Si bien en la primera parte del año la economía se enfrió menos de lo esperado, la Argentina seguirá siendo el país con la peor performance de América Latina en 2023, de acuerdo con el informe de julio de LatinFocus Consensus Forecast, que reúne las proyecciones de más de 50 consultoras y bancos.
“Agobiado por los controles de divisas, la inflación altísima, la sequía y las apretadas condiciones financieras”, el país tendrá una caída del Producto Bruto Interno (PBI) del 2,5%, 0,1 puntos más que lo proyectado en junio.
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En tanto, respecto de la inflación, el trabajo sostiene que promediará notablemente más alta este año que en 2022 en medio de la depreciación del peso y el financiamiento monetario del déficit fiscal.
“Una depreciación del peso más rápida de lo esperado y la generosidad fiscal antes de las elecciones de octubre son riesgos clave”, agregaron.
En promedio, pronostican que, en 2023, ascenderá a 116%, cuando hace un mes hablaban de un 112,1%. Para 2024, hablan de 129,1% en promedio. Sin embargo, el ajuste más fuerte que se corrobora respecto del informe de junio tiene que ver con el tipo de cambio oficial. Mientras que hace un mes decían que iba a finalizar en $428, ahora lo ven en $452 y, en 2024, en $924, en su versión mayorista.
“Cuando comparás junio vs. julio, claramente son más los que ahora esperan un salto del tipo de cambio en diciembre y de ahí la expectativa de una inflación más alta. Creo que el consenso es que sea Sergio Massa, Patricia Bullrich u Horacio Rodríguez Larreta, independientemente del plan económico que tengan en mente, el punto de partida del nuevo gobierno es devaluar en diciembre”, opinó Milagros Suardi, economista de EcoGo.
Por el lado de la inflación, dijo que, si bien en junio y julio probablemente se vean registros por debajo del 8%, “muy fácilmente puede volver a ubicarse en esos niveles por una suba de la carne (que por ahora viene bastante planchada), tensiones en la brecha cambiaria de cara a los comicios o mayores controles sobre las importaciones”.
En igual sentido, Matías de Luca, de la consultora LCG, dijo que, si bien en los últimos dos meses desaceleró, “vamos a seguir teniendo una inflación alta porque un promedio del 6,5% o 7% mensual es un número parecido al que hubo después de que renunció el exministro [Martín] Guzmán y parecía que el país se prendía fuego”. Y agregó: “La proyección no cambió, sigue siendo la misma a nivel de los fundamentals macro. El faltante de divisas sigue estando. Estamos tratando de renegociar con el Fondo Monetario Internacional a ver si nos pueden incluso desembolsar más dinero. Entonces los faltantes, los límites siguen estando vigentes”.
Por su parte, María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, coincidió en que va a ser muy difícil que la inflación mensual se mantenga debajo del 7% “por todo lo que es la expansión monetaria, las subas de tarifas, los aumentos de precios y la delicada situación financiera que hay en la economía”.
Más allá de esto, dijo que corrigieron su proyección para el PBI porque el Gobierno revisó al alza los indicadores. De Luca también dijo que desde LCG revisaron sus estimaciones y pasaron de una caída de 3,7% a una de 2,8%.
“Nosotros lo hicimos porque vemos que se están financiando un montón de importaciones con el swap de China. Entonces, es mayor deuda financiera a costa de suavizar la caída de la actividad para no limitarle tanto los insumos importados a la industria. La caída en la actividad se moderó a costa de un mayor endeudamiento porque la sequía nos sacó muchos dólares”, cerró de Luca.