SAN SALVADOR DE JUJUY (Enviado especial).- Es sabido: en política, los votos son poder. Uno de los números que más miró Gerardo Morales durante las últimas horas no fue la ventaja sobre sus rivales del PJ, sino la diferencia entre la categoría de gobernador y la de convencional constituyente, en la que él competía en estos comicios. El jefe de la UCR lideró la lista del Frente Cambio Jujuy junto a su delfín, Carlos Sadir, que fue electo ayer como su sucesor. Hubo un mínimo corte de boleta a favor del actual mandatario provincial y precandidato a presidente de Juntos por Cambio: Morales sacó el 49,73% y Sadir, 49,52%. Lo primero que hizo Sadir cuando se subió al escenario para festejar fue reconocer a su jefe: “En todos los lugares que estuve fue por Gerardo”.
Después de dos mandatos al frente de la provincia, Morales necesitaba ratificar su proyecto local para fortalecer su lugar en la discusión interna de Juntos por el Cambio por las listas. “Nosotros sacamos al peronismo y nos quedamos. No somos una transición”, se ufanaba, con tono socarrón, un armador de Morales, en una clara alusión a la derrota de Mauricio Macri en 2019.
Feliz domingo para todos, menos para Milei
Mientras referentes del conglomerado opositor e integrantes del “círculo rojo” comienzan presionar para unificar la oferta electoral del espacio ante la agudización de la crisis y el crecimiento de Javier Milei en las encuestas, el sector de la UCR que conduce Morales se alista para ir a una batalla interna en las PASO. Entienden que hay dos modelos en pugna en JxC y que se van conformando dos escuderías: un espacio de “centro” y “racional”, que impulsan Horacio Rodríguez Larreta y Morales, y el ala de Patricia Bullrich y Mauricio Macri, con planteos más “extremistas” y cercanos al ideario de Javier Milei.
En esa disputa de poder, avisan en la escudería de Morales, no habrá lugar para posiciones intermedias a la hora de alinearse para las PASO: “Elijan bando”, advierten. Es un mensaje dirigido a sus correligionarios, es decir, al denominado “Grupo Malbec” -o de los “vices”, como le dicen los seguidores de Morales-, que nació en la Fiesta de la Vendimia para apuntalar a Patricia Bullrich en un abierto desafío a Morales. Morales también apunta a los referentes de la UCR en Buenos Aires que responden a Maximiliano Abad. Sospechan que Macri promueve una fórmula única de Pro, con Bullrich a la cabeza, pero escoltada por Larreta, para correr al radicalismo a un segundo plano e imponer sus recetas liberales. Para Morales, no hay dudas: Patricia es Mauricio.
Ausente en la celebración en Jujuy, la extitular de Pro desistió de viajar cuando se enteró que Larreta ya se había anotado para ir. Morales le propuso asistir a los cierres de campaña del jueves pasado. Pero Bullrich prefirió permanecer en Buenos Aires y escribir un tuit para felicitarlo. “Nosotros no vamos a triunfos. No hay nada que festejar en un país con 50% de pobreza, inflación e inseguridad”, deslizaron cerca de la precandidata de Pro. Valdés llamó a Morales para felicitarlo. Le dijo que no viajó porque tenía compromisos de agenda.
“Vamos a una confrontación. No hay salida”, repetían en el búnker radical tras los festejos. La especulación que atravesaba a todas las mesas del hotel donde celebró su aplastante victoria estaba en quién podría ser el radical que acompañe a Bullrich en el binomio. Sospechan que, caídas las opciones de Alfredo Cornejo, Rodolfo Suarez, Rodrigo de Loredo o Carolina Losada y Valdés, los dirigentes de peso que orbitan lejos de Morales, la exministra no conseguirá un perfil taquillero. Olfatean que Facundo Manes se resiste dar el salto al grupo “halcón”. Y relojean a Ernesto Sanz.
Otro monotema en las tertulias radicales en Jujuy fue cómo abordar el fenómeno de Milei. “Tenemos que desenmascarar la hipocresía de este loco”; “¿y si la sociedad pide un giro a la derecha?”; “se va a desinflar, ¿quién le va a fiscalizar en el interior?”. A los popes radicales más conciliadores les preocupa la devaluación de la palabra “juntos”: “Si vamos a estar juntos después, ¿por qué no nos podemos mostrar unidos ahora para festejar la primera elección de JxC?”, se lamentan.
Presión a Larreta por Buenos Aires
Con ese telón de fondo, el sector de Morales y Lousteau se prepara para la negociación por las listas. El jefe de la UCR espera con ansias que Larreta ordene su estructura en la provincia de Buenos Aires. Es decir, que confirme que no compartirá la boleta de Diego Santilli -es el favorito en la categoría de gobernador, según los sondeos-, con Bullrich, quien aún no tiene un postulante competitivo en ese distrito. Dicho de otro modo: Morales y los suyos le piden que entierre la idea del plan “Y”, que promueven intendentes de Pro, territoriales de Juntos y que, incluso, el propio Santilli mira con entusiasmo. Para Santilli sería un escenario win-win: sumaría votos de Bullrich y de su jefe en su cruzada por derrotar a Axel Kicillof. Pero Larreta desconfía y, por ahora, no contempla esa chance.
Los radicales que desfilaron anoche por el Hotel Altos de la Viña, el búnker Morales, se fueron con la sensación de que el jefe porteño no avalará unificar el candidato a gobernador en la provincia.
Si Larreta se apropia de Santilli, la tropa de Morales cree que incrementará la presión sobre Abad para que defina si acompañará al jefe porteño o a Bullrich en la interna presidencial de JxC. Sospechan que la presión de los intendentes de la UCR para que acuerde con el tándem Santilli-Larreta lo obligará a negociar con Morales.
Consolidada su alianza táctica con Martín Lousteau, Morales considera que su sector administra la mayor cantidad de dirigentes con peso territorial. “Es un 80% del partido”, avisan. Por eso, Morales no contempla la idea de reeditar el esquema de Cambiemos en 2015, cuando el Pro, la UCR y la Coalición Cívica, la fuerza de Carrió, compitió con listas únicas en las categorías de senador y diputado nacional, como promueven Ernesto Sanz o Carrió para garantizar la cohesión interna del espacio.
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La discusión crucial para el futuro de la UCR se librará el 12 de junio en la Convención Nacional del partido en Parque Norte. Morales sabe que tiene un mes para reposicionarse tras su triunfo en Jujuy. Esta semana irá a Salta y Tucumán, antes de las elecciones del próximo domingo, pero su objetivo primordial es profundizar su campaña en el conurbano bonaerense, donde tiene un alto nivel de desconocimiento. También prometió estar en Córdoba para la presentación del frente electoral de JxC. Allí esperan reunir Bullrich, Larreta, Morales y Miguel Pichetto, entre otros presidenciables.
Morales celebra por estas horas que el oficialismo local haya superado por amplio margen al PJ y que haya obtenido 29 de los 48 convencionales que incidirán en el debate por la reforma de la carta magna provincial; y 15 de los 24 diputados que se ponían en juego. También se jacta de haberle ganado al PJ en municipios del interior dominadas por peronistas, como La Quiaca, Perico o Yuto.