En las tres PASO presidenciales desarrolladas hasta el presente, en 2011, 2015 y 2019, siempre la fórmula más votada fue la peronista y también fue la que luego ganó las elecciones generales, aunque no necesariamente la que terminó gobernando. La afirmación exige un esfuerzo en la memoria y parece desafiar el sentido común, pero es rigurosamente cierta.
Se trata de solo uno de los puntos que destaca el informe de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral elaborado por Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional. Otros, son, por ejemplo, que la mayor participación se dio en 2011 (78,6%) y su contracara fue 2015, con el más alto ausentismo y voto en blanco. O que, en promedio, cuatro de cada diez frentes no superan el piso del 1,5%, pero este año podrían multiplicarse los “bochados”, porque se vienen las PASO con mayor cantidad de fórmulas presidenciales en el cuarto oscuro. Y otra singularidad: desde 2011 en adelante, la cantidad de votos que obtiene el gobierno de turno viene cayendo en picada.
Mejor ir por partes.
En todas las PASO presidenciales ganó el peronismo, que también ganó en todas las elecciones generales, pero no siempre llegó al gobierno.
En 2011, Cristina Kirchner y Amado Boudou, cosecharon el 50,2%, para luego imponerse en primer vuelta con el 54% sobre una diáspora opositora. En 2015, Daniel Scioli y Carlos Zannini sumaron el 38,6%, superando a Mauricio Macri, que apenas reunió el 24,5% (más otros cinco puntos de Ernesto Sanz y Elisa Carrió). Scioli se volvió a imponer el octubre, con el 37%, sobre el 34% de Macri, que recién dio vuelta la taba en el ballottage, cuando sin otras fuerzas en la disputa, reunió el 51,3% de los sufragios, contra el 48,6% del motonauta. Las cuentas se vuelven a simplificar en 2019, cuando Alberto Fernández y Cristina Kirchner fueron respaldados por el 47,8%, para luego superar el 48,2%, ocho puntos por encima de Macri.
Una elección envuelta en la penumbra
Existe otra forma de registrar estos antecedentes: “La única vez que la oposición se abrió a debatir su interna con varias opciones para el electorado, aun no habiendo ganado las PASO, finalmente se convirtió en gobierno (Cambiemos 2015)”, señala el informe.
Los oficialismos vienen en caída pronunciada, perdiendo caudal de votos a lo largo de las tres PASO presidenciales ya pasadas.
Así, del 50,24% conseguido por Cristina Kirchner-Amado Boudou en 2011, se pasó al 38,67% de Daniel Scioli-Carlos Zannini en 2015, para completar el retroceso con el 31,80% de la fórmula Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto durante 2019. Una tendencia que deberán romper este año Sergio Massa y Agustín Rossi, si pretender llegar con chances a las elecciones generales de octubre.
Es la primera vez que el oficialismo en una PASO Presidencial abre su frente a una competencia interna, con la disputa entre Massa y Rossi con Juan Grabois y Paula Abal Medina.
En las tres elecciones anteriores, el oficialismo siempre se presentó como única fórmula de su frente: Cristina Kirchner-Boudou en 2011, Scioli-Carlos Zannini en 2015 y Macri-Pichetto en 2019.
El informe de Bermolén recuerda que desde la creación por ley de las PASO, en 2009, su utilización ha sido resistida por algunos sectores especialmente ligados a los oficialismos de turno. “A punto que circularon pedidos y proyectos de ley para derogarlas -o suspender su aplicación- para los comicios nacionales de 2019 y 2023, durante los gobiernos de Mauricio Macri y del actual Presidente Alberto Fernández, intentos que no lograron efectivizarse”, señala.
También apunta que las elecciones de 2023 se dan “en medio de dudosas reformas electorales realizadas en muchas provincias, que han desdoblado su calendario electoral y que derogaron o suspendieron la aplicación de sus PASO locales, reestableciendo en varios casos la cuestionada ley de lemas, como San Juan, San Luis y Salta”.
El promedio histórico de participación en las PASO presidenciales es de 76,65%, una cifra severamente amenazada este año.
Desde su puesta en marcha, el récord de participación en las PASO presidenciales se dio con su estreno en 2011, con el 78,66% de concurrencia de los ciudadanos habilitados para votar. En sentido opuesto, las PASO presidenciales de 2015 registraron el porcentaje más bajo de asistencia con el 74,91%. Con un ligero repunte operaron las primarias presidenciales de 2019, con el 76,4% de presencia de votantes. Sin embargo, las elecciones realizadas hasta el momento en distintas provincias y municipios marcan una tendencia a la baja en esos porcentajes.
“Vale resaltar que las PASO son una rareza argentina, en tanto ningún otro país obliga a partidos y electores a concurrir a la selección de candidatos”, añade el informe, para recordar que sus defensores valoran las primarias porque otorgan previsibilidad, ordenan la oferta electoral y fomentan la participación ciudadana, mientras sus detractores advierten que vulneran la autonomía de los partidos, fragmentan y generan hastío en los votantes.
El promedio de voto en blanco para las PASO presidenciales se sitúa en el 4,32%, y el de voto nulos, en el 1,17%.
Las PASO de 2015 registró la menor participación ciudadana y al mismo tiempo exhibió el mayor porcentaje de votos en blanco (5,06%), que sumado a los votos nulos (1,06%) da un total de 6,12% de votos no afirmativos e inválidos. Lo que podría mostrar cierta vinculación entre la apatía electoral (desinterés por ir a votar) y la emisión de votos no afirmativos como modo de reclamo. Un fenómeno en alza también en las elecciones provinciales y municipales de este año, que podría conjugarse con una alta abstención este domingo.
Unas PASO que baten récords
Si la tendencia registrada en las provincias apunta a la baja de la participación y a un aumento de los votos en blanco y nulos, el número de candidatos anotados este año para competir bate todo los récords. “Serán las primarias presidenciales con más cantidad de frentes que se presentan en competencia (15), con mayor cantidad de listas por fórmula presidencial (27) y el mayor número de frentes que presentan en disputa más de una lista para la competencia interna (7)”, destaca el informe.
En las PASO de 2011 y 2019 solo se presentaron diez frentes a las primarias, pero todos con lista única en cada una de ellas. En las PASO de 2015 se presentaron más frentes (11) y fórmulas presidenciales (15).
Como solo superan las PASO las boletas que alcanzan el 1,5% de los votos, se da por descontado que este año se dará un récord de candidaturas “bochadas”. En 2011, con 10 fórmulas en disputa, el 30% de los que presentaron lista de candidatos a presidente y vice no alcanzaron el piso mínimo. En 2015, con 15 fórmulas presidenciales, los descartados llegaron al 45,45%. En 2019, otra vez con 10 candidaturas, el 40% no superó el corte.
Si se toman en cuenta las cuatro elecciones, entre 2011 y 2023 se presentaron un total de 62 fórmulas presidenciales. Pero sólo 26 compitieron en las PASO dentro de su propio frente en verdaderas internas. Es decir, que las 36 restantes fueron fórmulas únicas de cada frente.
El informa registra además cierta similitud entre las PASO de 2015 y las PASO de 2023: son las dos únicas donde -efectivamente- las grandes fuerzas políticas abren su competencia interna y ofrecen dos -o más- precandidatos a presidente y vicepresidente.
Las PASO de 2019 fueron las más polarizadas, ya que entre las dos fórmulas más votadas concentraron casi el 80% de los votos: el Frente de Todos sumó el 47,79% y Cambiemos el 31,8%. Por su parte, las PASO más competitivas fueron las del 2015, con apenas 2% de diferencia entre Scioli, que obtuvo el 38,67% y Cambiemos (Macri más Sanz y Carrió), con el 36,74%.
Este domingo, anticipa el informe, “se vislumbran unas PASO altamente competitivas, tal como las de 2015″. De todos modos, o por lo mismo, advierte que “existen temores de que este domingo se dé una baja participación ciudadana y haya ocurrencia de un alto porcentaje de votos en blancos y nulos, tal como en 2015″.
Representación femenina
A la hora de evaluar la participación por género, el informe señala que este año se volvió a alcanzar el 67% de participación femenina si se contabilizan las precandidatas a presidenta y vicepresidenta anotadas (26% + 41%, respectivamente), igualando la performance del 2015 (20% + 47%).
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“Con el valor agregado de que las precandidaturas a presidenta resultan mayores, jerarquizando la figura de la mujer en cuanto a roles. Dicho de otro modo, en paridad de porcentajes globales, hay más candidatas a presidentas en 2023 versus más candidatas a vicepresidentas en el 2015″, agrega.
Por último, si bien destaca que este año se “rompe con el decrecimiento de las candidaturas presidenciales femeninas operado desde 2011″, el trabajo advierte que nunca la participación femenina llegó al 50%, ni en las categorías de candidatas a presidenta ni en las de vicepresidenta.