Gran dolor causó en la comunidad científica agrícola el fallecimiento, a los 76 años, de Hilda Buck, licenciada en Ciencias Biológicas, con orientación en Genética Vegetal, que trabajó décadas en investigaciones para mejorar las semillas de trigo y otros cultivos.
Nacida en 1946, era la menor de los cinco hijos de José Buck, perteneciente a una familia de agricultores en Alemania que, en 1925, a los 23 años, partió rumbo a la Argentina, alentado por la promoción que realizaba el gobierno nacional en Europa e impulsado por las escasas posibilidades que brindaba su país, devastado tras la Primera Guerra Mundial. Pasaron algunos años y Buck decidió independizarse y arrendó unas 300 hectáreas de campo en Defferrari (Necochea) para desarrollar su propio programa de mejoramiento de semillas.
Con el tiempo, su sumarían al proyecto sus hijos y, la niña Hilda se convertiría en una destacada mujer desarrollando todo su potencial en la compañía familiar Buck Semillas, que se encuentra sobre la ruta 86, en el partido bonaerense de Necochea. Allí, ocupó diferentes cargos tales como presidente y directora de la firma y, hasta el año pasado, estuvo participando de las actividades del criadero.
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Fue integrante de las comisiones directivas de la Asociación Argentina Productores de Trigo (Aapotrigo), de Argentrigo y de la Asociación Argentina de Protección de las Obtenciones Vegetales (Arpov). Además, formó parte de un grupo de auditores internacionales convocados en 2004 por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, para realizar una auditoría externa de la actividad de breeding de trigo. Según fuentes del sector, “durante esta auditoría, Buck sinceró la deuda de Argentina, que ascendía a varios miles de dólares, la cual no podría ser cobrada”.
En 2005 presidió la Comisión Organizadora de la Séptima Conferencia Internacional de Trigo, que se realizó en la ciudad bonaerense de Mar del Plata. En esta línea, presentó diferentes publicaciones y artículos de genética y mejoramiento de trigo en congresos realizados en la Argentina, Sudamérica y Europa.
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Su labor más importante estuvo del lado de los programas de mejoramiento de trigo de Buck Semillas, en el terreno de resistencia genética de trigo a royas. “Fue una bióloga que trabajó en royas de trigo y logró avances en mejoramiento sobre el problema”, contó Pablo Abbate, investigador de INTA Balcarce.
“Siempre de trato amable y muy activa. Según mi conocimiento, Hilda fue la mujer más destacada en el ámbito del trigo en la Argentina; sin embargo, nunca la vi presumir”, añadió.
Para David Hughes, de Argentrigo, Buck fue “realmente una gran persona, a quien se la va extrañar”.
“Una de las fundadoras y gran promotora del trigo. Fue a través de ella que en su momento logramos becar a unas investigadoras al Congreso Mundial de Trigo en Rusia en 2010, se pagó la inscripción y el traslado de dos investigadoras argentinas. Su presencia se notaba, toda una dama, con una actitud proactiva y con participación activa en la Comisión Directiva de Argentrigo”, recordó el dirigente.
Oscar Domingo, expresidente de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), quiso ser parte del homenaje y describió la importancia para la industria semillera argentina. “A nivel internacional le tenían un gran respeto. Era una persona muy agradable, muy dedicada a la actividad. Para quienes tuvimos el gusto de tratarla nos quedaremos con ese recuerdo. El agradecimiento de la industria a una personalidad como Buck que le ha brindado tanto esfuerzo para que la industria sea lo que es hoy. Un orgullo nacional”, rememoró.
Por su parte, el productor Santiago del Solar destacó su mirada conciliadora. “A Hilda la conocí en Aaprotrigo. Siempre con espíritu componedor en el trabajo de cadena y conocimiento de todas las partes involucradas. Amable, con conocimientos profundos en el cultivo de trigo y de cómo funcionaban los otros eslabones”, describió.
