La provincia de Buenos Aires será el escenario principal de la disputa entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta en las PASO. Allí, donde votan cuatro de cada diez argentinos, se definirá casi todo. Por eso, los aspirantes de Pro ajustan su maquinaria electoral y reclutan aliados para las batallas en los municipios clave, donde se dirime el poder político y territorial entre los intendentes, legisladores, concejales y candidatos a gobernador.
El clima de enfrentamiento que se vive en distritos gobernados por el Pro en Buenos Aires genera inquietud en la tropa de Larreta, que impulsa a Diego Santilli en la contienda por la sucesión de Axel Kicillof. Es que Bullrich decidió alentar la competencia y presentar listas propias en todas las categorías municipales en los terruños controlados por intendentes que se alinearon con el proyecto presidencial de Larreta. La exministra no confía en que militarán su boleta con vistas a las primarias si acepta el pedido de instaurar el esquema de “V”, es decir, con nóminas comunes. Son los casos de Julio Garro (La Plata) o Diego Valenzuela (Tres de Febrero).
Hermetismo, tensión y aprietes en los cierres
Envalentonada por los números que ve en las encuestas y satisfecha con la reestructuración de su armado bonaerense -ya sumó unos nueve intendentes a su equipo-, avanza en Buenos Aires con la convicción de que en las primarias se definirá el nuevo liderazgo en el terreno opositor. Juega a todo o nada. Sus detractores en Pro la acusan de apelar a una táctica riesgosa, que podría resquebrajar el armado de JxC en el principal distrito del país.
Larreta ajustó su estrategia en la antesala electoral. Durante el año pasado había exigido que los intendentes se alinearan con su proyecto, pero hace unos meses cedió y aceptó habilitar las listas de unidad en los municipios gobernados por el Pro. Fue antes de que comenzara la competencia de saltos en garrocha de varios de sus aliados al sector de Bullrich. Esos movimientos se producen bajo la lógica de que la categoría presidencial tracciona desde la punta de la boleta a toda la tira de la lista sábana, por lo que los intendentes quieren preservar su futuro con el aspirante de Pro que mejor mide en sus distritos.
Entre los arquitectos políticos de Larreta y Santilli en Buenos Aires alertan que en todas las categorías municipales de cara a las PASO podría dejar un tendal de heridos en el territorio, lo que podría dificultar la cohesión interna de JxC para la batalla final con el kirchnerismo por el control de la provincia en las generales de octubre. Por esto, reclaman reglas de juego para ordenar la disputa y garantizar una competencia “sana”. Piden un acuerdo de superestructura para impedir un armado caótico en todos los niveles. El riesgo que JxC enfrenta, dicen, es que se “quemen los puentes” entre las facciones de Bullrich y Larreta en una disputa férrea por cargos menores en las PASO.
Sin un criterio unificado para cuidar las alcaldías de Pro, aseguran, la lucha frontal se trasladó a la mayoría de los municipios de la provincia. Y pone frente a una encrucijada a los denominados “sin tierra” de Pro -dirigentes con instalación y chances de derrotar al PJ-. El ojo de huracán de la interna opositora estará en el conurbano, sobre todo, en la primera y la tercera sección electoral. Los larretistas esperan apuntalar en ese territorio las chances del jefe porteño. En la tercera está la base de Bullrich, ya que Néstor Grindetti domina Lanús. En esa zona, Santilli apuesta sus fichas a Guillermo Viñuales (Lomas de Zamora) y Martiniano Molina (Quilmes). En la primera Bullrich cuenta con Joaquín de la Torre y Jaime Méndez (San Miguel), y Larreta anhela triunfos de sus socios de peso: Valenzuela, Gustavo Posse (San Isidro), Lucas Delfino (Hurlingham) y David Zencich (Merlo) o Andrés Petrillo (San Martín). El bullrichismo arma su tropa para pugnar por esos terruños.
“Catarsis” y frustración
Hace una semana, unos once intendentes de Pro se reunieron, vía Zoom, para discutir sobre el cierre de alianzas. Se habían autoconvocado para discutir sobre el cierre de alianzas, pero terminaron haciendo una “catarsis”. De inmediato, Valenzuela los convocó a hacer un último esfuerzo para presionar a Bullrich de que acepte el plan de “V” en los distritos gobernados por Pro. El intendente de Tres de Febrero deslizó que debería haber un criterio general, sin excepciones. Es que hay casos, como Vicente López o General Pueyrredón, donde Bullrich habilita las listas únicas. Son acuerdos que cerró con Guillermo Montenegro y Jorge Macri, cuya sucesora es Soledad Martínez, que conservó la neutralidad en la interna nacional. A los intendentes les intranquiliza que se formalice la competencia en sus territorios. No solo argumentan que es preferible evitar el conflicto para que el kirchnerismo no se aproveche de la dispersión de Pro, sino que temen, sobre todo, que la interna derive en una pérdida de control del Concejo Deliberante. La gobernabilidad del intendente depende de la composición de ese cuerpo legislativo. Por lo que, prefieren tener leales en las nóminas y no representantes elegidos por sus rivales internos. No es casual que Diego Kravetz, delfín de Grindetti en Lanús, se haya pronunciado a favor de la “V” en las comunas amarillas. La mesa de Juntos consensuó un piso del 25% para la integración de las listas.
Los bullrichistas relativizan con tono irónico esos argumentos. Sostienen que los escuderos de Larreta solo tienen temor a perder en las urnas por la competitividad que exhibe Bullrich en las encuestas. “Entiendo tu negocio, pero ¿cuál es el mío?”, les responden. De esa manera, se animan a combatir, incluso, en distritos donde hay intendentes de Pro muy arraigados, que llegaron al poder con la ola amarilla de María Eugenia Vidal y sobrevivieron a la derrota de Macri de 2019. Por caso, Valenzuela ya tiene un eventual competidor impulsado por la exministra. Se trata del exconcejal Gustavo Spalletti, quien hasta hace poco era funcionario de Tres de Febrero. Su irrupción generó divisiones en el equipo de Bullrich. Hay quienes creen que Valenzuela está detrás de Spalletti y ensaya un simulacro de interna para evitar contratiempos.
A Garro, uno de los impulsores de Larreta en Buenos Aires, no le alcanzó con haber dicho que Bullrich era también su candidata a presidenta, para que la exministra desactive el desafío interno en La Plata. El senador Juan Pablo Allan tiene la venia de Bullrich para desbancar al aliado de Larreta. Pese a que Garro maneja el aparato del municipio, el challenger de la milicia de los “halcones” confía en el efecto del arrastre para imponerse en la interna. “En las PASO no hay corte de boleta”, dicen cerca de Allan.
Ramón Lanús, la apuesta de Bullrich en San Isidro, afronta un desafío mayúsculo: desbancar al radical Posse, socio del eje Larreta-Gerardo Morales y un histórico barón del conurbano. En el entorno de Lanús esperan un clima áspero para la contienda. De hecho, denuncian que les tapan la cartelería proselitista y que las empresas de publicidad del distrito no les venden espacios.
Los que saltaron
En las últimas semanas, Bullrich terminó de edificar su estructura en Buenos Aires para la compulsa con Larreta y Santilli. Ungió a Grindetti, con peso en la tercera sección electoral, bastión clave del kirchnerismo, y selló un pacto con Cristian Ritondo, uno de los pocos dirigentes de Pro con despliegue territorial en la provincia.
Al tanto de la inquietud de los intendentes por la competencia, puso a Sebastián García De Luca al frente de las negociaciones para arrebatarle aliados a Larreta. En en la trinchera de Santilli se quejan de la doctrina de “aprietes” de Bullrich y De Luca que, aseguran, pone contra la espada y la pared a los jefes municipales. Hubo pedidos desesperados, reproches cruzados y acusaciones de traición en medio de las negociaciones. Fue el caso de Luis María Etchevarren (Dolores), que después de cerrar el trato con la exministra llamó afligido a los altos mandos del larretismo para explicarles los motivos de su mudanza. Bullrich también logró consumar los pases de bando de Héctor Gay (Bahía Blanca), Mariano Barroso (9 de Julio), Manuel Passaglia (San Nicolás), Eduardo Campana (General Villegas), Hernán Bertellys (Azul), quien fue apadrinado por Ritondo, y Javier Reynoso (Rivadavia). Pablo Petrecca (Junín) amagó dar el salto al campamento de Bullrich, pero por ahora permanece con Larreta. Insistirá con pedir la “V”, al igual que Garro y Valenzuela. En esa rama interna de Pro auguran que se abrirá una negociación al filo del cierre de listas para firmar un armisticio. En cambio, Ezequiel Galli (Olavarría), otro feligrés de Larreta, decidió pintarse la cara para la competencia con Bullrich.
En la mesa chica de Bullrich se entusiasman con los resultados de la avanzada bonaerense. Dan casi como un hecho que tendrán el respaldo de unos veinte intendentes de la UCR que responden a Maximiliano Abad. Si se ensamblan con el radicalismo -una estructura importante para la fiscalización y el empuje de la boleta-, calculan que ya tienen candidatos propios en 122 de los 135 municipios.
En el macrismo celebraron que Montenegro haya decidido ir por un nuevo mandato en General Pueyrredón, después de que Santilli revelara que lo quería como compañero de fórmula. Lo interpretan como una nueva señal de debilidad del larretismo.
Llegó el momento de generar grandes cambios estructurales y hacer lo que nunca se hizo: dar vuelta años de decadencia y enfrentar lo que viene con fuerza y coraje, para no volver nunca más atrás.Para eso tenemos un equipo que se juega con @Nestorgrindetti por este proyecto para… pic.twitter.com/pIibrp8bIr
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) June 18, 2023