La confirmación de Sergio Massa como precandidato a presidente por el oficialismo mejoró el humor del círculo rojo empresarial. “Ahora están todos los candidatos en el camino. ‘Wado’ [Eduardo de Pedro] era la banquina. Ahora están todos en el camino”, graficaba Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (BCBA), parado al lado de la mesa principal de salón Versailles del hotel Alvear, a la espera de que Javier Milei, precandidato de La Libertad Avanza, terminara de saludar para comenzar el evento del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp).
El diputado ingresó al salón junto con su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, y con su hermana, Karina Milei, luego de haberse reunido previamente en el primer piso del hotel con algunos de los empresarios. Entre ellos estaban Gabbi, Eduardo Eurnekian (Corporación América), Gustavo Weiss (Cámara Argentina de la Construcción), Nicolás Pino (Sociedad Rural Argentina), Mario Grinman, (Cámara Argentina de Comercio y Servicios) y Marcos Pereda, presidente del Cicyp.
Algunos de los referentes empresariales que se ausentaron fueron Daniel Funes de Rioja (Unión Industrial Argentina), Alejandro Bulgheroni, (Pan American Energy), Javier Bolzico (Asociación de Bancos de la Argentina) y Luis Betnaza (Techint).
Luego del almuerzo –un lomo de ternera con puré de cabutia, cardamomo y caramelo salado, bebidas sin alcohol y vinos del Fin del Mundo (la bodega de la familia Eurnekian)–, Milei subió al escenario a contestar preguntas y, de manera más distendida que cuando le tocó describir su programa antes de comer, logró generar algunas risas y aplausos. Sin embargo, una de esas risas alcanzó solo a la mesa central, cuando el economista explicó que una de sus formas de reducir el gasto es “reducir de cuajo la inversión en obra pública”. Automáticamente, todos se rieron apuntando a Weiss, el presidente de la cámara de la construcción, que luego de finalizado el evento explicó que eso “es impracticable”.
Pese a saber que no es el candidato preferido del círculo rojo, Milei se sintió como en su casa en el Cicyp, ya que el consejo fue impulsado por Eurnekian, y sus empresas –Aeropuertos Argentina 2000 y Compañía General de Combustibles (CGC)- son activas auspiciantes de los almuerzos. El diputado destacó su paso por Corporación América (la compañía madre), donde trabajó 15 años como economista jefe y asesor financiero de Eurnekian. “Tanto aprendí y tanto crecí ahí”, dijo. Uno de sus excompañeros lo escuchaba con una sonrisa, mientras recordaba cuando Milei llegaba a trabajar en su Peugeot descapotable, escuchando ópera con la música al máximo volumen.
Eurnekian también tuvo palabras de gentileza hacia el diputado. “Imagino que ahora se darán cuenta por qué somos un grupo exitoso: nos tiene sumando”, dijo el empresario, en referencia a un chiste matemático que contó el economista y que generó risas en el salón. “Nos dio una perspectiva de un futuro posible. Se puede hacer, pero hay que ser ordenado, programado, disciplinado y coherente. Espero que tengas realmente éxito, que puedas sentirte orgulloso de que un día has iniciado el cambio. Y te acompañaremos, obviamente. Pido que levantemos la copa para desearte lo mejor”, agregó Eurnekian, con una copa de champagne en alza.
Un programa “inviable”
Milei suele hacer énfasis que con su eventual gobierno le devolverá “la libertad al sector privado”, pero aun así el círculo rojo mira con desconfianza la posibilidad de que el candidato liberal pueda implementar sus propuestas, como la del “plan motosierra” para reducir el gasto fiscal o la eliminación del Banco Central para terminar con la inflación.
“Todo lo que dice es lógico, pero falta la implementación”, dijo un empresario en reserva. “A mí también me gustaría que me llame Angelina Jolie para cenar esta noche, pero es imposible”, opinó otro de los referentes empresariales.
Weiss, por ejemplo, explicó por qué consideraba que no era posible “reducir de cuajo” la inversión en obra pública. “En países que tienen 60 años de trayectoria, con mercado de capitales para financiarse y usan el esquema de participación público-privada (PPP), donde es capital privado a riesgo que ejecuta obra pública, solo financian de esa manera el 20% de la infraestructura. El 80% restante lo tiene que hacer el Estado porque son obras que no tienen repago, como los hospitales, escuelas, cárceles y rutas. Esto le pasa al mundo, no es un problema de la Argentina. Acá es mucho peor porque no hay mercado de capitales y el riesgo de poner mucho dinero es fabuloso. Cuando él dice que no hará más obra pública quisiera preguntar qué es lo que va a hacer porque es inviable no hacerlo”, dijo el empresario de la construcción.
Los hombres de negocios, sin embargo, valoran que haya propuestas centradas en el sector privado. Pereda, presidente del Cicyp, había destacado en el mensaje de bienvenida que observan “con esperanza que por primera vez existe hoy una sumatoria de fuerzas políticas mayoritarias que impulsan un programa de tono liberal”. También dijo que la mayoría de los argentinos “hoy está eligiendo la propiedad y la iniciativa privada, la libertad para emprender, la libertad para comerciar, el mérito, la igualdad de oportunidades, pero también los valores republicanos de nuestra Constitución Nacional”.
“Son esos mismos argentinos también los que están defraudados y hoy rechazan tanto la corrupción como el populismo. Ahora bien, todos sabemos que para implementar un programa de estas características, que genere las condiciones para restablecer la confianza y la esperanza de los perdidos, habrá que enfrentar y resolver los siguientes grandes conflictos. En primer lugar, aún subsiste una fuerza política que será opositora al camino de las transformaciones que son necesarias. El ejemplo reciente de esto es la realidad que se vive hoy en Jujuy“, agregó el también vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA).