El domingo pasado, como ya había hecho en otra ocasión, un mes antes de las elecciones primarias, Javier Milei visitó la tumba del rabino Menajem Mendel Schneerson, conocido como el Rebe de Lubavitch, en la zona de Queens, en Nueva York. “Me fui a hacer un viaje espiritual, no tuvo nada que ver con economía ni con negocios ni con política”, reveló en una entrevista con el periodista Eduardo Feinmann, por LN+, en un intento por desmentir las versiones que se habían tejido en torno de su viaje a los Estados Unidos.
Milei, como miles de judíos y peregrinos de todo el mundo, visitó el Ohel (donde se ubica la tumba) del Rebe, en búsqueda de orientación. No es el primer político latinoamericano que lo hace. De hecho, en el entorno del candidato de la Libertad Avanza (LLA) relatan que Luis Lacalle Herrera, el padre del actual presidente de Uruguay, había tenido ya un encuentro con el Rebe, entonces vivo, en 1989, en plena campaña presidencial, y el mismo ritual había seguido muchos años después su hijo, Luis Lacalle Pou, cuando buscaba ganar la elección. “Todos después fueron presidentes”, se ilusiona un seguidor de Milei.
El libertario, que ya hace un tiempo se ha transformado en un estudioso y seguidor de la religión judía, no sólo fue acompañado por su hermana en alguna de estas visitas espirituales. También invitó a algunos de los empresarios que lo apoyan, como Eduardo Bastitta, el fundador de +Colonia –proyecto que Milei se tomó el tiempo para visitar en Uruguay– y Plaza Logística, o Sebastián Braun, entre otros.
El líder de LLA pareciera tener un vínculo de confianza superior con muchos de estos empresarios que abiertamente se acercaron a él por su discurso dolarizador, que el que tiene con la mayoría de los candidatos que encabezan sus boletas, y que en los medios se han transformado en sus principales voceros. Los empresarios respaldan sobre todo el proyecto de dolarización ideado por el historiador y economista Emilio Ocampo, hoy otro de los referentes de Milei en materia económica.
Las contradicciones en las que muchas veces incurren sus portavoces mediáticos con respecto a los planes económicos de “El león” –sobre todo en lo que hace a la dolarización– suelen justificarse generalmente por la “libertad de acción” que les da el candidato presidencial, o simplemente por la falta de conocimiento de los detalles del plan, que en principio solo está en la cabeza de Milei. “Yo defiendo las ideas de la libertad, no necesito hablar con Javier todos los días”, explicó a esta cronista uno de sus voceros con mayor presencia mediática.
Para el círculo rojo, no obstante, son señales de improvisación por parte del candidato que hoy en las encuestas tiene más chances de acceder a la presidencia. Entre los banqueros, la eventual dolarización se ha transformado en un tema excluyente de cualquier encuentro. “Estamos todos desorientados, mesa en la que participo, mesa en la que se habla sobre la dolarización”, resumió un banquero a cargo de una de las principales entidades del país. “Hoy la vemos imposible si antes no se hace un recorte fiscal feroz o si no hay una licuación grande de activos, pero no sabemos a ciencia cierta qué piensa Milei”, apuntó, casi con resignación. Pese a que hay dos banqueros en las listas de LLA –Juan Nápoli y Diana Mondino–, en el sistema financiero muchos interpretan que ninguno de ellos tiene incidencia real sobre el pensamiento del candidato.
Lo mismo sucede con quienes han tenido contacto con la candidata a vice, Victoria Villarruel, que suele tener buena llegada a algunos de los bufetes de abogados más conocidos en el mundo corporativo. En algunos encuentros privados, Villarruel dejó trascender que LLA busca dos mujeres para ocupar las sillas vacantes en la Corte Suprema.
Pero al mismo tiempo mostró poco conocimiento en algunas cuestiones legales clave, que hoy estarían más en cabeza de dos de las figuras más polémicas que rodean a Milei: Santiago Viola y Mariano Cúneo Libarona. “Ella tiene una influencia limitada sobre Milei, al lado de Cúneo o Viola”, describió uno de sus interlocutores. “Angelici [por Daniel, operador judicial del macrismo] es un nene de pecho al lado de Viola”, se lamentó.
Con todo, los más optimistas dentro del círculo rojo creen que, ante una eventual victoria de Milei, Juntos por el Cambio (sobre todo, el PRO) aportará cuadros técnicos a los equipos de gobierno. Es una teoría que tanto Nápoli, candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires, como Darío Epstein, otro referente económico de Milei, abonaron en su encuentro con inversores en Wall Street. Y hay varios vasos comunicantes entre la LLA y Juntos por el Cambio, empezando por el referente en materia laboral, Miguel Ángel Ponte, que en su momento supo integrar el gabinete de Jorge Triaca durante la gestión macrista, pasando por Federico Sturzenegger, quien si bien acaba de presentarle un minucioso plan de desregulación del Estado a Patricia Bullrich, tiene desde siempre una relación de respeto con el libertario.
Además de su acercamiento con sindicalistas como Gerardo Martínez y Luis Barrionuevo, Milei encomendó a Guillermo Francos el diálogo con gobernadores y figuras claves del peronismo. En un intento por unificar el discurso, en los últimos días también se multiplicaron los encuentros multitudinarios entre los candidatos y referentes del espacio.
La Argentina se ha transformado en un experimento macroeconómico y político. El obsceno “plan platita” que puso en la calle Sergio Massa no bien consiguió el desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) no hace más que empeorar la herencia del gobierno que asuma a partir del 10 de diciembre.
Según los números finos que manejan en Economía, sólo la decisión de eximir de Ganancias a quienes ganen hasta 15 salarios mínimos (hoy equivalentes unos $ 1,7 millones por mes) le costará al fisco unos $155.000 millones por mes. Todavía nadie había hecho en Hacienda el cálculo fino sobre cuánto sacrificará el Estado con la eliminación del IVA para la compra de alimentos para monotributistas, jubilados y beneficiarios de planes. A nadie le importa en definitiva. Se descuenta que el Tesoro apelará una vez más a la maquinita del Banco Central (BCRA) para financiar el rojo. No debiera sorprender luego que, poco antes de la elección de octubre, cuando se dé a conocer el dato fiscal de septiembre, el dólar paralelo acuse recibo. No hay magia. Paradójicamente, en un momento en el que una importante parte de la población reclama el fin de la vieja política, el oficialismo probó que está dispuesto a apelar a todas las viejas prácticas proselitistas.
En los círculos diplomáticos no salen de su asombro. “La Argentina es un caos completo”, sentenció un ministro de una embajada con fuertes intereses en el país. No sólo el peso no tiene valor en la Argentina: la escasa credibilidad de la palabra empeñada por parte del gobierno de Alberto Fernández no deja de sorprender. El cortoplacista Massa no mide consecuencias, sólo tiene la certeza de que no necesitará sentarse con el FMI probablemente hasta después de un eventual balotaje. Se supone que los desembolsos que hizo el FMI en julio pagan las cuentas hasta noviembre. No hay forma de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) apruebe luego el desembolso comprometido para noviembre; la Argentina habrá vuelto a incumplir para entonces todas las nuevas metas acordadas tan sólo días antes de las PASO. Pero ese será un problema para el Gobierno que asuma en diciembre, no de la actual administración.
La economía, como el cuerpo de un viejo adicto, refleja de forma cada vez más evidente las consecuencias de los excesos de mala praxis. Pese a la aceleración de la inflación, en las empresas de consumo masivo se resignan a aceptar los controles de precios hasta la elección de octubre, pero se muestran cada vez más preocupadas por el parate de la demanda. Ya no hay forma de compensar con volumen los menores márgenes. Los supermercados están sobreestockeados y reducen sus órdenes de compra, y en los canales tradicionales –almacenes y autoservicios chinos– se siente el menor poder adquisitivo de los salarios. La inflación le lleva varias cabezas de ventaja al “plan platita” de Massa, no importa cuán desbocado sea.
Aunque no parece tan evidente en las encuestas, muchos empresarios todavía no pierden la esperanza de que Patricia Bullrich pueda colarse en el balotaje. Hay quienes pagaron hasta $20 millones la mesa para la cena de recaudación que la semana que viene está organizando su espacio en el Yacht de Puerto Madero. En una Argentina completamente descabellada, lo único que ofrece consuelo es la fe.