“No todo es ganadería de carne”, dice Carlos Fuchs Facht, el administrador actual de La Barrancosa, una cabaña ubicada en la localidad de Lazzarino, provincia de Santa Fe. En el último tiempo, la empresa, que está en manos de la quinta generación de productores, se convirtió en la mayor fuente generadora de trabajo de la comunidad, con 120 empleos directos sobre una población de 460 habitantes. Además de seguir con la apuesta por el pueblo y otros lugares donde produce, comenzó un camino propio en Uruguay. “Empezar en Uruguay es mucho más fácil que en la Argentina”, señala.
“No puede ser una imposición del Estado”: Misiones sancionó una ley que prohíbe el uso del glifosato
La historia de La Barrancosa empezó en agosto de 1902, hace exactamente 120 años, con don Roberto Hohmann, “un visionario y hombre de negocios”, como lo califica el quinto administrador de su legado, que en 1898 se enamoró de la Argentina mientras hacía una pasantía y decidió invertir su herencia en el país. Cuando emigró de Fulda, Alemania, Roberto comenzó a materializar uno de sus sueños más anhelados: adquirió 15.000 hectáreas en la región pampeana, donde dicen que introdujo, junto a Pedro Luro, el ciervo colorado que trajo de su país, el Antílope de la India y la raza equina Ardenner.
La idea de negocio estaba planteada, precisamente en Lazzarino, donde ahora son una de las principales fuentes de trabajo de la zona. “Las empresas familiares emplean más gente que las multinacionales”, compara el empresario que está a cargo del grupo que ahora administra alrededor de 40.000 hectáreas en la región de la pampa húmeda y la Patagonia. Y tienen alrededor de 20.000 animales “minuciosamente seleccionados” por un experto genetista.
“Hoy tenemos también un área muy importante de lechería orgánica con unas 1400 vacas que producen 45.000 litros diarios, de los cuales 20.000 se procesan con la marca Lácteos Santa Fe y se venden a las cadenas gastronómicas de Buenos Aires”, describe. En ese lugar también se hace “agricultura sustentable” y cría de caballos de salto. Esta última actividad le abrió otros caminos a la estancia y le permitió crecer en la cría de caballos deportivos, que actualmente se exportan a Brasil, Ecuador y Bolivia.
También comenzaron a explotar esta veta en Estados Unidos; llevaron genética argentina. “La Barrancosa aparte fue proveedora de caballos de armas del Estado, que se usaban en el Ejército desde el año 1935. En 1948 y 1952 tuvimos un caballo en las Olimpiadas de Londres y Helsinki, en la disciplina de Salto. El caballo se llamaba Santa Fe. Por eso es que la fábrica de quesos se llama Santa Fe y el acopio de cereales también lleva ese nombre, por el caballo, que fue el mejor de la equitación argentina en esos tiempos”, recuerda.
Por decisión de los militares, Santa Fe fue enterrado en Campo de Mayo, ya que se lo consideró un emblema nacional. Con el tiempo y las inversiones en genética equina también surgió Ucase, otro caballo que se destacó en los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976, que también fue muy atesorado por la familia.
Fuchs Facht cuenta que en los últimos años la cabaña, que hace remates anuales, ha crecido mucho en ganadería y en venta de genética Aberdeen Angus Colorado. “Somos el rodeo más grande de la Argentina desde 1935. También somos fuertes en la agricultura, en producción de semilla de sorgo, y la soja producida va a otro eslabón productivo que es la extrusión del poroto, de donde sale el aceite y el expeller de soja que es destinada para los tambos propios y terminación de ganado”, explica.
Para el empresario, los desafíos más grandes que tiene el agro son las políticas de los gobiernos que les impiden trabajar bajo previsiones a largo plazo. “Nos restringe con las retenciones que nos sacan, que se podrían volcar nuevamente a la producción, al crecimiento en vientres, fuentes de trabajo, inversión de maquinaria e impulsar a las comunidades. De cada tres camiones que van al puerto uno se lo queda el Estado y es una lástima porque todo ese capital no es bien administrado, y nos priva a nosotros de crecer”, observa.
“Somos una empresa de más de 100 años y tenemos una gran responsabilidad, principalmente, con los empleados de las localidades donde operamos, porque empleamos a mucha gente”, expresa.
Aparte de los 120 empleos que generan en Lazzarino, también dan trabajo a otras 80 personas en otras localidades de Santa Fe, y generan 100 fuentes indirectas de trabajo. En el pueblo de Lazzarino ocupan más que los 30 empleos del municipio o el personal de una filial de una multinacional del agro instalada allí.
“Hay una responsabilidad importantísima hacia los empleados, la empresa y las localidades donde empleamos a la gente. Hemos tenido momentos malos, pero gracias a buscar nuevas aristas y formas de reinventarnos hemos conseguido salir adelante”, manifiesta.
El empresario también lamenta que las políticas del Gobierno afecten al sector agropecuario, siendo uno de los motores más importantes para la economía del país. “El desprecio que tienen hacia el sector desde el gobierno es absolutamente lamentable, porque quita toda posibilidad de crecer con la producción que tenemos. Eso es para mejorar y muchísimo. No es posible que el sector con mejores posibilidades para salir adelante esté en total disidencia con el gobierno”, amplía.
En este marco, La Barrancosa llevó 120 animales a Uruguay donde piensan extender el rodeo. “Empezar en Uruguay es mucho más fácil que en la Argentina, porque el gobierno está dando facilidades para todas las inversiones. Allá hay tasas subsidiadas, razonables, como en cualquier otro país. Acá casi que nos insultan por empezar un emprendimiento o nos critican por producir. Allá están ávidos de inversión, las reglas son claras y tienen muchas facilidades para la exportación. Los valores que reciben son genuinos y sin las retenciones que tenemos acá”, finaliza.
Esta nota se publicó originalmente el 19 de agosto de 2022