ROMA.- El papa Francisco, de 86 años, ingresó hoy a las 10.40 locales (05.40 de la Argentina) al hospital Gemelli, para una visita de control, informó la agencia ANSA. Poco tiempo después, cerca de las 11.20, se retiró del lugar y al mediodía ya se encontraba de regreso en la residencia de Santa Marta, su casa, en el Vaticano.
El líder de la Iglesia, que estuvo internado cuatro días en el mismo hospital a fin de marzo debido a una pulmonía grave, habría estado en el Centro de Medicina del Envejecimiento de este policlínico donde suelen atenderse los pontífices. Aunque según el diario La Repubblica, que aseguró que el control “ya estaba programado”, tuvo que ver con un examen de medicina nuclear necesario para dar información sobre órganos internos y tejidos.
En los últimos días Francisco apareció en relativo buen estado. Y los martes no suele tener audiencias es una especie de día libre.
La última vez que ingresó al Gemelli fue el 29 de marzo y fue una urgencia. Debió llegar hasta allí en ambulancia, luego de haberse sentido mal en la audiencia general de los miércoles. Entonces la repentina internación causó gran alarma en todo el mundo porque algunas versiones habían hablado de un malestar cardíaco, pero finalmente, según el mismo Papa contó a los periodistas, se trató de una pulmonía grave, que no pasó a mayores porque fue tomada a tiempo.
En una entrevista a Telemundo que concedió el 25 de mayo pasado, ante una pregunta por su repentina internación en Gemelli ese día, el Papa admitió que “fue una cosa inesperada” y reiteró que se trató de una “pulmonía aguda” que se agarró durante la audiencia.
“Pero la agarramos a tiempo, me dijeron; si hubiéramos esperado un poco más, hubiera sido más grave”, reconoció. “No, salí en cuatro días”, evocó luego al aludir al hecho de que fue dado de alta en tiempos breves y que, así, pese a esa internación, pudo presidir todas las ceremonias de la Semana Santa, ostentando una capacidad de recuperación impresionante.
Cuando el periodista de Telemundo, Julio Vaqueiro, le comentó que se lo veía muy bien, Francisco contestó con su habitual humor porteño. “Ya estoy en esa edad en que hay que decir: ‘qué bien se lo ve’. Es el piropo a los viejos”, comentó.
Al hablar sobre otro de los temas de salud que lo aqueja, su problema en la rodilla derecha (por el que a veces utiliza silla de ruedas), el Papa confesó que, si bien había mejorado su movilidad, a veces tenía momentos de mucho dolor. “(Estoy) mucho mejor. Ya puedo caminar. La rodilla se fue arreglando, antes no podía caminar. Ahora he vuelto a caminar. Hay días que son más dolorosos, como hoy. Pero es parte del desarrollo”, indicó.
