Más de dos meses y medio después de haber sido expulsado por el gobierno de Ecuador, que lo responsabilizó por la polémica huida de la exministra correísta María de los Ángeles Duarte de la sede diplomática argentina en Quito, Gabriel Fuks presentó su renuncia como embajador en ese país. No será, por cierto, castigado por el gobierno de Alberto Fernández, quien lo designó como nuevo subsecretario de Asuntos Latinoamericanos de la Cancillería.
“Todas mis actividades y decisiones estuvieron sujetas al derecho internacional público y, más expresamente, a los postulados de la Convención Interamericana sobre Asilo Diplomático y a diversos ítems de la Convención de Viena”, destacó Fuks en su carta de renuncia, con fecha 31 de mayo, aceptada por el Presidente y el canciller Santiago Cafiero, luego de menos de un año en esa función diplomática.
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La idea de dejar las “manos libres” a Fernández para que designe un nuevo embajador en un contexto que cambió -el presidente Guillermo Lasso llamó a nuevas elecciones y el canciller Juan Carlos Holguín, que lo responsabilizó por la huida de Duarte, ya no ocupa más ese cargo- sobrevuela la carta de renuncia.
“Motiva la presente mi intención de dejar instrumentalmente la capacidad y disponibilidad de los resortes necesarios para las decisiones que sean de su criterio tomar en temas específicos vinculados a nuestra política exterior”, afirma Fuks en otro tramo de su renuncia. Por si hacía falta, Fuks agradeció en su carta al Presidente por “el amplísimo respaldo recibido tanto por usted como por el Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero, durante todos y cada uno de los eventos acontecidos durante los hechos de público conocimiento del mes de marzo de 2023 y sucedáneos”. Fernández y Cafiero, de hecho, defendieron a capa y espada la versión de Fuks, quien negó desde el principio haber facilitado la huida de Duarte, que estuvo año y medio asilada en la sede de la embajada argentina, luego de recibir una condena de ocho años por hechos de corrupción, por parte de la Justicia ecuatoriana.
“Ella tomó la decisión de irse, estaba en libertad desde el primer día. No me informó [que se iba], porque imaginó que al informarme me involucraba de alguna manera, pero no tenía que informarme; siempre estuvo claro que eso era así”, dijo Fuks, quien incluso denunció malos tratos por parte de Holguín cuando la fuga conmovió al gobierno de Lasso.
Duarte, quien terminó finalmente en Venezuela, también negó haber recibido ayuda de Fuks y la diplomacia argentina, y apuntó al gobierno de Lasso. “Salir de Ecuador no es complicado para nada, no hay ningún control en la frontera, fue realmente muy sencillo”, dijo Duarte, ya en Caracas y luego de haberse presentado ante el embajador argentino en ese país, Oscar Laborde, por los trámites de ciudadanía de su hijo argentino, menor de edad, con quien se fugó de Ecuador de modo desconocido.
El expresidente ecuatoriano Rafael Correa, jefe político de Duarte, coincidió con la visión del Gobierno a su paso por Buenos Aires. “Los que tenían que custodiarla eran los del gobierno ecuatoriano, que no dio el salvoconducto, tenían un patrullero afuera pero son tan ineptos que María pudo salir. Para cubrir esa ineptitud lo que hicieron fue botar al embajador y dañar las relaciones con Argentina, una locura”, dijo el expresidente en una entrevista con LA NACION, a fines de marzo.
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Lasso y Holguín sospecharon siempre de la ayuda argentina a Duarte, a quien por cierto le negaron el asilo diplomático solicitado por el gobierno argentino. “Entregar un salvoconducto a esa persona no es legal. Colaborar en el escape de una persona prófuga de la justicia abona a la impunidad, un mal que afecta a la región, y que merece principal atención y respuesta de nuestros gobiernos. Combatir la corrupción nunca será ‘persecución política”, le escribió Lasso a Fernández en medio de las acusaciones cruzadas entre ambos gobiernos, que terminaron con Fuks en Buenos Aires y Xavier Monge, embajador ecuatoriano en Argentina, de nuevo en Quito.
Los nuevos tiempos en Ecuador, con Lasso debilitado, coincidieron con algún acercamiento entre ambos países. Fuks asumirá el cargo que hasta ahora ocupa Gustavo Martínez Pandiani, designado hace quince días como nuevo embajador en Suiza, en reemplazo del diplomático de carrera, Alberto D’Alotto, que llega a su jubilación.