WASHINGTON.- La Casa Blanca advirtió que Corea del Norte “pagará un precio” si provee armamento a Rusia para la guerra en Ucrania, un escenario que cobró magnitud ante el avance de las discusiones entre Pyongyang y Moscú para forjar un acuerdo de intercambio de armamento, y la posibilidad latente de que las negociaciones deriven en un viaje de Kim Jong-un a una cumbre con Vladimir Putin en Rusia para sellar su alianza con un apretón de manos.
“Las discusiones están avanzando activamente”, dijo el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca al ser consultado sobre una eventual venta de armas de Corea del Norte a Rusia. Si esa transferencia llegara a concretarse para que las armas sean utilizadas en el campo de batalla en contra de Ucrania, Corea del Norte pagará un “precio”, advirtió el funcionario. “Ellos pagarán un precio por eso en la comunidad internacional”, dijo Sullivan.
Sullivan indicó que el gobierno de Biden tiene información de que el líder norcoreano espera que las discusiones lleven a un encuentro cara a cara con Putin para cerrar un acuerdo de intercambio de armamento entre Corea del Norte y Rusia que le permitiría a Putin reforzar su ofensiva en Ucrania.
Para la Casa Blanca, las gestiones de Rusia para comprar armas a Corea del Norte son una consecuencia de las dificultades que ha tenido Rusia en su campaña militar, pero también de la batería de sanciones que Occidente ha aplicado a la industria armamentista rusa, que ha puesto en aprietos a su ejército: el Kremlin, dijo Sullivan, está buscando “cualquier fuente que puedan encontrar” para proveer de artillería y armamento a sus Fuerzas Armadas.
“La razón por la cual existe un esfuerzo tan intenso por parte de Moscú para generar este tipo de respaldo de Corea del Norte es que hemos continuado exprimiendo la base industrial de defensa rusa y ahora van en busca de cualquier fuente que puedan encontrar para cosas como artillería y municiones”, dijo Sullivan.
Búsqueda de aliados
La posibilidad de una foto entre Kim y Putin fue divulgada por Estados Unidos y sus aliados con la clara intención de levantar el perfil a una relación bilateral que se ha estrechado notablemente a partir de la guerra en Ucrania, y que refuerza la estrategia del Kremlin de buscar aliados en Oriente para contrarrestar la alianza occidental que ha blindado a Kiev ante la invasión rusa.
En lo que constituiría un viaje atípico, Kim viajaría desde Pyongyang, probablemente en un tren blindado, a Vladivostok, en la costa del Pacífico de Rusia, donde se reuniría con Putin, indicaron funcionarios norteamericanos. Ambos ya se han visto antes en esa ciudad.
A fines de agosto, una delegación de unos 20 funcionarios norcoreanos, incluidos algunos que están a cargo de la supervisión de los protocolos de seguridad de Kim, viajó a Vladivostok y luego voló a Moscú, una señal de que Corea del Norte estaría ya trabajando en los preparativos para una eventual visita de Kim, quien siempre toma recaudos extremos respecto de su seguridad.
Putin ya forjó una relación estrecha con el régimen de Xi Jinping en China, su principal aliado internacional, y ha cultivado también su vínculo con el gobierno de Narendra Modi en la India, que este año es el país anfitrión del G-20.
Putin y Xi ya avisaron que faltarán a la cita, en la cual la guerra en Ucrania aparece como un tema áspero que amenaza con resquebrajar cualquier consenso final en el foro de países que reúne al mundo desarrollado con el mundo emergente. Putin, Xi y Modi ya se vieron recientemente en la cumbre de los Brics, donde también estuvo el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, cuya postura a favor de Rusia en Ucrania provocó una profunda frustración en la Casa Blanca de Biden.
Para Rusia, un eventual acuerdo armamentista con Corea del Norte le permitirá acceder a un nuevo arsenal de artillería y misiles antitanques, necesarios para sostener la ofensiva en Ucrania y enfrentar a un Ejército ucraniano que, a pesar de las dificultades que ha tenido su contraofensiva en el este del país, está fuertemente abastecido por Estados Unidos y sus aliados europeos.
Para Corea del Norte, el acuerdo podría abrir la puerta para acceder a tecnología avanzada para satélites y submarinos de propulsión nuclear, además de ayuda alimentaria para la empobrecida nación norcoreana. Una alianza más cercana entre Moscú y Pyongyang tendría fuertes repercusiones geopolíticas, al sumar poder de fuego para Rusia en Ucrania –las municiones norcoreanas son ampliamente compatibles con el arsenal ruso–, fortalecer al régimen de Kim y sumar tensión en la península con Corea del Sur, y con Japón, forzándolos incluso a fortalecer su cooperación militar con Estados Unidos.
La Casa Blanca ya había alertado que Putin y Kim habían intercambiado cartas discutiendo un posible acuerdo de armas, citando inteligencia desclasificada. John F. Kirby, vocero del Consejo de Seguridad Nacional, había dicho que las conversaciones de alto nivel sobre cooperación militar entre las dos naciones estaban “avanzando activamente”, la misma frase que utilizó ahora Sullivan, elevando el perfil de la alerta norteamericano.
La divulgación sobre los planes para un eventual encuentro cara a cara entre Putin y Kim ofrecen una rara divulgación de información de inteligencia, y muestran la decisión del gobierno de Biden de darle la relevancia suficiente al tema como para instalarlo en la agenda internacional antes de la cumbre del G-20.
El gobierno de Biden ha exigido a Corea del Norte que cese las negociaciones con Rusia y que cumpla con sus compromisos públicos de no proveer armas a Rusia. Pero la admisión de la Casa Blanca de que las tratativas están “avanzando activamente” indican que el gobierno de Biden empieza a preparar el terreno para responder a un acuerdo.