Hace varias semanas que Javier Milei y su entorno aceitan los engranajes para un eventual gobierno que los libertarios ven muy cerca. “Las encuestas llegan a un 50 o 60% de la opinión pública; sabemos que en el 40% restante también nos va muy bien”, se entusiasman cerca del candidato de La Libertad Avanza (LLA). Reuniones de equipos, análisis de medidas, encuentros con políticos, sindicalistas, empresarios y banqueros se suceden frenéticamente. A veces trascienden públicamente; otras veces suceden detrás de bambalinas y son pocos los interesados en difundir esos movimientos, que transcurren lejos de las ruidosas apariciones de Milei en los medios.
Emilio Ocampo, por ejemplo, el economista oficializado por el libertario como candidato a presidir el Banco Central, recorre la City por estos días predicando sus ideas. Son encuentros cerrados que discurren en paralelo a las declaraciones públicas, como las que hizo esta semana en un foro, en las que defendió la liquidación de la entidad monetaria. Los bancos están especialmente inquietos con esta cuestión, sobre la que Ocampo brinda algunos pormenores, no demasiados, a cambio de la más estricta confidencialidad. Suele estar acompañado por sus colaboradores más cercanos, entre ellos, Manuel Calderon, economista de la Universidad Di Tella y de la Universidad Nacional de la Plata, profesor de macroeconomía, finanzas descentralizadas y criptomonedas. Ocampo también se apoya en los consejos y el intercambio de ideas con sus amigos economistas Agustín Monteverde y Agustín Etchebarne, este último impulsor de la dolarización desde 2019 desde la Fundación Libertad y Progreso.
“Cada vez hay más gente entendiendo de qué se trata la dolarización y apoyando la idea. A medida que sube la inflación son más los que la ven como inevitable”, dice un banquero que participó de una de esas reuniones, aunque aclara que en su banco prestan oídos a las propuestas de todos los candidatos, cuyos referentes económicos también transitan los despachos del establishment. No todos coinciden.
Lo cierto es que en la batalla cultural para imponer sus ideas liberales, Milei logró dominar la agenda. Su proyecto de eliminación del Banco Central y dolarización de la economía y metáforas altisonantes como la de la motosierra para cortar el gasto público se cuelan hoy por todas partes.
La dolarización es el “producto” estrella en la góndola del candidato de LLA, pero también el más extremo y, por lo tanto, el que más dudas despierta. Se usaría en primer lugar para resolver el pasivo del Banco Central y se podría desembocar en ella en el día a día tras un proceso de libre competencia de monedas, en el que la población elegiría cuál prefiere. Incluso especies como granos, minerales o petróleo podrían ser utilizados legalmente como medios de pago.
El razonamiento detrás de la medida es que el país perdió toda credibilidad y solo queda ir por una opción irreversible. Los libertarios lo ilustran con una metáfora lúgubre: “Si hay un drogadicto en tu casa no podés tener droga guardada bajo llave en un mueble porque va a encontrar la forma de romper la cerradura; es lo que pasó con la convertibilidad. Cuando guardaron la maquinita de imprimir todo funcionó, pero luego la sacaron de nuevo”.
En LLA aseguran que toman nota de todas las dudas y temores que despiertan. “¿Qué le diría al círculo rojo? Que escuchen a Milei sin filtro, hablando con la gente que lo deja hablar y no lo interrumpe permanentemente; ahí van a ver que es claro, empático y que es mentira que no tiene equipos. El planteo es: mérito, igualdad ante la ley y fin de los privilegios. Escúchenlo a él, no a la traducción que hace Juntos por el Cambio de lo que él dice”, comentan en el bunker mileista.
Con todo, aclaran que no hay un único camino para realizar el proyecto. “Hay cinco equipos distintos analizando diferentes formas de dolarizar; la que plantea Ocampo es una de ellas”, dicen. ¿Cuáles son las otras cuatro? “Hoy no necesitamos decirlo. Mientras, vamos testeando con abogados y financistas, tanto acá como en Estados Unidos, para ver los pros y contras de cada opción”, agregan, al mismo tiempo que justifican el hermetismo. ”No queremos exponer a nadie porque serían atacados públicamente. Así funciona la política argentina”, lamentan. Ponen como ejemplo la solicitada de 170 economistas que se pronunciaron contra la dolarización. “Dicen que no va a funcionar y ni saben de qué se trata”, acotan.
Jugar al misterio, que tanto sirve en política, pone los nervios de punta al mundo económico. Por eso en los foros y debates empresarios que se multiplican en la previa de las elecciones, las propuestas y el léxico mileista están siempre bajo escrutinio, e incluso merecen comentarios de parte de economistas y medios internacionales, y hasta del FMI.
Es algo que se vio en una charla sobre dolarización que el economista Jorge Avila, referente intelectual del tema, dio en la Universidad del CEMA la semana pasada. Allí habló de las ventajas de esta medida: “no más corridas cambiarias, no más inflación, no más devaluación, no más cepos”, enumeró entre otras. Sin Banco Central, Avila propuso que el prestamista de última instancia de los bancos extranjeros sean las casas matrices de las entidades. Se dijo entonces que el mayor desafío ante ese escenario disruptivo lo tendrían los nacionales, como el Galicia o el Macro, y los bancos públicos, que se deberían adaptar de alguna manera. Pese a que hombres del CEMA están aportando ideas a la causa libertaria, Avila subrayó que no conocía los planes de Milei “porque no baja un mensaje claro”.
A su lado, Roque Fernández -asesor del candidato presidencial de LLA y promotor de la dolarización a fines de los 90- lo escuchaba en silencio. Alguien propuso preguntarle a él, pero intervinieron los anfitriones para no exponer al exministro de Economía de Carlos Menem al examen de un auditorio intrigado, que en el cóctel posterior dio un veredicto casi unánime: la dolarización es una buena idea, pero luce impracticable.
Las premisas libertarias también afloraron esta semana en la convención anual del Instituto de Gobernanza Empresarial y Pública. A Marcelo Scaglione, representante argentino en la OCDE (organización que nuclea a los países desarrollados), le preguntaron si es posible que un país sea miembro de esa institución si no tiene Banco Central. Su respuesta fue “no”, y agregó: “Algunos hablan de la motosierra. La mejor motosierra que hoy tenemos es la OCDE. Es una motosierra racional”.
Obra pública sí, Estado no
El andamiaje legal de la dolarización y de la reforma del Estado que pretenden Milei y su gente es uno de los temas pesados bajo análisis de los equipos libertarios, sobre todo luego del pronunciamiento en contra del presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, que planteó la inconstitucionalidad de un reemplazo del peso por la moneda norteamericana. En este aspecto clave, que podría tumbar la dolarización en los tribunales, uno de los hombres de consulta permanente es Juan Vicente Sola, jurista especializado en derecho público y regulación económica, que conoce a Ocampo por su actividad en Libertad y Progreso, pero que no se subió al barco de La Libertad Avanza. “En asuntos de política monetaria vayan siempre por ley; esto es competencia expresa del poder legislativo”, es el consejo, según fuentes que conocen a ambos.
Sola no opina, en cambio, de las cuestiones regulatorias -o, mejor dicho, desregulatorias- que se resolverían con el envío al Congreso de un súper paquete de leyes. ¿El tema está en manos de algunos de los principales estudios de abogados corporativos del país? Por ahora es solo un rumor que nadie confirma. En cambio, una fuente familiarizada con los proyectos, afirma: “Emilio tiene un equipo de 15 personas, economistas, contadores y abogados que están diseñando los detalles técnicos”.
En el círculo más próximo a Milei dicen haber detectado 385.000 regulaciones solo a nivel nacional, sin contar las que imponen las provincias y los municipios. “Así como está es inviable; hay que desregular, quitar impuestos, poner los incentivos correctos”, afirman.
Entre las cosas que cambiarían si Milei logra llegar al poder, una es la obra pública. El candidato ya dijo que se guiará por el modelo de participación público-privada que se aplica en Chile y que, se encargan de aclarar, “no tiene nada que ver con lo que hizo Dietrich [Guillermo, el exministro macrista] porque acá la plata nunca pasa por las manos del funcionario”.
Las fuentes libertarias dicen que en estos días están viniendo al país especialistas chilenos para asesorar en el armado del esquema. La idea es concentrar todos los presupuestos que hoy están dispersos -Ministerio de Transporte, de Obras Públicas, Vialidad, Secretaría de Energía- en un organismo único cuyo nombre tentativo sería “Concesiones” y se encargaría de elegir qué proyectos serán declarados de interés público. Cada una de las iniciativas que participen en las licitaciones deberán contar con financiamiento propio y un cálculo de ingresos a largo plazo que demuestre su sustentabilidad sin ayuda del Estado, que solo asistirá al privado en caso de un evento inesperado (como una pandemia). “El Estado va a garantizar que el ganador siempre pueda pagar su deuda, mientras que la infraestructura la pagará el que la usa; si es ruta habrá peaje, si es tren habrá tarifa”, explican. Prometen llevar este modelo “bien abajo”, incluso a la urbanización y a la vivienda. “Frentistas de un camino rural o vecinos de un barrio podrían financiar así su pavimento o sus cloacas”, ejemplifican. Si Milei logra calzarse la banda presidencial, la dolarización será una discusión más dentro de muchas otras.