Esta semana se conoció un nuevo sistema de dólar soja para incentivar a los productores a que vendan parte de la soja que tienen en su poder sin vender, estimada en seis millones de toneladas, y los casi cuatro millones de toneladas que todavía tienen entregadas a fijar.
Se trata de la cuarta versión del Programa de Incremento Importador que lanzó el Ministerio de Economía, la medida establece la posibilidad de liquidar divisas en base a la siguiente alquimia cambiaria: un 75% se podrá liquidar en el Mercado Único de Cambio ($350), más conocido como dólar oficial, y el 25% restante se considera de libre disponibilidad y podrá ser utilizando el dólar financiero ($710), quedaría un dólar mix teórico de $440.
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La reacción del mercado se pudo ver en los días posteriores al anuncio de la medida, la posición soja septiembre en el mercado Matba-Rofex cotizaba al cierre del miércoles pasado a US$/t440 contra US$/t425 que cotizaba el da anterior. Si multiplicamos el precio de la soja a US$440 por el dólar oficial de $350, nos da un equivalente de precio de la soja en pesos $/t 154.000.
La medida, que rige hasta el 30 de este mes, busca incentivar la venta de soja que los productores tienen en su poder para que los exportadores puedan liquidar divisas y ayudar a la recuperación de las reservas negativas del BCRA. La gran duda del mercado es si los productores van a reaccionar aumentando sus ventas o si van a mantener la actitud lógica de vender solo lo necesario para cubrir compromisos o comprar insumos para la nueva siembra de los cultivos de verano. Será muy difícil determinar si serán nuevas ventas adicionales o las que ya tenía en mente el productor. Por lo pronto, las lluvias de esta semana fueron oportunas y salvadoras para revertir el período de sequía que se prolongó hasta agosto.
Esta recuperación de la humedad de los suelos se considera que fue clave para movilizar la compra de insumos para enfrentar las siembras, incentivando las ventas tanto de soja como de maíz en el mercado disponible.
El Gobierno enfrenta varios problemas por delante. Necesita los dólares para enfrentar compromisos, liberar algo las importaciones y permitir la recuperación de las reservas del BCRA. Pero el sector agroindustrial aceitero también está en problemas, pues de no poder comprar soja física en el mercado disponible no podrá tener la materia prima suficiente para seguir adelante con su plan de molienda y no podrán cumplir compromisos de exportación. La situación fue planteada por Ciara-CEC en el Monitor Agroindustrial presentado esta semana, al señalar el riesgo de cierres de las líneas de producción. Se prevén problemas económicos, financieros y laborales de no corregirse el escenario.
La caída en la molienda de soja durante julio impactó negativamente en la capacidad de utilización de la industria, con una baja de este indicador del 51 % al 43%. En contraposición, aumentó el porcentaje de capacidad ociosa, subiendo del 49% al 57%.
La situación se puede agravar mucho más una vez vencido el plazo del 30 de septiembre, pues estaremos en el mes de las elecciones presidenciales, con incertidumbre política, económica y cambiaria al máximo. Y una sola consigna, ningún productor venderá sus granos hasta no saber el resultado de las elecciones del 22 de octubre, y ver cómo reaccionan los mercados.
El autor es presidente de Pablo Adreani & Asociados