Luis Almagro sobrevivió a una investigación en la OEA por una relación íntima y la Casa Blanca renovó su respaldo

WASHINGTON.- Con un respaldo sólido de la Casa Blanca, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, logró sobrevivir una investigación independiente que cuestionó su sentido común y “buen juicio” por mantener una relación amorosa con una funcionaria más joven del organismo, aunque sin violar las reglas referidas a aumentos salariales, viajes, conflictos de interés, y sin favorecerla a través de sus tareas de supervisión.

Las conclusiones sobre la conducta de Almagro, cuya gestión ha sido muy cuestionada por el gobierno de Alberto Fernández, quedaron impresas en un informe de 121 páginas que fue entregado este lunes a los Estados miembros de la OEA en Washington. La investigación externa se puso en marcha por orden del Consejo Permanente, en noviembre, luego de que la agencia de noticias AP revelara, en octubre pasado, que Almagro mantenía una larga relación con una funcionaria mexicana, Marian Vidaurri, 20 años más joven. Almagro nunca negó la relación, que duró cerca de tres años –”personalmente, quizá los mejores de mi vida”, dijo Almagro–, y ya había concluido al inicio de la investigación.

Aunque el código ético de la OEA no prohíbe relaciones íntimas entre los miembros del organismo, pero estipula que sus trabajadores “no deberían consentir que ninguna relación íntima con otro miembro del personal o colaborador interfiera en el ejercicio de sus funciones ni represente un obstáculo para otros en el puesto de trabajo”.

Juan González, principal asesor para América Latina del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, brindó un claro respaldo a Almagro al ser consultado por LA NACION durante una charla en Washington -EFE Dialogues, organizado por la agencia de noticias EFE-, sobre si la Casa Blanca confiaba en que el dirigente uruguayo podía continuar liderando la OEA.

“Tenemos una política de tolerancia cero con las violaciones éticas”, arrancó González. “El Departamento de Estado revisó el informe y concluyó que no hubo violación ética por lo que vamos a seguir trabajando con Almagro como secretario general de la OEA. No podemos darnos el lujo de no trabajar con la OEA, particularmente en este momento algunos de los principales desafíos son las conversaciones panamericanas”, concluyó.

Almagro ha tenido una gestión más que controvertida al frente de la OEA, signada por las divisiones regionales, su ofensiva y sus críticas a los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua, y su papel la crisis en Bolivia que terminó con la renuncia del entonces presidente Evo Morales (2019), ampliamente vista por varios gobiernos de la región, entre ellos, el de la Argentina, como un golpe de Estado, una postura que Almagro siempre rechazó.

Alberto Fernández había pedido el año pasado la renuncia de Almagro en la Cumbre de las Américas al afirmar que si la OEA quería ser respetada y volver a ser la plataforma de política regional, “debe ser reestructurada removiendo de inmediato a quienes la conducen”.

“Nosotros insistimos en que la gestión de Almagro es pésima y su accionar en el golpe de estado en Bolivia son motivos suficientes para que deje el cargo”, indicó a LA NACION una alta fuente oficial.

Antecedente de despido

Aunque la relación de Almagro era ampliamente conocida en Washington, la investigación puso en duda su continuidad al frente de la OEA sobre todo después del antecedente del despido de Mauricio Claver-Carone de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por su relación con su jefa de gabinete, Jessica Bedoya.

En esa ocasión, la Casa Blanca, que nunca comulgó con Claver-Carone, decidió soltarle la mano y aprobó su destitución. Claver-Carone había llegado a la presidencia del BID en una elección controvertida impulsado por el entonces presidente Donald Trump. Y si bien los casos guardaban similitudes, hubo diferencias sustanciales.

El BID prohíbe las relaciones amorosas entre sus empleados, Claver-Carone siempre negó la relación y se negó a cooperar plenamente con la investigación independiente que activó el Directorio Ejecutivo del BID, y además ese trabajo halló que le había aumentado el sueldo a Bedoya en dos ocasiones, hasta sumar más de 400.000 dólares al año.

Sin el respaldo de la Casa Blanca y el Tesoro, Claver-Carone fue despedido casi por unanimidad en una votación de la asamblea de gobernadores del BID. El Tesoro además lo acusó de crear “un clima de medio y represalias” en el BID, y dijo que su falta de cooperación plena con la investigación lo habían despojado de la confianza necesaria por parte del staff y los accionistas del banco para continuar al frente del organismo.

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