Juntos por el Cambio aún no logró cerrar la inclusión de José Luis Espert (Avanza Libertad), pero ya se apresta para discutir en la mesa nacional del conglomerado opositor un nuevo acuerdo electoral que podría generar ruidos en el espacio. Es que la decisión de Juan Schiaretti, precandidato a presidente, de hacer pública su idea de armar un “frente de frentes” con JxC para competir en las PASO presidenciales contra el kirchnerismo y el libertario Javier Milei no fue un globo de ensayo. El gobernador de Córdoba mantiene diálogos desde hace unas semanas con distintas terminales del larretismo y del radicalismo para allanar el camino de un eventual acuerdo electoral.
Schiaretti blanqueó su intención de sumarse a JxC para competir en una gran PASO opositora, similar al esquema que se conformó en la provincia de Santa Fe, durante la cumbre con las autoridades de la Unión Industrial Argentina (UIA), que conduce Daniel Funes de Rioja. El planteo del mandatario cordobés generó reacciones dispares en el conglomerado opositor. El larretismo no ocultó su entusiasmo con la chance de incorporar a Schiaretti, quien construye una “tercera vía” junto con Juan Manuel Urtubey. Ayer, el “gringo” sumó el respaldo del exministro de Economía Roberto Lavagna, quien aceptó a fines de 2019 que varios integrantes de su círculo político se sumaran al gobierno de Alberto Fernández.
“Tenemos que salir de la dinámica autodestructiva de la interna de Pro. Y de esto se sale ampliando: lo de Schiaretti nos entusiasma mucho”, advierte uno de los arquitectos del proyecto presidencial de Larreta. Es parte del promocionado acuerdo del 70% que anhela poner en marcha el jefe porteño si llega a la Casa Rosada. Por caso, Larreta aseguró hoy que la mesa nacional de JxC debería discutir la propuesta del gobernador de Córdoba.
“En JxC siempre ha habido actitud de amplitud. Creo que es una discusión para la mesa de Juntos por el Cambio. Pero mi apoyo acá es a Luis Juez y a Rodrigo De Loredo. Tenemos un equipazo en la provincia de Córdoba”, remarcó Larreta en diálogo con Cadena 3.
En la mesa de armadores del alcalde admiten que hubo contactos con el “gringo” para explorar una alianza. Las conversaciones son incipientes, pero avanzaron durante las últimas horas. También incluyen al sector del radicalismo que responde a Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti. El jefe de la UCR, Gerardo Morales, aliado de Larreta y Lousteau en el ala moderada, está dispuesto a evaluar el caso. “Coincido con Horacio. Es un tema que habrá que debatir en la mesa nacional”, aseguró ante la consulta de LA NACION.
La eventual inclusión de Schiaretti a JxC obligaría a los armadores de la fuerza a diseñar una estrategia para evitar que estalle la interna en Córdoba. Esa provincia elegirá al sucesor de Schiaretti el 25 de junio, un día después del cierre de listas nacionales. “Estaría bueno traerlo, pero estamos viendo lo de Córdoba. No tenemos claro cómo hacerlo, pero lo estamos hablando”, aseguran fuentes del ala moderada de JxC. Sería complejo para Juez hacer campaña para derrotar a Martín Llaryora, delfín de Schiaretti, en los comicios si avanza la construcción del “frente de frentes” a nivel nacional.
Cerca de Larreta aseguran que sumar a Schiaretti permitiría ampliar la base de sustentación de JxC y fortalecer la pata peronista de la fuerza. ¿Especulan que discurso del “gringo” le dará mayor musculatura al eje que apuesta por una construcción de centro frente a la consolidación del tándem Bullrich-Macri? “Así como lo de Espert le sacaría a Patricia, lo de Schiaretti nos perjudicaría a nosotros, pero necesitamos ampliar”, sostiene uno de los consejeros de Larreta.
En la tropa de la UCR que responde a Lousteau y Morales consideran que Schiaretti podría sumar gobernabilidad ante un eventual triunfo de JxC en las urnas. Imaginan que su aporte sería clave para incrementar el capital político y aprobar reformas en el Congreso. “Es con quien más afinidad tenemos y a través de él podríamos llegar a otros gobernadores”, deslizan.
En el macrismo son más escépticos ante la jugada de Schiaretti. Cerca del expresidente -que supo construir un vínculo estrecho con el mandatario- perciben que la maniobra responde a la necesidad de Schiaretti de preservar el poder en Córdoba y garantizarse un triunfo de Llaryora ante la amenaza de Juez. En JxC persisten los pases de factura por el cierre en esa provincia. Es que Javier Pretto, extitular de Pro, cerró con Schiaretti. Pretto orbitaba muy cerca de Larreta. En el larretismo consideran que Juez debió contener a Pretto. A su vez, el PJ local desdobló la elección a intendente de la ciudad de Córdoba. Allí, De loredo, de la fuerza de Lousteau, competirá por el sillón de Llaryora. En el ala dura de Pro hay quienes ven detrás de ese toma y daca un acuerdo de cúpula entre Schiarretti, Larreta y el radicalismo. Es más: dirigentes macristas especulan que el consultor Guillermo Seita está detrás de la movida. “Horacio deja todos los dedos pegados, junto al capitán Seita. Parece que está todo atado: Omar De Marchi en Mendoza, Pretto y ahora Schiarreti”, despotrica uno de los leales a Bullrich y Macri en Pro.
A la titular de Pro en uso de licencia tampoco le genera entusiasmo el planteo de sumar a Schiaretti. Es que ella observa con atención el electorado de Córdoba, uno de los lugares donde aventaja a Larreta en las encuestas. El asunto se debatió con liviandad en su mesa chica. Sospechan que el jefe porteño promueve un nuevo acuerdo “lavado” para sumar votos. Los laderos de Bullrich, en cambio, creen que la elección no se gana con el “aparato”. “No lo veo viable. Cualquier cosa que se parezca a un acuerdo de ese tipo tiene un significado: la casta”, grafica uno de los armadores del bullrichismo. Quienes frecuentan a Macri, en tanto, visualizan que ese eventual acuerdo complicaría las chances de Larreta: “Le saca votos a él. La interna quedaría Bullrich, Manes y Schiaretti. Es un esquema 2015″, deslizan.
Pichetto se maneja con el axioma “en política es mejor sumar que restar”, pero pone reparos respecto del frente de frentes con Schiaretti porque imagina complejo descalzar la elección de Córdoba de una eventual alianza nacional con ese sector del PJ. Desde hace tiempo machaca con que JxC debe ensanchar su base electoral y aumentar la masa crítica. “El desafío es ganar la elección e iniciar un proceso de cambio”, repite en la intimidad. Para Pichetto, la prioridad de JxC debe ser ordenar su estructura en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, fijar reglas de juego y concertar un espacio para dirimir las diferencias. A su vez, evangeliza el exsenador ante los suyos, JxC debe construir un mensaje político que genere expectativas. Al auditor general de la Nación y precandidato a presidente de Encuentro Republicano Federal no le inquieta ni “las leyendas urbanas” del fenómeno Milei ni de la supuesta devaluación de la marca de JxC. Confía en que el espacio conserva un 40 o 42 por ciento del electorado.
El arrime de Schiaretti genera dudas en la fuerza de Pichetto. Es que el exsenador fue víctima en 2019 del amague del gobernador de Córdoba. En ese momento, Schiaretti, Lavagna y Sergio Massa invitaron a Pichetto a conformar un frente en la tercera vía. Sin acuerdo sobre las reglas para dirimir las candidaturas, el espacio se esfumó. “Me corrieron el banquito, como a Ringo Bonavena”, suele recordar el exsenador.
En la Coalición Cívica, la fuerza de Elisa Carrió, se mostraron cautos y advierten que el tema aún no fue discutido. Sin embargo, aclaran: “Nosotros siempre tenemos vocación de ampliar”.