La batalla de Amazon contra las falsificaciones resultó el año pasado en la identificación, incautación y retirada de seis millones de productos falsos en todo el mundo, el doble que en 2021. El gigante del comercio electrónico invirtió US$1200 millones, un 30% más que el ejercicio anterior, para hacer frente a un problema que está muy vinculado a la creciente apertura de su plataforma a terceros vendedores (suponen el 58% de los productos vendidos) y que llevó a la empresa a crear en 2020 su propia unidad de investigación.
En la tercera edición de su Informe de Protección de Marca, Amazon detalla que su equipo antifraude está ya compuesto por 15.000 empleados (desde desarrolladores de software, a científicos de datos e investigadores). La empresa admite que, pese a los avances, “las falsificaciones siguen siendo un problema en la industria de la distribución en todo el mundo”, y en todas las plataformas, y que es necesario más inversiones tanto públicas como privadas para combatirlas. Pero considera que sus esfuerzos para acabar con las falsificaciones están dando sus frutos: el año pasado, Amazon detectó 800.000 intentos de crear una cuenta para vender productos falsos, frente a los 2,5 millones de intentos que hubo en 2021.
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“Nuestros estrictos controles de verificación de vendedores y la estrategia de responsabilizar a los infractores de sus actos, a través de acciones legales, están desincentivando a los delincuentes”, explica en un correo electrónico Dharmesh Mehta, vicepresidente de Servicios a Vendedores en Amazon. Una de las medidas que emplea para reforzar la seguridad es mantener un videochat con la persona responsable de la cuenta que se pide abrir con el fin de comprobar su identidad. En 2022, la empresa demandó o alertó a la policía de más de 1300 infracciones en EE UU, el Reino Unido, la UE y China, frente a las 600 de un año antes.
La proliferación de falsificaciones en el comercio electrónico no solo crea desconfianza por parte de los compradores a la hora de utilizar una determinada plataforma, sino que expone a las tecnológicas a asumir parte de la responsabilidad de los posibles delitos que se cometan en sus webs. En una sentencia publicada en diciembre, el Tribunal de Justicia de la UE no descartaba que Amazon pueda tener responsabilidad por la venta de productos falsificados por terceros en su plataforma y dejaba en manos de los tribunales nacionales dos denuncias interpuestas por la marca francesa Louboutin en Bélgica y Luxemburgo contra Amazon por vender productos idénticos a sus famosos zapatos con suela roja.
La tecnológica se defiende diciendo que es un intermediario y que está tomando medidas contra las falsificaciones. La Unidad contra los Delitos de Falsificación (CCU, en inglés) de Amazon, que incluye a antiguos fiscales, agentes del FBI, investigadores y analistas de datos, colaboró en 2022 con empresas como Cartier, World Wrestling Entertainment (por la falsificación de cinturones del campeonato de lucha), FELCO (tijeras de podar de alta precisión), General Electric y King Technology, entre otras.
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El número de quejas que las marcas presentan ante la empresa se ha reducido un 35% en 2022, según el informe. Para detectar falsificaciones, Mehta explica que las herramientas informáticas “identifican elementos como un patrón o un logotipo incorrecto, basándose en la información que las marcas comparten” con la compañía. “Nuestros sistemas analizan más de 8.000 millones de intentos diarios de cambios en las páginas de detalles del producto para evitar de manera proactiva que los listados incorrectos o infractores se publiquen antes de que un cliente los vea”, añade.
Una de las operaciones más destacadas tuvo lugar a finales de 2022. La policía china desmanteló tres redes de falsificación de productos en diversas operaciones en las que proporcionó información Amazon. Entonces fueron incautados 24.000 artículos fraudulentos, incluidos artículos de lujo, ropa deportiva y accesorios de automóvil, en las provincias de Guangdong y Jiangxi.