ROMA.- “Yo estoy con el pueblo ucraniano”, aseguró hoy el papa Francisco, en una audiencia privada que tuvo en el Vaticano con obispos ucranianos greco-católicos, que sirvió para aflojar tensiones y aclarar malentendidos.
En una “franca conversación” que duró dos horas, la jerarquía de la Iglesia greco-católica de Ucrania -que se encuentra reunida en Roma para su sínodo (asamblea)-, le transmitió “el dolor, sufrimiento y cierta desilusión” de muchos fieles ucranianos por comentarios suyos, según indicó un comunicado difundido por la Secretaría de la Iglesia greco-católica ucraniana.
En la reunión, que tuvo lugar en el estudio adyacente al Aula Pablo VI, el papa Francisco –que todos los domingos y miércoles pide por el “martirizado” pueblo ucraniano- tuvo la oportunidad de aclarar que sus dichos a jóvenes católicos rusos fueron malinterpretados, como ya había explicado en la conferencia de prensa que el lunes concedió en el vuelo que lo trajo de regreso de Mongolia, cuando destacó que se refería a la gran herencia cultural rusa y no a las ideas imperialistas utilizadas por Vladimir Putin. El Papa había elogiado ante jóvenes católicos rusos a la “gran madre Rusia” y a los zares Pedro y Catalina, provocando indignación en Kiev y obligando al Vaticano a apagar el incendio.
“En una conversación con el Santo Padre, le expresamos al Papa todo lo que nuestros fieles en Ucrania y en el resto del mundo nos pidieron de decirle a Su Santidad”, contó el arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk, jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana, que conoce bien a Jorge Bergoglio porque fue obispo en Buenos Aires.
Los obispos greco-católicos presentes eran 45, aunque los que tomaron las palabras fueron quince, dijeron a LA NACION fuentes informadas. Los prelados aprovecharon de la reunión no sólo para contarle en detalle el horror de la guerra sino, también, para decirle en forma directa al Papa que “ciertas declaraciones y gestos de la Santa Sede y de Su Santidad son dolorosos y difíciles para el pueblo ucraniano, que actualmente está sangrando en su lucha por su dignidad e independencia”. En este marco, le explicaron que los malentendidos que surgieron entre Ucrania y el Vaticano desde el comienzo de la invasión a gran escala –el 24 de febrero de 2022- “son usados por la propaganda rusa para justificar y respaldar la ideología asesina del ‘mundo ruso’, por lo cual, los fieles de nuestra Iglesia son sensibles a cada palabra de Su Santidad como voz universal de verdad y justicia”.
Al referirse a sus palabras a jóvenes católicos rusos, siempre según el comunicado de la Iglesia greco-católica ucraniana, el Papa recordó que al regresar de Mongolia explicó que “el verdadero dolor es cuando la herencia cultural de un pueblo se diluye y queda sujeta a la manipulación de un cierto poder estatal, el resultado es que la transforma en una ideología que destruye y mata”. “Es una gran tragedia cuando semejante ideología se mete en la Iglesia y reemplaza el Evangelio de Cristo”, agregó.
El Santo Padre también reconoció que “el hecho de que ustedes duden sobre de qué lado está el Papa era especialmente doloroso para el pueblo ucraniano”. “Yo quiero asegurarles mi solidaridad y mi oración constante. Yo estoy con el pueblo ucraniano”, aseguró Francisco, que al final les mostró el ícono de la Virgen que le regaló en Buenos Aires el arzobispo Shevchuk, ante el que reza todos los días por Ucrania.
Los obispos ucranianos le agradecieron a Francisco su respaldo a Ucrania a nivel internacional, sus acciones humanitarias, sus esfuerzos para liberar prisioneros de guerra y la misión de paz que está llevando adelante su enviado especial, el cardenal italiano, Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, cercano a la Comunidad de San Egidio. Zuppi estuvo en Kiev, en Moscú y en Washington y se espera que viaje a Pekín en octubre.
La versión del Vaticano
En un comunicado a periodistas, el Vaticano fue más diplomático. Prefirió obviar detalles de este encuentro evidentemente aclaratorio en el que el Papa “escuchó con atención las palabras que le dirigieron los obispos, manifestando en algunas breves intervenciones sus sentimientos de cercanía y participación en la tragedia que viven los ucranianos, con una dimensión de martirio de la que no se habla lo suficiente, sometidos a crueldad y criminalidad”.
El Papa “expresó su dolor por la sensación de impotencia que experimenta frente a la guerra, una cosa del diablo, que quiere destruir, aludiendo especialmente a los niños ucranianos con los que se reunió en audiencias”. “Te miran y han olvidado la sonrisa… Este es uno de los frutos de la guerra, quitarles la sonrisa a los chicos”, dijo.
“Para responder a la crueldad de la guerra surgió la necesidad de más oración, por la conversión y el fin del conflicto. Y, dando cabida a un pedido recibido durante el encuentro, el Papa manifestó su deseo de que, en el mes de octubre, especialmente en los santuarios, se dedique la oración del rosario a la paz en Ucrania”, hizo saber, finalmente, el Vaticano.