PARIS.- Día a día palidece un poco más la estrella del gobierno nacional-populista de Polonia. Entre los numerosos choques con Bruselas, la Corte de Justicia de la Unión Europea (CJUE) dictaminó hoy que la reforma de la justicia introducida por Varsovia en 2019 viola el derecho comunitario.
“La reforma de la justicia polaca de diciembre de 2019 viola el derecho de la Unión” Europea, sobre todo su capítulo relativo al sistema disciplinario de los jueces y de su independencia, indicó la Corte en su fallo, saludado de inmediato por la Comisión Europea que había sometido el caso a la alta institución.
“Es un día importante para la restauración de una justicia independiente en Polonia”, comentó el comisario para la Justicia europeo, Didier Reynders, para quien la ley polaca “atenta contra la independencia de los jueces”.
“Después de la decisión de hoy, la ley sobre el poder judicial tendrá que ser adaptada”, agregó, subrayando que la decisión de la CJUE resolvía “definitivamente la cuestión”. Reynders exhortó a las autoridades polacas “a acatar plenamente el fallo”.
En 2021, la CJUE había condenado a Polonia a pagar multas de un millón de euros por día mientras no pusiera fin a las actividades de la cámara disciplinaria de la Corte Suprema, institución clave de una controvertida reforma del sistema judicial polaco. El monto de esas multas supera hoy los 500 millones de euros.
#ECJ – Rule of law: the reform of the Polish judiciary system of December 2019 violates #EU law #Poland 👉 https://t.co/ATb3CgbPxg
— EU Court of Justice (@EUCourtPress) June 5, 2023
El gobierno polaco del primer ministro Jaroslaw Kaczynski siempre se negó a pagar, pero Bruselas retuvo una parte de los fondos destinados al país. El fallo de la Corte dejó sin efecto la sanción financiera a partir del 5 de junio, pero Varsovia deberá abonar las sumas acumuladas hasta ahora.
Las relaciones nunca fueron simples entre Bruselas y Varsovia desde que los ultranacionalistas de Derecho y Justicia llegaron al poder en 2015. El partido erosionó el Estado de derecho del país, al punto de obligar a la Comisión a bloquear los 35.400 millones de euros prometidos en el marco del plan de reactivación europea.
Pero los reproches y las inquietudes son múltiples. En las últimas semanas, estas se centraron en la solidez del apoyo de Varsovia a Ucrania. Un sostén que, desde el comienzo de la guerra, fue el “mantra” de los polacos, largo tiempo considerados en Europa como los “traumatizados de la historia que no consiguen evolucionar”, según la fórmula de Lukas Macek del Instituto Jacques Delors. Varsovia entregó 3530 millones de euros en ayudas bilaterales a Ucrania. Mucho más que muchos otros países de la UE. Y hace semanas que Polonia comenzó a formar pilotos ucranianos en los aviones F-16 norteamericanos.
No obstante, en vísperas de las elecciones del próximo otoño boreal, para las que Derecho y Justicia se encuentra en muy mala posición, la política interior se ha vuelto prioritaria. Y los recientes comentarios de Luksz Jasina, vocero del ministerio de Relaciones Exteriores, sobre las celebraciones del 80 aniversario de la masacre de Volhynie, donde unos 100.000 polacos murieron en manos del ejército ucraniano, crisparon a los europeos.
“Nosotros, en tanto que Estado polaco, asumimos la responsabilidad de los crímenes cometidos por nuestro país contra los ucranianos. No existe la misma responsabilidad por parte de Ucrania”, dijo, invitando al presidente Volodimir Zelensky a “pedir perdón”.
En semanas anteriores, se habían sumado otras críticas. Varsovia bloqueó la adopción del décimo paquete de sanciones contra Rusia, que debía marcar el primer aniversario de la guerra entrando en vigor el 24 de febrero, exigiendo que el caucho sintético ruso figurara en la lista de medidas. También irritó su actitud en el acuerdo sobre los cereales propuesto a fines de abril por la Comisión para poner fin al embargo decretado por Polonia y otros cuatro Estados miembros, medida criticada incluso por Zelensky.
“No solo los polacos consiguieron que los cereales ucranianos transiten solo por su territorio, sino que recibirán 100 millones de euros (…) y solicitan a Europa que los ayude a deshacerse de los stocks que acumularon”, se indigna un diplomático europeo.
“Los polacos están arruinando un año de apoyo a Ucrania, el único tema en la UE sobre el cual tenían una suerte de derecho moral. Si yo estuviera en el Kremlin me diría ‘estos polacos son geniales’”, estima la misma fuente, según la cual, el centro de gravedad de la UE se ha desplazado hacia el este.
Favorable a la ampliación de la UE hacia su flanco oriental, Varsovia se ve como el líder de los países del este del bloque, así como una fuerza de oposición frente a los Estados miembros del oeste, más progresistas y que defienden la idea de una mayor integración. Desde que nueve Estados miembros —entre ellos Francia, Alemania e Italia— volvieron a llamar recientemente a abandonar el principio de unanimidad en el terreno de la política exterior y la seguridad común de la UE en beneficio de una mayoría calificada, Polonia resiste. Otros ocho países miembros estarían dispuestos a sumarse a su cruzada para defender la unanimidad, que le permite bloquear toda medida no acorde a sus intereses individuales.
Pero las cosas podrían cambiar rápidamente con las próximas elecciones de noviembre, gracias a una oposición popular cada vez más sólida. Centenares de miles de personas salieron a las calles el domingo pasado a manifestar contra las medidas del gobierno Kaczynski.
El éxito es importante para la oposición, que lanzó el llamado para protestar contra la ley que instaura una comisión encargada de investigar a los políticos y funcionarios sospechados de haber favorecido los intereses rusos. Un texto percibido como una verdadera máquina de guerra para uso interno, con el objetivo de impedir la llegada al poder del liberal Donald Tusk, líder del principal partido de oposición.