ROMA.- La furia del Vesubio paró el reloj un día de otoño del año 79 d.C. en Pompeya y dejó a la antigua ciudad romana congelada en el tiempo para siempre. Buscando en las cenizas, los arqueólogos que trabajan en la nueva tanda de excavaciones, viajaron a la época previa a la erupción del volcán y descubrieron unas inscripciones electorales que prueban que las maniobras políticas en la antigüedad no eran muy diferentes a las actuales y el que probablemente fue el último ritual a los dioses antes de la devastación. Para la ciencia son un tesoro que ayuda a descifrar los detalles de la vida cotidiana en la Antigua Roma.
En el interior de una casa, hasta ahora excavada solo parcialmente, de la Vía di Nola, en la zona central de la antigua Pompeya, aparecieron varias inscripciones electorales, el equivalente antiguo de los carteles y los panfletos electorales actuales, en las paredes de la habitación que albergaba el larario, el altar doméstico de la casa.
Lo sorprendente fue encontrarlas dentro de la casa, ya que normalmente estas inscripciones se colocaban en las fachadas exteriores de los edificios, donde los ciudadanos podían leer los nombres y las bondades de los candidatos a las magistraturas de la ciudad.
Los arqueólogos explican la presencia de la propaganda electoral en el interior de la vivienda porque era común la práctica de organizar actos y cenas dentro de las casas de los candidatos y de sus amigos para promocionar la campaña electoral.
En este caso, los rótulos animan a votar a un tal Aulus Rustius Verus para el puesto de edil, en la antigua Roma una especie de concejal que se encargaba de las obras públicas. Este personaje aparece en otras inscripciones y es conocido en Pompeya por haber desempeñado en la década de los setenta del siglo I d.C., junto a Giulio Polibio, propietario de una espléndida casa en la avenida de la Abundancia, el cargo público más alto de la ciudad, el de duoviro, un grado al que se accedía después de haber sido edil, por lo que los arqueólogos deducen que las inscripciones recién descubiertas son antiguas y que Aulus Rustius Verus probablemente ganó aquellas elecciones.
Los duoviros eran magistrados de la antigua Roma, que se elegían en parejas para que pudieran controlarse y aconsejarse mutuamente y que debían supervisar a los cargos públicos, políticos y administrativos de la ciudad.
La casa pertenecía aparentemente a un partidario de Aulus Rustius, tal vez uno de sus libertos o un amigo, y contiene un detalle que no ha pasado desapercibido para los arqueólogos: una panadería con un gran horno, cerca del cual se encontraron hace unos meses los cuerpos de tres víctimas, dos mujeres y un niño, muertos a causa del derrumbe del ático durante la primera fase de erupción.
Para los expertos la presencia de la panadería revela que el clientelismo político, que, como en la actualidad, consistía en prometer favores a cambio de votos, estaba en la orden del día en la antigüedad.
Maria Chiara Scappaticcio, profesora de Latín en la Universidad Federico II de Nápoles y coautora del estudio de los nuevos hallazgos, explicó que los ediles y los panaderos “colaboraban hasta los límites de la legalidad” y que Aulus Rustius Verus “pudo darse cuenta muy pronto, cuando aún estaba en plena campaña electoral para convertirse en edil, de que sobre todo de pan vive el votante”.
El hallazgo de las iniciales del candidato, A.R.V., en una piedra de molino de piedra volcánica, apoyada en el vestíbulo de la casa, donde se estaban llevando a cabo obras de renovación en el momento de la erupción, apoya esta tesis. “Probablemente, Aulus Rustius Verus financió directamente la actividad de la panadería, tanto con fines económicos como políticos”, señaló Maria Chiara Scappaticcio.
Además, en el altar del gran Larario, decorado con dos serpientes de estuco, se encontraron los restos de una última ofrenda votiva, probablemente ocurrida poco antes de la erupción. Los científicos analizaron los vestigios y descubrieron que el ritual consistía en ofrecer higos y dátiles que se quemaban delante del altar. Para cerrar el rito, se colocaba un huevo entero directamente sobre el altar de mampostería del larario. A continuación, se cubría el altar con una teja. También se encontraron restos de ofrendas anteriores que, además incluían frutos de la vid, pescado y carne de mamífero.
El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, resaltó que cada nuevo hallazgo arqueológico se comparte prácticamente en tiempo real, a través de un diario electrónico que publican en la página web del parque, mientras continúa la fase de excavaciones.
“Que yo sepa, somos el primer yacimiento arqueológico del mundo que practica esta forma de transparencia científica: estamos convencidos de que, en esto, Pompeya será un modelo internacional de una nueva forma de accesibilidad a los datos gracias a las oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales. El futuro de la arqueología está aquí”, dijo.
Lorena Pacho
El País, SL