PARÍS.- ¿Acaso está amenazada la hegemonía del dólar, instrumento de la supremacía internacional de Estados Unidos? La multiplicación de acuerdos comerciales en monedas locales y el deseo de numerosos países del “sur global”, reunidos esta semana en Sudáfrica, de terminar con el billete verde así parecen indicarlo.
En junio pasado, en el marco de la cumbre para un nuevo pacto financiero mundial organizada en París, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se rebeló contra el orden económico internacional, criticando la predominancia del dólar estadounidense en los intercambios comerciales. Ayer, en el inicio de una nueva cumbre, insistió con esa idea y dijo que propondrá el uso de una moneda común entre los Brics, que “permitirá más comercio entre países como Brasil y Sudáfrica sin depender de la moneda de un tercer país”.
“Se está llevando a cabo un proceso equilibrado e irreversible de desdolarización de nuestros vínculos económicos, y se están realizando esfuerzos para desarrollar mecanismos eficientes de acuerdos mutuos, así como de control monetario y financiero”, dijo ayer desde Moscú el presidente ruso Vladimir Putin, ausente por ser blanco de un mandato de arresto internacional por crímenes de guerra en Ucrania
Desde hoy y hasta pasado mañana, el grupo de los Brics, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica están reunidos en Johannesburgo. Una cumbre que se realiza con la ausencia de Putin, pero en presencia de representantes de numerosas organizaciones internacionales y de unos 50 países, decenas de los cuales quieren adherir a ese grupo de cinco países que hoy representan el 40% de la población mundial, el 31,5% del PBI del planeta y el 18% del comercio internacional.
La agenda de la reunión contiene dos ideas mayores: el establecimiento de una alternativa que les permitiría liberarse de las transacciones en dólares y evitar las sanciones internacionales, y la ampliación de los Brics. Y si bien la incorporación de nuevos miembros tiene una enorme importancia para esta 15ª cumbre, las discusiones estarán sobre todo centradas en las cuestiones monetarias, pues los cinco países ambicionan revolucionar el orden económico mundial y rechazar la hegemonía del dólar.
¿Cómo? Prefiriendo emplear sus propias divisas para las transacciones comerciales con el extranjero (el yuan para China, la rupia para India o el rand en el caso de Sudáfrica). Una estrategia llamada “desdolarización”, que no tiene nada de nuevo.
“Desde los años 1970, los países petroleros de la península arábiga planeaban dejar de utilizar sistemáticamente el dólar para las exportaciones del petróleo”, señala el economista Philipe Dessertine. Desde entonces, la idea resurge de tanto en tanto. Por ejemplo en 2008, cuando la crisis financiera dejó a la luz los límites de un sistema económico basado en el dólar.
Pero si bien los Brics no inventan nada, van más lejos.
“Llevan su ambición a una nueva escala”, precisa Dessertine. Desde hace un año, los dirigentes de los cinco países han pasado a la ofensiva. En abril, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov —que representa a Putin en la cumbre—, profetizaba: “El abandono del dólar norteamericano es irreversible”. “¿Cómo es posible que el dólar intervenga en el comercio entre Kenia y Yibutí?”, preguntaba a su vez en junio el presidente keniano, William Ruto, ante el Parlamento.
Dudas
Es verdad, el dólar, hegemónico, también es una poderosa arma económica. Las sanciones que se ejercen contra Rusia desde que comenzó la guerra en Ucrania lo prueban. Pero, ¿acaso se trata de un proyecto realista?
EEntre febrero de 2022, justo antes de la invasión de ucrania, y febrero de 2023, la parte del dólar pasó de 86,8% a 84,3% en las transacciones internacionales, mientras que el yuan aumentó de 2% a 4,5%, según datos del servicio de mensajería interbancaria Swift.
Rusia vende hoy sus hidrocarburos a China en yuans. En enero conectó su sistema de mensajería interbancaria al de Irán, permitiendo a los bancos de ambos paÍses intercambiar dinero sin pasar por Swift. En la primera boreal, China, que también desarrolla un sistema que compite con Swift (el China International Payment System, CIPS), compró gas líquido a los Emiratos Árabes Unidos en yuans.
Pero, según los especialistas, es justamente ahí donde reside el problema.
“La idea de una moneda específica a los Brics es un acto esencialmente político de parte de China para afirmar su posición en el mundo, partiendo del principio de que esa nueva moneda estaría mayormente basada en el yuan chino”, analiza Iraj Abedian, director general de Pan-African Investment and Research Sevices.
Abedian señala, sin embargo, que China no reúne las condiciones técnicas necesarias para convertir al yuan en una moneda de reserva. Su sistema bancario y sus mercados financieros carecen de estabilidad, de reglamentación, de transparencia y de credibilidad a los ojos del planeta.
Para sortear ese obstáculo algunos proponen una moneda numérica única. Una solución muy rentable para Rusia, que reduciría los riesgos ligados a las sanciones, aumentaría el prestigio del rublo numérico y atraería aun más países hacia los BRICS, según Natalia Miltcjakova, analista principal en Freedom Finance Global (Kazajistán).
Otros expertos señalan la debilidad de los flujos bilaterales.
“Rusia venderá petróleo y gas a China y basta”, exagera Donald MacKay, director general de XA Global Trade Advisers, para quien “las eternas discusiones sobre una moneda de los BRICS son solo quimeras”. No obstante, es cierto que tres miembros del grupo (Rusia, Brasil y Sudáfrica) son exportadores de productos de base con un débil potencial para el comercio interbloque.
El 15 de agosto, en el Financial Times, Jim O’Neill, ex jefe economista de Goldman Sachs e inventor del acrónimo “BRIC” en 2001 —Sudáfrica se sumó al grupo en 2011—, juzgó “ridícula” la idea de una moneda común entre esos países.
“Desde que se reúnen, los Brics no han construido nada”, asegura.
Más clemente, Ruben Nizard, economista en Coface, recuerda que la creación de una moneda única —como el euro— exige una fuerte convergencia económica entre miembros.
“Los Brics son un grupo heterogéneo, cuyos intercambios bilaterales siguen siendo escasos”, explica. Y cuando existen, son relativamente desequilibrados”, precisa.
“India y Sudáfrica tienen déficits comerciales persistentes con los otros BRICS: sus reservas en una nueva moneda común se consumirían rápidamente”, analizan por su parte Mark Williams et Shilan Shah, de Capital Economics.
“Que el derrumbe del dólar no sea inminente, no quiere decir que no pueda suceder a largo plazo”, advierte por su parte Zongyuan Zoe Liu, autora de un estudio sobre la cuestión para el Council on Foreign Relations, citando el ejemplo de la libra esterlina, que dominó el sistema financiero mundial hasta las dos guerras mundiales y la caída del imperio británico.
Pero los responsables de su ocaso no serán seguramente los Brics. A su juicio, “el fin del dólar será más bien precipitada por un hecho endógeno. Como unas malas políticas económicas, que socaven la confianza del planeta en la divisa estadounidense”.