FMI: “Va a tener que hacer un nuevo acuerdo en donde se pongan restricciones mucho más firmes a cambio de fondos frescos, tanto del despilfarro que vienen haciendo como también de la política monetaria y el cepo”, comentó.
Tiscornia opinó que hay “una fuerte presión para devaluar, lo que debería haber ocurrido antes”, debido al atraso del dólar oficial. “Si no la podés hacer, lo que tendrías que hacer es conseguir suficientes dólares para que alguien te banque hasta que la cosa se normalice”, agregó. El problema es que nadie quiere darle préstamos a la Argentina con un gobierno de salida, dijo. Sin embargo, Massa difundió hoy que trabajará en acuerdos “con multilaterales, exportadores con transformación de exportaciones a yuanes y el acuerdo de desembolso con el FMI para fortalecer las reservas que por el impacto de la sequía se vieron perjudicadas”.
Devaluación
“El dilema que enfrenta el Gobierno es conseguir dólares para seguir tirando o tener que devaluar. Lo que pasa es que devaluar en el vacío es complicado, porque te va a dar bastante inflación. Y la forma en todo caso de devaluar sin tener tanta inflación es implementar un ajuste fiscal, un plan mucho más ambicioso, pero parece muy difícil que un Gobierno como este, que está pocos meses de terminar, implemente una cosa por el estilo”, continuó Tiscornia, que cree que habrá medidas en las próximas horas.
Las expectativas devaluatorias se alimentan por el atraso del tipo de cambio, que continúa su avance mensual por debajo del ritmo de la inflación, y por la brecha con el dólar blue, que ya superó el 120%.
Más cepo y menos importaciones
Martín Tetaz, economista y actual diputado nacional por la Unión Cívica Radical, considera que la falta de oferta de dólares es “el peor problema” y que, ante la dificultad de engrosarla, buscarán frenar la demanda con más cepo, “dificultando más la salida de pesos del sistema, que mucho más no se puede”. Por otra parte, “una corrida motivada por una expectativa de devaluación se termina, justamente, devaluando”, en su opinión.
Varios especialistas apuntaron a la posibilidad de que el Gobierno restringa aún más las importaciones, como hizo el jueves pasado cuando modificó las pautas para el pago de servicios profesionales y de fletes, que patearía hasta fin de año los desembolsos vinculados a estos rubros por un total de cerca de US$2000 millones.
Un cambio en el Banco Central
“El Gobierno podría devaluar, podría endurecer, esas son las alternativas obvias. Y también podría ir a buscar recomponer confianza yendo a darle total independencia al Banco Central, que presente una convocatoria a un Banco Central totalmente nuevo, independiente; eso podría darle confianza a la economía”, agregó Tetaz.
En tanto, Alberto Fernández ratificó a Miguel Pesce, titular de la entidad, esta mañana, tras rumores de su salida producto de una reunión que mantuvieron ayer en la Casa Rosada, en medio de las tensiones en el mercado. Sin embargo, los cimbronazos, particularmente con Massa, fueron frecuentes desde que el tigrense asumió la conducción del Palacio de Hacienda.
Por su parte, el Gobierno sostuvo que recurrirá “a la Justicia Penal económica como vehículo de investigación y esclarecimiento de algunos comportamientos y a la Unidad de Información Financiera (UIF) y a la Comisión Nacional de Valores (CNV) para el análisis de operaciones vinculadas al lavado de dinero”, al poner el foco en los “rumores” supuestamente difundidos por algunas consultoras.