SAN PETERSBURGO.- En una reunión inédita de mercenarios, miembros del grupo paramilitar Wagner asistieron este martes al funeral de uno de los laderos de Yevgeny Prigozhin, que murió junto a su jefe en la sospechosa caída de un avión que trasladaba a la cúpula de la organización la semana pasada. Mientras tanto, el Kremlin dijo que el presidente Vladimir Putin no fue al funeral del líder del grupo, que se celebró en un “formato cerrado”.
A la familia de Valery Chekalov, jefe de logística de Wagner, se unieron decenas de personas -algunas de las cuales fueron identificadas por la agencia Reuters como mercenarios del grupo- en el cementerio de Severnoye, en San Petersburgo, la antigua capital imperial rusa.
Un sacerdote ortodoxo ruso rezó y balanceó un incensario ante el féretro de Chekalov mientras familiares, amigos y antiguos colegas, algunos con ramos de flores en las manos, se despedían. Algunos, entre ellos mujeres y niños con anteojos de sol, se acercaron a besar su ataúd.
El jet privado Embraer Legacy 600 en el que Prigozhin viajaba a San Petersburgo desde Moscú se estrelló en la región de Tver, al norte de la capital, el 23 de agosto. Las diez personas que iban a bordo fallecieron, entre ellas Chekalov, Dmitry Utkin -otro dirigente de Wagner- y cuatro hombres que, según los informes, eran guardaespaldas de Prigozhin.
Aún no está claro qué causó el accidente, pero los habitantes de los pueblos cercanos al lugar del siniestro dijeron a Reuters que oyeron un estruendo y luego vieron cómo el avión caía en picada.
El funeral de Prigozhin
Prigozhin, de 62 años, también recibió sepultura, aunque en una ceremonia cerrada, según Concord Management, la empresa propiedad de Prigozhin.
“Quienes quieran despedirse” del líder mercenario deben ir al cementerio Porokhovskoye en San Petersburgo, su ciudad natal, dice un comunicado difundido por sus voceros.
Informes previos sobre el funeral mencionaban otros cementerios para el entierro, que ha estado envuelto en el misterio.
Consultado sobre si Putin asistiría al funeral de Prigozhin, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo a los periodistas: “No está prevista la presencia del presidente”.
Peskov dijo que el Kremlin no tenía ninguna información específica sobre los planes funerarios y que los preparativos dependían de los familiares.
El secretismo y la confusión que rodean al entierro de Prigozhin y de sus principales lugartenientes reflejan el dilema que enfrenta el Kremlin y la creciente especulación sobre la posibilidad de que el accidente fuese una venganza por su motín.
Aunque ha tratado de evitar cualquier ceremonia pomposa por el hombre a quien Putin calificó de traidor por su rebelión, el Kremlin no puede permitirse denigrar a Prigozhin, quien recibió la mayor condecoración de Rusia por liderar a las fuerzas de Wagner en Ucrania y era idolatrado por muchos de los halcones del país.
Las declaraciones de Putin sobre la muerte de Prigozhin reflejaron esa posición cautelosa. Dijo la semana pasada que los líderes de Wagner “hicieron un aporte importante” a los combates en Ucrania y calificó a Prigozhin de “empresario talentoso” que “tuvo un destino difícil” y “cometió errores graves en su vida”.
Sergei Markov, un analista político partidario del Kremlin, dijo que Prigozhin se había convertido en una figura legendaria para sus seguidores, que multiplican sus críticas a las autoridades.
“El funeral de Prigozhin crea un problema de comunicación entre el sistema burocrático de gobierno ruso que tiene escaso potencial político y el segmento patriota políticamente activo del público ruso”, dijo Markov.
La principal agencia de investigación del país, el Comité Investigador, confirmó oficialmente la muerte de Prigozhin el domingo.
El Comité no dijo qué provocó la caída del avión privado del empresario pocos minutos después de despegar desde Moscú rumbo a San Petersburgo. Justo antes del accidente, Prigozhin había viajado a África, donde trataba de expandir la actividad del Grupo Wagner.
Un análisis preliminar de los servicios de inteligencia de Estados Unidos concluyó que el avión fue derribado por una explosión intencionada, y los funcionarios occidentales apuntaron a la larga lista de enemigos de Putin que han sido asesinados. El Kremlin rechazó las acusaciones occidentales de que el presidente estaba detrás del incidente calificándolas de “absoluta mentira”.
El accidente se produjo exactamente dos meses después de la revuelta iniciada por Prigozhin contra el liderazgo militar ruso. El líder mercenario ordenó a sus efectivos que tomasen el cuartel general del ejército en Rostov del Don, una ciudad del sur de Rusia, e iniciaron una marcha hacia Moscú. Finalmente frenaron su avance por la intervención del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, quien acordó que Prigozhin desistiría y se exiliaría en su país a cambio de inmunidad.
Agencias Reuters y AP