La artista francesa Françoise Gilot falleció a los 101 años de edad en un hospital de Manhattan, en la ciudad de Nueva York, donde vivía. La artista tenía cuadros en museos como el MoMA, el Met o el Pompidou, y algunos de ellos se llegó a subastar por un millón de euros, y la hicieron protagonizar varias muestras antológicas por las que han pasado decenas de miles de visitantes.
La pintora tuvo dos hijos con Pablo Picasso (Paloma y Claude), quien la retrató en varias obras (una de ellas se vendió el pasado abril por 9.4 millones de euros) aunque ella nunca aceptó el papel de musa sino que tuvo sus propias ambiciones artísticas e intelectuales.
Esa relación terminó en 1954 y sobre ese vínculo Gilot escribió el libro titulado “Vida con Picasso”, publicado en 1964, cuya publicación trató en vano de impedir el pintor. Gilot estuvo casada con el pintor Luc Simon y el investigador médico Jonas Salk.
Gilot conoció a Picasso en 1943 cuando ella tenía 21 años y el pintor español 61, sin embargo abandonó por su voluntad al malagueño y rehízo su vida sentimental y artística. Logró tener una notable carrera en Estados Unidos como pintora y escritora tras su separación.
En una reciente entrevista, Gilot había declarado: “A mi edad, a veces me canso de la vida, pero nunca me canso de la pintura”. “Nunca escuché a nadie decirle que no a Picasso. De hecho, a mí me llamaba ‘la mujer que dice no’, porque cuando tenía que decir no, lo decía”, afirmó una vez Gilot, que fue amiga, entre otros, de Malraux o Matisse.
“Soy la única mujer que dejó a Picasso, la única que no se sacrificó al monstruo sagrado -había declarado Françoise Gilot, con una sonrisa desenfadada y desafiante-. Soy la única que aún está viva para contarlo. Después de todo, mire lo que les ocurrió a las otras -continuó en aquel entonces, con sus cejas circunflejas enarcadas-. Tanto Marie–Thérèse como Jacqueline se suicidaron [la primera se ahorcó; la segunda se pegó un tiro], Olga se volvió histérica y casi loca. Dora Maar enloqueció”.
En el libro, Gilot dice que Picasso era con ella de una gran ternura, pero que también la sometía a ataques de una crueldad lacerante. “Cuando te conocí eras una Venus”, le dijo poco después del nacimiento de Paloma. “Ahora sos un Cristo, y para colmo un Cristo románico, porque estás tan huesuda que se te marcan las costillas”.
Una vez, en el punto álgido de una discusión, amenazó con quemarla. “Agarró el cigarrillo que estaba fumando, lo acercó a mi mejilla derecha y lo sostuvo ahí”, escribió Gilot en su libro. “Supongo que esperaba que me alejara, pero yo estaba decidida a no darle el gusto.”
Como pintora, no se adscribió al cubismo sino que desarrolló un estilo propio, más simbólico, menos anguloso y con mayor presencia de figuras orgánicas, cultivando el autorretrato, la naturaleza muerta o los paisajes, consignó el diario La Vanguardia. Practicó la abstracción, retomó luego la figuración y finalmente fundió ambas.
Con información de Télegram y EuropaPress