La Unión Europea organizó en la Argentina la primera edición de su Foro Empresarial UE Argentina, con un foco muy marcado en la economía circular, aquella que es tan eficiente como cuidadosa con el planeta.
Durante la jornada que transcurrió en el Alvear Icon de Puerto Madero, tomó protagonismo el programa financiado e impulsado por la Unión Europea llamado Low Carbon and Circular Economy Business Action (LCBA). En el marco de este programa, la UE lanzó una convocatoria pública “para incentivar la incorporación de tecnología verde europea en proyectos nacionales”. De esta manera, ayuda a internacionalizar a las pymes de la UE, apoyando la innovación y la sostenibilidad de las contrapartes en distintos países.
Esta iniciativa tiene como objetivo promover la descarbonización y la transición energética de las empresas argentinas, así como la mejora de la eficiencia y la competitividad de sus procesos. Si los proyectos son seleccionados, podrán tener acceso a estas ventajas: servicios individualizados de scouting tecnológico y acompañamiento hasta la firma del acuerdo para la aceleración de procesos; muestra de un extenso portfolio tecnológico con las mejores soluciones en materia de sostenibilidad y prácticas circulares; apoyo en la búsqueda de instrumentos de financiación o coaching financiero (el programa cuenta con un mapa de las principales líneas de financiación disponibles). Los proyectos seleccionados podrán acceder a un paquete de asistencia técnica gratuita; jurídica, económica, medioambiental o de otro tipo, en función de los requerimientos del proyecto.
El programa arrancó en 2020 en la Argentina, donde se comenzó a “diseminar la idea de presentar tecnologías europeas innovadoras que mitiguen los gases del efecto invernadero y promuevan la economía circular”, contó Alfredo Caprile, team leader de LCBA.
Durante el proceso de scouting de empresas que pudieran participar del proyecto, el team de la UE recorrió distintos sectores económicos de la Argentina: desde el yerbatero, al forestal, el lechero y el agrícola ganadero, entre otros. También trabajaron con cámaras. Así contactaron a más de 5000 empresas en la Argentina, mas unas 700 europeas interesadas en ofrecer tecnología a las empresas argentinas.
Varios de los contactos entre las empresas europeas y las argentinas llegaron a buen puerto. Por ejemplo, hubo un interesante proyecto de pulverización selectiva que interesó a una empresa argentina, que compró tecnología desarrollada en Austria para de esta manera mitigar el impacto ambiental.
“De las 5000 empresas nos quedamos con un grupo de 32 proyectos que estamos acelerando”, explicó Simón González, country manager de LCBA. “Si hay una empresa con un desafío que enfrentar y considera que la tecnología europea puede ayudarlo, se pueden contactar con el programa para que le indiquemos qué tecnologías hay disponibles”, explicó.
Las empresas fueron evaluados financiera, técnica y ambientalmente para analizar si eran elegibles para incorporarse al programa. Estos empresarios, que deben tener la intención de invertir por lo menos 200.000 euros en tecnología europea, Analizan, entonces, qué les conviene comprar para mejorar su negocio. El pedido de la UE es que participen la mayor cantidad de países miembros”, dijo González.
“El sector agrícola ganadero es el sector estrella. Con el automotriz venimos trabajando muy bien ya que estamos colaborando en el proceso de descarbonizacion que les exigen las casas matrices. El de energías renovables es muy importante y nos concentramos, además, en un nicho del mercado que es el biogás, donde hay muchas pymes europeas”, aclaró.
El rol del programa es detectar proyectos y reunir a las dos puntas: las empresas argentinas que necesitan tecnología que las ayude a que su proyecto sea sustentable, y las europeas que se abren al mercado argentino.
Financiamiento e importación
A pesar de que González dijo que el programa estará vigente hasta marzo de 2024, admitió, en diálogo con La Nacion, que “la limitación de crédito y financiamiento complica un poco nuestro trabajo, por lo que hay que apuntar a empresas que tengan una cierta espalda y puedan emplear recursos propios”.
Por otro lado, admite que “hoy es difícil importar porque no está habilitada la compra de divisas para comprar equipamiento. Hasta marzo se liberaba a cuentagotas, pero ahora es casi imposible. Hay empresas que compraron una maquina carísima, pero luego no pueden traer un repuesto”, asegura.
Casos de éxito
“Antes que nada, hay que aclarar que las tecnologías que se importan de Europa no están disponibles en el país, no estamos compitiendo con la industria argentina. Somos una especie de agencia matrimonial donde presentamos a dos candidatos y luego nacen los hijos, que son los proyectos compartidos”, dijo Caprile durante el foro.
Jorge Hilbert, CEO, Energy & Environmental Consulting Services (EEC) y moderador del panel de los casos hizo referencia a que “la UE es un motor que genera regulaciones que obligan a resto del mundo a sumarse y a mejorar a través del cumplimiento de normas ambientales. El proyecto LCBA tiene fuerza para detectar los partners”, aseguró.
Desde la generación de fertilizantes y biogás a partir de bosta y heces de gallina por parte de San Lino Agropecuaria S.A, hasta la producción de pellets de la empresa Carpal-Ipeco. que aprovecha los residuos de las madereras para hacer biocombustibles, los proyectos llaman la atención por el respeto a la economía circular, aquella en donde no hay desperdicios. Todo se transforma y se aprovecha. Un proyecto original y singular es el de Abdon Zavaleta, CEO & Founder, Eco Town. Se trata nada menos que de vajilla realizada con salvado de trigo. En un momento la empresa la importaba, pero a través del programa de la Unión Europea lograron comprar la maquinaria necesaria, con tecnología polaca, para poder fabricar en la Argentina y de aquí exportar a la región. El objetivo es reemplazar a los plásticos de un solo uso por material biodegradable.
La máquina que compraron a Polonia estuvo parada durante un mes y medio en la Aduana, pero finalmente fue liberada y está lista para usar. “La Argentina, como productora de trigo, era un mercado para aprovechar”, contó Zavaleta. “Encontramos en la empresa polaca, un producto muy bien terminado. El producto (la vajilla) dura unos 3 años, se puede calentar la comida, es apto freezer, y luego de su vida útil puede ser compostado. Es biodegradable entre 30 y 45 días a la intemperie”, asegura el CEO de Eco Town.
Fuera de los paneles hubo un espacio para que emprendedores relacionados con la economía circular pudieran mostrar sus productos. Había proyectos de compostaje, como el de Regenera, para que los marplatenses puedan reciclar residuos en otro lado y recibir su humus para sus plantas; una unidad del pequeño auto eléctrico llamado Sero Electric, que se carga con un tomacorriente doméstico, y, la renovación de los viejos molinos de campo para que generen energía, de la mano de Mantovani.
“El proyecto nace a partir de la problemática que hay en el campo, donde el acceso a la energía eléctrica es muy complejo y caro. Por eso adaptamos nuestro producto principal, que son los molinos de extracción de agua, y desarrollamos un molino que es puramente para la generación eléctrica”, cuenta Daniel Mantovani. El dispositivo genera 1500 vatios, que permite abastacer a una instalación rural y hasta un electrodoméstico, como una heladera o un televisor. También se puede complementar con paneles solares”, finalizó.