El libro se presentará en los próximos días y promete generar polémica. Sobre todo, porque analiza la experiencia del Frente de Todos desde adentro y porque concluye que esa coalición fracasó. Cuando el autor se pregunta por qué, asegura que la vicepresidenta Cristina Kirchner se encargó de “dinamitar” el contrato electoral ante un contexto económico que presumía adverso. Es una diferencia clara -escribe- con lo que decidió hacer Juan Domingo Perón en 1952.
Un peronismo para el Siglo XXI. La batalla por un desarrollo que sintonice con el mundo actual y confronte el mito del ajuste eterno, es el título que el ex ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas eligió para su nuevo libro. Es probable, por su contenido, que vuelva a hacer enojar a la vicepresidenta como ocurrió con Los tres kirchnerismos.
No es el único ex que cerca del final del cuarto kirchnerismo y en medio de la crisis vuelve a escena. Por lo bajo, cerca de Martín Guzmán cuestionaron las ideas fuerza de Cristina Kirchner en su discurso de La Plata. Critican el nudo de su razonamiento, que versaba sobre la relación entre el FMI y la inflación. Para Guzmán, como para Kulfas, la culpa del derrotero oficial se halla en la interna promovida por la vice.
“Intentaremos interpretar las causas y consecuencias del fracaso político de una coalición de gobierno que no logró la necesaria cohesión en su funcionamiento”, comienza Kulfas al analizar el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner en la página 123, para luego mencionar la “herencia macrista” y arribar a la pandemia, en marzo de 2020.
Entonces, celebra las decisiones que se tomaron con la oposición en tiempos de aislamiento y encuentra allí los primeros chisporroteos con el cristinismo. “Desde sectores cercanos a CFK se cuestionó a Fernández su cercanía con Rodríguez Larreta, y se llegó a afirmar que la buena sintonía estaba haciendo subir la imagen del jefe de gobierno porteño”, cuenta. Eso llevó al Presidente a quitarle recursos a la ciudad. “Más allá de la justicia de dicho decreto, la hipótesis resultó incorrecta: el distanciamiento perjudicó al Presidente, pero no a Rodríguez Larreta, quien mantuvo una imagen positiva alta”, señala Kulfas, que no evita mencionar los “errores” del vacunatorio VIP y la fiesta de Olivos.
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— Matías Kulfas (@KulfasM) April 28, 2023
“¿Estaba Fernández destinado a disputar el liderazgo de CFK? ¿O sería, tal como desde otras fuerzas políticas señalaron, un mero ‘títere’ de CFK, como en su momento se dijera de Kirchner respecto de Duhalde?”, se pregunta Kulfas sobre el Presidente. “Los acontecimientos mostraron que no ocurrió ni una cosa ni la otra. Cuando Fernández logró ese notable crecimiento en la imagen positiva de su gobierno, en los primeros meses de la pandemia, sintió la imperiosa necesidad de realizar gestos hacia CFK y su sector político”, se responde y cita el caso Vicentín. Fernández se conformaba –escribe- con la idea de delinear “un peronismo a la uruguaya” sin disputarle a CFK el liderazgo.
Kulfas destaca que, al poco tiempo de arrancar el gobierno, comenzaron a aparecer cuestionamientos internos de referentes periféricos sin apoyo explícito de CFK y sin propuestas concretas. Eso cambió. Aparecieron luego “bloqueos” al Gobierno. “CFK no gobernó, pero tampoco dejó desplegar plenamente la acción de gobierno, o en todo caso opuso serios obstáculos que Fernández no quiso o no pudo contrarrestar”, señala Kulfas, que recuerda que la vicepresidenta que había pedido “volver mejores” y dar vuelta la página, retornaba a una narrativa autorreferencial en la que 2015 parecía ser “el momento de máxima felicidad popular (…) omitiendo que, en ese mundo feliz, muchos de los supuestos beneficiarios de aquel modelo votaron a Macri. La falta de mirada autocrítica volvía al centro de la escena”.
La principal crítica de Kulfas al kirchnerismo del que forma parte es “el desquiciado sistema de subsidios a la energía”. Para el economista, “tiene un enorme costo fiscal, es socialmente injusto, centralista, antifederal y prorrico”. Fueron las palabras también de Guzmán. Es, dice, un “sistema que debería avergonzar a cualquier militante o funcionario peronista”. Recuerda entonces a Federico Basualdo y la guerra por posponer la segmentación tarifaria, “consolidando uno de los problemas más serios en los que incurrió CFK [Cristina Kirchner] en sus mandatos”.
Luego se acordó, sin mencionarlos, de la afición de los militantes de La Cámpora por las cajas. “Fernández siguió aferrado al contrato electoral del Frente de Todos, mientras CFK se inclinó por dinamitarlo, y con ello, a las propias bases del gobierno del que ella misma formaba parte, y en el que los funcionarios que le respondían políticamente administraban nada menos que el 60% del presupuesto estatal”, escribe el ex ministro de Desarrollo Productivo.
“La crisis de la coalición peronista fue la de un experimento innovador que no funcionó”, sentencia el ex funcionario en su conclusión y agrega en tono muy crítico: “Fue, en definitiva, fruto de una disputa por la conducción del peronismo, en la que CFK procuró por todos los medios despegarse de la difícil situación económica por las que atravesó y atraviesa la Argentina, y del costo político de tomar medidas para enfrentar esa situación”.
“En un sentido opuesto al Perón de 1952, que enfrentó la crisis con iniciativas que tuvieron un impacto inicial negativo sobre los trabajadores, pero de manera frontal y explicando las causas, las consecuencias y el futuro curso de acción, CFK eligió comentar la situación con una sorpresiva lejanía y ajenidad, sin más propuesta que la de hacer referencia a lo hecho durante su propio gobierno, bajo circunstancias locales e internacionales completamente diferentes y omitiendo las numerosas falencias que su propia acción de gobierno había generado”, sentencia.
La mirada de otro ex
Gente muy cercana al ex ministro de Economía, Martín Guzmán, reaccionó con bronca cuando escuchó a Cristina Kirchner en La Plata. El economista, que en breve se lanzará su think tank Suramericana, nunca consideró que el acuerdo con el FMI fuera inflacionario, como mencionó la vicepresidenta. “Todo lo contrario, aunque el proceso de reducción de la inflación iba a ser gradual, lento”, dijeron cerca del ex ministro que renunció a fines del año pasado.
“El programa partía de que la inflación tenía tanto causas macroeconómicas como factores de comportamiento que le daban inercia al proceso. Se buscaba atacarla con un programa macro consistente con apoyo político, que permitiera anclar expectativas y e ir disminuyendo el componente de inercia”, completaron la idea.
Guzmán apuntaba a una reducción de déficit –con alza del gasto, aunque redefiniendo su peso en cada presupuesto- y una baja de la emisión monetaria, explican. Era un sendero gradualista, recordaron. La inflación bajaría lentamente. El crecimiento sería menor, pero eso acomodaría la tasa de crecimiento de importaciones, ya que la idea era además acumular reservas. “La idea no era ir subiendo la tasa nominal a partir de julio, sino ir bajándola. Para eso necesitábamos que las expectativas estuviesen ancladas”, comentaron cerca del ex ministro, donde recordaron lo que “nunca” se pudo doblegar fue la resistencia del Banco Central y las autoridades políticas para adaptar el régimen cambiario y evitar que las empresas amortizaran vencimientos de deuda en dólares comprando reservas al tipo de cambio oficial. Otro ministro que, como ahora Sergio Massa, tiene asuntos pendientes con Miguel Pesce.
Cerca de Guzmán dijeron, como escribe Kulfas, que la traba central fue política. “Sin apoyo político, las expectativas de reducción de inflación no eran creíbles”, contaron. “Si cuando vas al acuerdo [con el FMI] un jefe de bloque [Máximo Kirchner] te renuncia, todo el bloque mayoritario dentro del espacio nuestro te vota en contra, después te desestabilizan toda la política económica desde adentro”. A eso sumaron las presiones de Cristina por gastar más.
Como para Kulfas, cerca de Guzmán dicen que hubo un “ataque” y que el mismo llegó desde adentro. Su acuerdo con el FMI, cerraron, nunca “se aplicó”. El que está vigente ahora, dejan entrever, es el de Cristina Kirchner.