-Persona 1: “Paren de fumigarnos”.
-Persona 2: “Se dice pulverizar”.
-Persona 3: “Vamos a lo importante, ¿qué debemos hacer para hacer las cosas bien?”
Prohibir versus hacer las cosas bien, esa es la cuestión. Debemos entender que en el campo (en las ciudades también), en la naturaleza, en la tierra, en el universo todo está conectado, todos estamos conectados, debemos aceptarlo, entenderlo y actuar en consecuencia. Hacernos cargo, para poder seguir mejorando la producción, impactando menos en el ambiente, sin sufrir reducciones del 30% al 50% del rendimiento por no aprovechar las herramientas disponibles para controlar las adversidades bióticas (malezas, plagas y enfermedades).
Pensemos juntos en qué debemos contemplar en buenas prácticas de pulverización: tener el equipo habilitado y verificado/calibrado, los operarios capacitados y disponer, y utilizar, los equipos de protección personal. ¿Con esto ya estamos?, no.
“Nos entusiasmamos”: las lluvias abren la puerta a una revancha en la zona más castigada por la sequía
Las decisiones de pulverizar debemos tomarlas en base a información generada por monitoreo profesional que justifique la necesidad de aplicar un químico y cuál es el mejor producto y dosis para esta situación, por control, precio, especificidad e impacto ambiental, cuales son las condiciones adecuadas para aplicarlo (temperatura, humedad, viento, etc.), tener todo esto plasmado en la receta agronómica, y ajustar las pastillas, volumen, presión, tamaño y dispersión de gotas para lograr el objetivo deseado.
Ahora sí, ¿ya estamos?, ¡No! Debemos evaluar si logramos la calidad de pulverización deseada, llevar los envases triple lavados al centro de acopio transitorio para que vayan a un destino final adecuado y evaluar los controles realizados para ver si logramos el objetivo y seguir aprendiendo, iterando y mejorando.
Vienen llegando nuevas herramientas (¡algunas ya están!) como instalar estaciones meteorológicas en el pulverizador con sensores que alerten y vayan midiendo el funcionamiento del pulverizador y la calidad de aplicación, con alertas y trazabilidad en tiempo real y el guardado de los registros de trabajo, botalones más estables y livianos, cortes por sección, válvulas PWM (para regular dosis y calidad de aplicación), aplicaciones dirigidas y muchas más cosas que están por venir, para esto se precisan reglas claras, inversión, mucho trabajo y fracasos previos.
Trazabilidad
Hagamos hincapié en las tecnologías de trazabilidad y seguimiento en tiempo real, pensando en mejorar todo el sistema y enfocarnos sobre todo cerca de zonas críticas y periurbanas para, además de hacer las cosas bien, poder mostrarlo. Y en las tecnologías de aplicación dirigida, con las cuales estamos logrando un mejor manejo de malezas (por aplicar con el tamaño de maleza, producto y dosis adecuados, además de rotar más y mejor los modos de acción), ahorros del 70% en el costo y el impacto ambiental (medidos con el índice EIQ) en los barbechos donde usamos la tecnología y un 50% de ahorro de los herbicidas utilizados al año.
Además, vienen llegando tecnologías de aplicación dirigida con detección con cámaras ópticas e inteligencia artificial, las cuales nos van a permitir diferenciar de forma más precisa las malezas del cultivo. En la Argentina ya tenemos equipos trabajando a campo con estas tecnologías (Aplicación Dirigida SprAI), las cuales aún están en etapas tempranas de desarrollo, pero en mejor continua.
Cada una de las tecnologías (marcas), tienen diferentes características y es muy importante contemplar estas a la hora de equipar un pulverizador: si el sistema de detección es con sensores o cámaras ópticas, qué cámaras son, el software (IA), distancia de instalación entre estas, si tienen válvulas PWM por pico, distancia entre picos, margen con el que trabajan (cuanto antes y después de la maleza aplican cada vez que abren), con qué pastillas y altura de botalón recomiendan trabajar, si tienen sistema dual, la necesidad de mayor o menor calibración, el sistema post venta y el precio.
Los desafíos hoy son más de actitud que de aptitud (esta se puede incorporar fácilmente y está al alcance de un clic), entender la complejidad de los sistemas biológicos, a los cuales les estamos sumando una gran complejidad química, tecnológica y hasta virtual.
La simplificación nos trajo hasta un par de estaciones atrás, si queremos seguir hacia adelante es hora de asumir la complejidad con la que interactuamos todos los días, y convivir con ella con más trabajo, más cerebro agronómico, más comunicación y capacidad de adaptarnos lo mejor y lo más rápido posible.
Asumamos esta frase que se remonta al siglo I AC, pero a lo largo de la historia se ha utilizado en variadas situaciones, y recientemente en la historia del superhéroe Spiderman: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
El autor es asesor de Agroestudio Viento Sur SRL