Organizado por Weston Merril, del Departamento de Agricultura de Montana (Estados Unidos), hace pocos días regresamos de un recorrido por ese estado norteamericano. Participamos con mis hijos, Manuel Olarra (h) e Ignacio Olarra, y los productores ganaderos Mariano Castro e Ignacio Cabo.
A diferencia de recorridos anteriores, en los que prioritariamente buscábamos individuos o líneas de sangre para incorporar a nuestros rodeos Angus, en esta ocasión también quisimos enfocarnos en averiguar en qué están pensando o, más allá, en qué están trabajando los ganaderos de carne norteamericanos.
Para ubicarnos en el cuadro de situación, pensemos que en los últimos 45 años Estados Unidos redujo en algo más del 20% su rodeo de vacas, pero aumentó en casi un 50% su producción de carne por vientre/ año.
Sus padres no le podían pagar lo que quería estudiar, no se rindió y ahora está entre los mejores
Esto se logró ajustando todas las variables de producción: alimentación, sanidad, manejo y, fundamentalmente, la genética. La incorporación de los DEPs como elemento de selección objetiva produjo una verdadera revolución y los avances no tardaron en hacerse explosivos.
Rápidamente se obtuvieron mejoras en producción, fertilidad, calidad de carne, eficiencia de utilización del alimento, etc, lo que condujo hacia una mejora generalizada en la producción individual y global.
Hoy en día vemos cómo estos avances hacia la alta eficiencia individual, han marcado un camino certero hacia animales de bajo costo en la emisión de metano. En esa línea observamos que se está trabajando mucho hacia la longevidad de los vientres y en la precocidad al primer servicio. Cuanto más temprano se preña una vaquillona y vive más años, dando un ternero por año, mayor será su eficiencia y menor será su emisión de metano por kilo producido.
Los ganaderos de Montana, acostumbrados a seis meses de una acumulación de nieve importante, en la que prácticamente deben alimentar totalmente con reservas sus rodeos, hoy piensan que parte de ese alimento lo podrían obtener las propias vacas comiendo debajo de la nieve, si esta no es muy profunda. Para ello los vientres deberán caminar más y han puesto su enfoque en corrección de patas y pezuñas. Hoy, como pocas veces, se vuelve a conjugar fuertemente la selección por números con la funcional.
Los programas genéticos se han visto favorecidos en su precisión con la incorporación de la genómica. Esto ha provocado cierto retraimiento en la toma de datos fenotípicos (mediciones) y su incorporación a los programas, lo que preocupa para el futuro. Es sabido el carácter negativo de esta falencia y la importancia para estos programas de que los DEPs se vayan corrigiendo en el tiempo, con la incorporación de nuevos datos.
Es por lo que la American Angus Association está trabajando sobre algunos incentivos para que los criadores continúen con la toma de datos y mediciones, e incluso trabar la genómica para aquellos que no tomen y ni aporten datos. Esto favorecerá el éxito de estos programas oficiales y los seguirá diferenciando de los programas comerciales del mercado.
Sistema
Desde hace tiempo que el sistema de tipificación y las reglamentaciones sanitarias norteamericanas favorecen la posibilidad de que ganaderos particulares, grandes y pequeños, puedan tener su propia faena, troceo, venta y distribución de carne. Hemos recorrido varias de estas plantas, algunas recientes y otras con bastantes años, y nos ha llamado poderosamente la atención la posibilidad que tiene un productor de organizar rentablemente una faena que puede no superar los 35 novillos semanales. Es indudable que un cambio en el sistema de tipificación argentino y la incorporación del troceo de la media res abriría un amplio abanico de posibilidades comerciales a muchos de nuestros ganaderos.
También pudimos observar, con gran orgullo, el creciente interés por la genética argentina. Así como durante años tuvimos, y tenemos, una gran corriente importadora de genética Angus americana, hoy encontramos sangres argentinas en varios rodeos de allí y enorme interés por una incorporación aún mayor. Todo ello a pesar de las grandes dificultades sanitarias que se deben sortear para su introducción en EE.UU.
Nuestro país es un gran productor de carne. Seguramente de “la mejor carne del mundo”, pero hoy el mercado nos obliga a nuevos desafíos. Debemos generar el marco institucional adecuado para aumentar la cantidad de carne que producimos, aumentar la exportación y su posicionamiento en el mundo y abrir nuevas posibilidades comerciales a toda la cadena cárnica, incluido el productor. Dar información de lo que producimos mediante certificaciones, trazabilidad, impacto ambiental, etc. Continuar con una estricta selección funcional, enriquecida y complementada con serios datos objetivos sobre caracteres heredables.
Este será el camino, y no otro, para la recuperación del poderío en la producción y comercio mundial de carnes que supimos tener.
El autor es vicepresidente de Angus