El desarrollo económico de la Argentina está ligado a la ganadería. Primero las vaquerías, luego los saladeros, la producción de tasajo, el charque. A fines del siglo XIX, con la aparición de la técnica del frío y del buque francés “Le Frigorifique”, las primeras exportaciones de carnes a Europa. La exportación introdujo a la producción argentina dentro de los avatares del mercado mundial capitalista.
¿La ganadería está estancada? Si comparamos la evolución del stock en el país, en 1990, teníamos 52,8 millones de cabezas, contra 54,2 millones en 2023, un crecimiento del 3% en 23 años, 0,13% anual. Brasil en 1990 tenía un stock de 52 millones de cabezas, contra 224 millones en la actualidad, un crecimiento del 430% en 23 años, 18,6% anual.
Es cierto que las comparaciones fuera de contexto pueden confundir, no debemos dejar de nombrar que Brasil desde 1998 hasta el 2014 sumó a la ganadería 480.000 km2 de zonas deforestadas de la Amazonia que equivale a cinco veces del territorio de Portugal.
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Independientemente de la impresionante evolución del stock (que es opinable por el tema de la exagerada deforestación), Brasil tiene una producción de carne por hectárea superior a la de la Argentina: 60 kg/ha contra 40, debido entre otras causas a una mayor proporción de pasturas, altas tasas de fertilización, suplementación proteica generalizada, lo que permite el doble de carga animal por hectárea que en la Argentina.
En Brasil, sobre 513 diputados del Congreso, 347 son de extracción agroindustrial, más del 50% de los miembros de las cámaras. Con esta fuerza se logran leyes que ponen sobre la mesa los intereses del sector, que terminan siendo los intereses de Brasil. La Argentina tiene una representación mínima, 18 diputados sobre 257 (7%) y 3 senadores sobre 72 (4%). Sin embargo, el sector agroindustrial tiene un rol protagónico en la economía argentina. En la actualidad, explica el 16% del PIB, el 22% del empleo privado y el 67% de las exportaciones, siendo prácticamente el único sector oferente neto de divisas.
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La naturaleza humana
La creatividad es una de las capacidades más importantes que tiene todo ser humano porque le permite hacer contacto con una parte interior que le ayuda al desarrollo de la intuición, la imaginación, la iniciativa y la percepción, así como a la creación de nuevas ideas y generación de conocimiento y de riqueza.
La generación de riqueza es el resultado de las actividades productivas, del desarrollo de un valor agregado que aporta los recursos necesarios para una mejor calidad de vida, para el progreso de las personas, familias, sociedades y países.
Entender la naturaleza humana es fundamental, entender los motivos que llevan al ser humano a moverse detrás de un objetivo es clave. La generación de un ambiente, que fomente la potencialidad de cada ser humano, es clave para la generación de riqueza. Todo el proceso evolutivo de la humanidad se produjo por incentivos, desde el desarrollo del arco y la flecha para hacer la caza más eficiente; la invención de la rueda para facilitar el movimiento de objetos o las computadoras, todo absolutamente todo, tuvo a una persona o un grupo de personas motivadas detrás de un objetivo.
La ganadería es una actividad que necesita un tiempo prolongado para tener resultados económicos: desde el servicio a un vientre tres meses, nueve meses de gestación, siete meses del ternero al pie de la madre, 12 meses para tener un animal terminado para faena, dos años y medio en un proceso productivo.
Es por ello que el que apuesta a esta actividad independientemente de la pasión que genera debe tener certezas que no existen. Es sabido que uno de los pilares del crecimiento de una empresa es la reinversión de las utilidades: la Argentina subió su gasto público del 25 al 45% del PBI en pocos años, ese 20% de incremento, se le sacó en parte al sector privado, o sea que se le achica al sector su capacidad de inversión y de crecimiento.
Ley de causa y efecto conocida como ley de consecuencia
La ganadería y las demás actividades humanas son “esclavas” de la ley de causa y efecto, que funciona en todos los planos y trae a la realización todo lo que sembramos, tanto en pensamiento, palabra y acciones. Esto quiere decir que todo lo que hacemos pone en movimiento una causa y esta trae una consecuencia, positiva o negativa, que dependerá de la causa puesta en movimiento. No existe el azar, la buena suerte o la mala suerte, solo resultados.
Aún los actos aparentemente “insignificantes” generan consecuencias y la propia ley exigirá su pago, que no es otra cosa que el proceso de aprender a obrar bien. Las causas que generaron los efectos actuales en la ganadería argentina están a la vista: las asignaturas pendientes del Estado, son enormes y también lo son los de las empresas ganaderas de toda la cadena que deberá profundizar la adopción de tecnología.
A diferencia de las actividades agrícolas competitivas, la ganadería no refleja, en forma masiva, altos índices de adopción de tecnología, las que están acotadas a una porción menor del universo productivo. El desplazamiento de la ganadería hacia tierras de menor calidad también contribuye a mantener bajos los índices de productividad.
La ganadería argentina debe estar a la altura de un mundo que demanda alimentos más saludables trazables y confiables. Lo que exigirán todos los mercados no tiene marcha atrás; los gobiernos y los productores deberán estar a la altura sino estaremos afuera de muchos mercados en el futuro cercano
En pocos años el planeta estará con 10.000 millones de habitantes que necesitarán alimentos y energía. Es claro que, por su potencial productivo, el país tiene una nueva oportunidad. La lista de asignaturas pendientes es inmensa, comenzando por la educación, la salud publica, la infraestructura de rutas, puertos, ferrocarriles etc.
Es por ello que, como decía Tito Livio, historiador romano (59 A.C.-17 D.C.): “Hemos llegado a un punto en el que ya no podemos soportar ni nuestros vicios, ni los remedios que los curarían”. Si finalmente no soportaremos los remedios, será difícil encaminar a este maravilloso país, hacia el destino que se merece.
El autor es productor y consultor ganadero