WASHINGTON.- El banco de inversión J.P. Morgan prevé que la inflación en la Argentina llegará al 190% anual en diciembre luego de que el alza del costo se mantenga en los dos dígitos mensuales durante lo que resta del año, tras la devaluación y la ausencia de un plan de estabilización que sirva de ancla para la economía.
El lapidario pronóstico aparece en línea con las proyecciones de los economistas privados en la Argentina, y anticipa un deterioro agudo para la economía durante los próximos meses, agravado por la incertidumbre que genera el desenlace de la elección presidencial.
“Después del ajuste discreto del tipo de cambio oficial posterior a las PASO, esperamos que la inflación sea de dos dígitos hasta fin de año”, indica el informe, escrito por Diego Pereira y Lucila Barbeito.
El análisis de los economistas pronostica que la suba del índice de precios al consumidor IPC llegará al 190% interanual en diciembre, y alerta que “los riesgos se inclinan al alza debido al muy incierto resultado de las elecciones y a la creciente inflación reprimida”.
El banco de Wall Street prevé que la inflación promedio hasta fin de año será del 12,8% mensual luego del mix de políticas que aplicó el ministro de Economía, Sergio Massa, tras cerrar el último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El informe fue difundido ayer por la tarde, antes del anuncio de la devolución del IVA para los productos de la canasta básica, el último intento del Gobierno por intentar emparchar el azote de los precios en los bolsillos de los consumidores.
Economistas y la oposición han denostado las últimas medidas de Massa, un nuevo “plan platita” con fines electorales, argumentan, que sólo empeorará los problemas de la economía.
El escenario base de J.P. Morgan supone una inflación mensual de dos dígitos hasta fin de año luego de que el Gobierno “optó por una corrección discreta única del 22% del tipo de cambio oficial luego de las elecciones primarias” porque, en comparación con episodios de devaluación previos, “la transmisión a los precios resultaría mucho más fuerte esta vez, y la mayor parte se produciría en los primeros dos meses posteriores a la devaluación, en medio de la falta de un programa de estabilización, una brecha cambiaria persistentemente amplia y la alta inercia inflacionaria”, alertó la entidad.
El banco señaló además que el impacto de la devaluación se evaporará, llevando a una devaluación aún mayor. “Y si bien el ajuste cambiario ayuda a erosionar parte de la apreciación acumulada del tipo de cambio real en el corto plazo, la aceleración de la inflación esperada situaría el tipo de cambio real en un nivel más apreciado para las elecciones de octubre en comparación con nuestro escenario base anterior. Eso, en su momento, aumentará el ajuste cambiario necesario”, señaló el banco.
“En este contexto, los acuerdos de congelamiento de precios recientemente anunciados tendrían un efecto de corta duración para contener las presiones inflacionarias. Por el contrario, la creciente inflación reprimida creada por el congelamiento de precios agregará presiones al alza a la inflación hacia fin de año. De hecho, suponiendo que no haya aumentos en las tarifas, los combustibles y los actuales acuerdos de congelamiento de precios hasta finales de octubre, la inflación reprimida alcanzará el 12% para entonces, según nuestras estimaciones”, indica el informe. Y agrega: “Todos estos factores alimentarían la inercia inflacionaria hasta fin de año.