En apariencia, los referentes de Pro se retiraron el viernes de la cumbre en la casa de Jorge Triaca en San Isidro con un saldo positivo: lograron exhibir una postal de unidad para calmar la interna por las listas y disminuir la progresiva corrosión de su base electoral, que afecta sus chances de derrotar al Gobierno y regresar al poder. Sin embargo, los jefes del principal partido opositor no lograron acuerdos sobre las candidaturas ni consensos respecto de cuál es la mejor estrategia y dispositivo para enfrentar al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, el distrito más populoso del país, ni cómo ordenarán la interna en la ciudad por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta, el único territorio que gobierna el Pro. Pero la gran incógnita que sobrevuela por estas horas en las filas de la fuerza gira en torno al futuro de María Eugenia Vidal.
La inminente decisión de la exgobernadora podría agitar la disputa entre Larreta y Macri por el armado en la ciudad de Buenos Aires y generará movimientos de actores vitales en el esquema de Pro en la provincia. Todo indica que Vidal anunciaría en los próximos días que no será candidata a presidenta en el corriente año. Sus últimas declaraciones públicas fueron un indicio de que no se subirá al ring nacional. Primero, después del fuerte enfrentamiento por el mecanismo de votación en la ciudad, pidió que todos los precandidatos de Pro bajen sus candidaturas como una forma de parar la interna y lograr un acuerdo que permita mantener la unidad. Y el jueves, durante su visita a Córdoba, dejó dos definiciones que generaron elucubraciones en Pro sobre sus próximos pasos. Por un lado, dijo que no tenía en claro que el 2023 fuera el año para “encarar la responsabilidad” de postularse a presidenta. Y, por otro, aseguró que estaba dispuesta a “poner en juego” su capital político “desde el lugar que lo tenga que hacer”. ¿Fue un guiño a la chance de jugar en la Ciudad? Desde hace varias semanas Vidal insiste en que no está pensando en ser jefa de gobierno, pero ya no cierra completamente esa posibilidad.
En el cónclave de San Isidro Vidal mantuvo un tono componedor ante el resto de los referentes de Pro. Desde hace tiempo repite en la intimidad que JxC no tiene la vaca atada en los próximos comicios. Le inquieta que sus socios se prueben la banda y no prioricen la unidad. Anhelaba que el Pro definiera las candidaturas en una mesa a través del método que emplea Macri desde hace veinte años: acuerdo basado en encuestas.
Si bien sus actitudes desconciertan a los arquitectos de la estrategia electoral de Bullrich y Larreta, Vidal se siente cómoda con su rol nacional. Intuye que logró reposicionarse en el escenario y se entusiasma con sus números en los sondeos. En su entorno creen que pudo reconquistar caudal político y crédito social después del desgaste que le generó la derrota electoral de 2019 y su tumultuosa salida de la provincia. Está claro que le costó recuperar la iniciativa tras su largo silencio de 2020 y la incomodidad de la mudanza a la ciudad, pero pudo reinventarse. Convertir la imagen positiva en intención de voto es siempre un desafío mayúsculo para un político en campaña. Con dos candidatos a presidente ya lanzados y consolidados en la grilla de JxC, como Larreta y Bullrich, esa tarea es aún más dificultosa.
A sabiendas de que se acercan las instancias decisivas y que finaliza el plazo que se autoimpuso para comunicar su decisión, Vidal se prepara para anunciar sus próximos pasos. Su eventual corrimiento de la pelea nacional abre interrogantes y dispara hipótesis en el universo de Pro. ¿Apoyará a Bullrich o a Larreta? ¿Macri le sugirió que respalde la postulación de la exministra? ¿Podría ser candidata a jefa de gobierno en la ciudad? ¿Se inclinará por Larreta en la contienda nacional si Macri no la unge y mantiene su respaldo a su primo, Jorge?
Quienes la frecuentan aseguran que se limitará a confirmar si se anotará o no en la carrera presidencial. Es decir, dejará el escenario abierto.
La interna porteña
En el sector de Pro que apuntala a Vidal sugieren que la exgobernadora bonaerense está repensando su situación. Ya no es descabellado que contemple la idea de volver a competir en la ciudad. Su condición para evaluar esa posibilidad, comentan cerca de la diputada, es que exista una suerte de operativo clamor en Pro para que sea la candidata en la ciudad. Dicho de otro modo: que haya un acuerdo entre Macri, Larreta y Bullrich para que ella sea la postulante única de Pro para enfrentar a Martín Lousteau, el aspirante de la UCR. De esa manera, Vidal evitaría inmiscuirse en la interna nacional de Pro: no tendría que explicitar su respaldo a Bullrich ni Larreta. Win-win.
En esa hoja de ruta aparece un obstáculo: Jorge Macri. Por eso, el rumor de que Vidal podría evaluar ir la ciudad esmerila los anhelos del intendente de Vicente López en uso de licencia y hace crujir los dientes a más de un dirigente que comparte sus ambiciones. Es que el primo del expresidente envía señales de que no está dispuesto a declinar su intención de competir por la sucesión de Larreta. Cerca suyo repiten que sus números son auspiciosos, pese a que el jefe porteño separó la elección porteña de la pelea presidencial, una maniobra que fortaleció a Lousteau. En el macrismo avisan que el fundador de Pro no le pedirá o lo forzará a que se baje. El antecedente: el caso de Gabriela Michetti, en 2015.
El escollo para Jorge Macri es que aún no logró ser el candidato de la unidad en la ciudad, como se había propuesto, ya que Larreta se rehusó hasta ahora a levantarle la mano y mantiene en la cancha a Fernán Quirós y Soledad Acuña. En el vidalismo consideran que, frente a la fragilidad económica y la consolidación del fenómeno antisistema de Javier Milei, retener el bastión porteño será una máxima prioridad en el Pro. Por ese motivo, dan por descontado que habrá un acuerdo para unificar la oferta. La pulseada entre Macri y Larreta impidió por ahora la puesta en marcha de ese plan.
La pelea bonaerense
Al margen de las especulaciones, el desembarco de Vidal en la ciudad no está definido. Entretanto, ella insiste ante los suyos en que saltearse este proceso electoral también es una opción. Su decisión de no competir en la carrera presidencial, por otro lado, podría modificar el escenario bonaerense. Cristian Ritondo, el heredero de su estructura en Buenos Aires, aguarda señales para acoplarse al proyecto de Bullrich. El jefe de bloque de Pro en Diputados, uno de los que dio muestras de lealtad a Vidal tras la derrota con Kicillof, tendrá libertad de acción, según comentan dirigentes cercanos a la diputada. ¿Un pacto entre Larreta, Macri y Bullrich para entronizar a Vidal en la ciudad complicará el plan de Ritondo en la provincia? El exministro confía que esa ingeniera no tendrá efectos colaterales en Buenos Aires y acelera su armado para emparejar la pelea con Diego Santilli, el delfín de Larreta. Al igual que Jorge Macri, cuenta con despliegue territorial en el distrito más influyente y exhibe números más auspiciosos en los sondeos que los tres candidatos de Bullrich: Néstor Grindetti, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel. Sin embargo, su pase a la tropa de Bullrich generaría costos para la exministra. Con De la Torre, por caso, hay rispideces.
No parece casual que Bullrich no logre resolver su ecuación bonaerense y postergue la consolidación de un candidato. El conurbano es su punto débil en la riña con Larreta, por ese motivo, intensifica las bajadas a los distritos más populosos.
La situación de indefinición en Buenos Aires comienza a impacientar a los intendentes de Pro y los dirigentes que tienen chances de ganar en territorios claves como Ituzaingó, Morón, Moreno, Tigre o Hurlingham. Es que el armado en la provincia que concentra más del 40% del padrón está trabado por la falta de acuerdo en la cúpula de Pro. Y sin Macri como candidato ni como líder indiscutido, no hay un conductor que encuadre a toda la tropa de Pro en los tres niveles: nacional, provincial y municipal. Por esa razón, remarcan en el partido, un solo movimiento no destrabará el mecanismo electoral y ordenará al partido para la batalla con el kirchnerismo. Mientras tanto, Santilli recluta adeptos para cumplir su anhelo: ser el candidato único de Juntos. Unificar la estrategia, aseguran en las distintas terminales de Pro, será complejo porque dependerá de un acuerdo entre Larreta, Bullrich y Macri. Esos vínculos, más allá del gesto de unidad en San Isidro, están daños y siguen atravesados por enconos personales y una fuerte desconfianza.