En febrero, los salarios se acercaron a la inflación registrada ese mes (6,6%), pero aun así no lograron empatarla. La evolución demostró que los ingresos de los argentinos crecieron 6% en promedio respecto de enero, mientras que en la medición interanual lo hicieron 97,4%.
Si bien las cifras representan una leve mejora respecto del primer mes del año, cuando el desfasaje entre salarios y precios había superado el punto porcentual, están lejos de ser una buena noticia, ya que el periodo analizado fue, justamente, cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) superó el 100% interanual por primera vez en más de 30 años.
Los datos se desprenden del índice de salarios que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que precisó que el sector privado registrado tuvo una variación mensual del 6,9% y una interanual del 99,3%, mientras que el salario de los empleados públicos aumentaron 3,8% y 104,2% respectivamente.
En cuanto a los trabajadores del sector privado no registrado, el organismo estadístico oficial informó que sus ingresos se incrementaron 7,1% en febrero, es decir, medio punto porcentual por encima de la inflación. Sin embargo, en la medición interanual, el segmento más precarizado del mercado de trabajo continuó siendo el más rezagado, al ver incrementado sus ingresos solo 80,5% respecto de 2022.
En todos los casos, los números ratifican la pérdida del poder adquisitivo que no se revierte desde 2017 y, más aún, si se toma en cuenta que la inflación de marzo superó con creces no solo las proyecciones de las consultoras privadas, sino las del propio Gobierno, hasta marcar 7,7%.
Según la consultora LCG, “el nivel general de salarios registró en febrero una pérdida del 0,6% mensual real (y del 6,0% nominal), acumulando dos meses de caída”, al tiempo que, en términos anuales, “la caída resulta del 2,5% real, es decir, 0,9 puntos porcentuales menos respecto a enero, pero continuando la racha negativa desde hace 8 meses”. Precisaron: “Hacia el interior, tanto los trabajadores registrados como no registrados del sector privado exhibieron un crecimiento real del 0,3% y 0,4% mensual, respectivamente, en sus salarios. Los perjudicados en este caso fueron los trabajadores del sector público, con una pérdida del 2,7% mensual real”.
Por su parte, Nadin Argañaraz, titular del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), expresó: “En términos interanuales, la inflación fue del 102,5%. Si se considera la variación interanual real de los ingresos, se aprecia una suba en el caso del sector público (0,8%), caída del sector privado registrado (-1,6%), caída del sector privado no registrado (-10,9%) y suba del 2,2% en el haber jubilatorio mínimo, incluyendo bonos”.
El especialista agregó que “en el primer bimestre del año, los jubilados con la mínima tuvieron un aumento real del 3,1% de sus ingresos (con bonos)”, mientras que “los trabajadores del sector público registraron un incremento real del 1%”. En tanto, los privados registrados estuvieron 2,1% abajo del primer bimestre de 2022 y los trabajadores informales vieron mermar sus ingresos en un 12,2%.
En este sentido, Argañaraz afirmó: “Los meses posteriores al primer bimestre han registrado una suba de la tasa de inflación, siendo eso una presión importante sobre los ingresos nominales. La situación de los trabajadores informales sigue siendo la más crítica”.
Consultado acerca del impacto en este último segmento, Pablo Portela, del centro de estudios Atenea, expresó: “Los trabajadores no registrados muestran una leve recuperación en lo que va del año, pero con una pérdida importante en su salario real, en tanto configuran un segmento no cubierto por la negociación colectiva ni la protección al salario que otorga la ley”.
En ese sentido, el economista explicó que “este dato contrasta con la evolución del ingreso real que se observa en los sectores de menores ingresos, que si bien muestra una caída derivada del atraso de los salarios, se ve compensada parcialmente por ingresos de la seguridad y la asistencia social”.
Paritarias a la baja
Los economistas coinciden en que el panorama no asoma demasiado alentador para los próximos meses, considerando la creciente inflación y los efectos de la corrida cambiaria de las últimas semanas, cuyo traslado a precios podría verse reflejado en las mediciones oficiales de abril y mayo, ya de por sí poco optimistas respecto de las metas oficiales.
“Teniendo en cuenta que la aceleración de la inflación fue erosionando rápidamente los salarios en el segundo semestre de 2022, no somos optimistas de una recuperación en este 2023. Por un lado, esperamos que los actuales niveles de inflación actúen como un piso en el promedio del año (en torno al 125% anual), mientras que el Gobierno apuntaba a acordar paritarias en el orden del 60% anual, aunque difícilmente puedan concretarlo en esos valores”, aseguraron en LCG.
Y agregaron: “Muchas paritarias comienzan a darse a corto plazo con revisiones trimestrales, dando lugar a bajos aumentos con la condición de aplicar una eventual cláusula gatillo. Por otra parte, un poder adquisitivo erosionado podría estimular una mayor oferta de mano de obra para sumar ingresos al hogar, lo que conjugado con un menor nivel de actividad podrá presionar los números de desempleo, quitándole algo de capital de negociación a los trabajadores”.
“En un escenario en el que la inflación sigue aumentando mes a mes, los mecanismos de negociación colectiva siguen funcionando como amortiguador del salario real, aunque la dinámica lleva a una rediscusión más frecuente de sus términos, y por lo tanto, a rezagos temporales, que se observan en el caso del sector privado en una pérdida de 3% respecto de la inflación”, sumó Portela.