Luego de cinco meses de plena aceleración de los precios, la inflación aminoró su ritmo en mayo, pese a que se mantuvo aún en niveles elevados, muy por encima de los que se observan en la mayoría de los países del mundo y la región. El índice de precios del mes pasado fue de 7,8%, por debajo de las proyecciones que se habían hecho en el mercado.
Según el Indec, en lo que va del año, la suba de precios acumula 42,2%. En 12 meses, en tanto, suma 114,2% y se acerca peligrosamente al 115% registrado en septiembre de 1991. Pese a que en el Gobierno celebraron el número, vale tener en cuenta que en mayo de 2022, se había registrado un alza de 5,1%, que Sergio Massa asumió con una inflación en torno al 7%, y que se trata del peor abril desde 2002, cuando el termómetro marcó un 10,4%. Las consultoras privadas, no obstante, esperaban un número cercano al 9% luego de que el IPC de abril llegara al 8,4%.
El principal aumento se registró en Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (11,9%), como consecuencia de la suba de tarifas en los servicios de electricidad y gas natural por red. Detrás vinieron Restaurantes y hoteles (9,3%), Salud (9%) y Equipamiento y mantenimiento del Hogar (8,8%). Los Alimentos y bebidas subieron 5,8% (en abril había superado el 10%). La inflación núcleo, que elimina precios estacionales y regulados, mostró un avance de 7,8%.
El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) publicado el viernes pasado por el Banco Central (BCRA) esperaba un 9% para mayo y un 148,9% para este año. Hace solo un mes, esta última proyección era de 126,4%.
“Las variaciones esperadas entre julio y noviembre implican una inflación núcleo promedio en torno a 7,9% mensual e implícitamente una inflación mensual de 9,6% hacia diciembre”, afirmó el documento del banco, que luego hizo una acotación: “Luego de que las y los participantes del REM brindaran sus pronósticos al BCRA, se conoció nueva información que sugiere que la inflación mensual se moderó con respecto al 8,4% observado en abril”.
La entidad que dirige Miguel Pesce, completó entonces: “Tanto los diversos indicadores de alta frecuencia de precios mayoristas y minoristas monitoreados por el BCRA como el IPC de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (7,5% de aumento en mayo) sugieren una evolución más contenida que en el mes previo”. El IPC porteño había desacelerado tres décimas.
A contramano de las consultoras, en el Palacio de Hacienda veían con cautela la posibilidad de una desaceleración de la inflación en mayo gracias, indicaron allí, a la relativa calma con las diferencias cotizaciones del dólar, luego de la intervención decidida por el equipo de Sergio Massa sobre el tipo de cambio en medio de la última corrida cambiaria. Massa trabaja contrarreloj ahora para lograr fondos frescos -un adelanto de desembolsos- del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el fin de evitar la posibilidad de nuevos sobresaltos con el dólar en medio del proceso electoral.
El Financial Times publicó esta semana un artículo en el que afirmó que el Gobierno está “desesperado” por conseguir la ayuda del Fondo para evitar una devaluación brusca y evitar una hiperinflación. Ese, indicó, es un dilema para el organismo.
Cerca de Massa, aseguran que fue la sequía -y la falta de dólares que ese fenómeno genera- la culpable de la aceleración de la inflación luego de que se hiciera cargo del Ministerio de Economía que dejó vacante Martín Guzmán. El portazo del exministro provocó un brusco salto del tipo de cambio en medio de la incertidumbre política dentro del Gobierno.
Massa suele cuestionar además la emisión monetaria a la que recurrió Guzmán en medio de la pandemia, pese a que durante su gestión -más allá de las promesas con cercenar los adelantos transitorios- la impresión de billetes se mantuvo. Luego de conocerse la profundidad del efecto de la sequía, el Gobierno no pudo cumplir con ninguna meta con el Fondo: ni el sendero fiscal, ni el monetario y menos la vinculada a la acumulación de reservas en el Banco Central. Para los analistas privados, ese cumplimiento era complejo igualmente para el Ejecutivo en un año de elecciones presidenciales.
“No se puede vivir”
“La inflación es en gran medida parte de lo que contaba de la guerra en Ucrania. Países que tenían tasas negativas tienen diez puntos de inflación, como Alemania. España tenía dos puntos y llegó a 12. Podés pararte en Chile, que se multiplicó por cuatro. ¿Por cuánto se multiplicó en la Argentina? Por dos. Lo que pasa es que Macri no se fue sin inflación, te dejaron 55%. No lo podés olvidar. Yo decía siempre que la inflación no se iba a resolver en cinco años e iba a demandar mucho tiempo, y no pensaba lo de la guerra, que no estaba en los planes”, fue la curiosa justificación de Alberto Fernández en una entrevista que se difundió anoche para un podcast de estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires.
“La inflación es un problema muy serio de la Argentina. ¿Arrancó conmigo? De ninguna manera. En este contexto podés decir ‘llegó al 100%′ o ‘se multiplicó por dos, cuando en el resto del mundo se multiplicaba por seis, por siete, por ocho, por diez’. Tenés los dos análisis”, explicó Fernández, que siguió mencionando a la inflación autoconstruida, pero que finalmente admitió: “De cualquier manera, no se puede vivir con una inflación de 100%”.
La opinión de los especialistas
“El Relevamiento de Precios de los Alimentos de LCG de mayo dejó un arrastre de 3% en alimentos para junio”, dijo la economista Melisa Sala, de LCG. “Pero los datos de la primera semana fueron ‘alentadores’ con una suba de apenas 0,6% semanal y dos semanas al hilo con solo el 16% de los productos relevados registrando aumentos”, agregó.
La especialista afirmó que “las expectativas de inflación siguen sosteniendo registros de inflación muy altos. Ni los programas de controles de precios, ni una actividad empujando muy débilmente, ni salarios perdiendo poder adquisitivo ayudan a frenar la inercia y la remarcación precios que se dan en una economía cerrada”.
“La inflación parece estar consolidándose en registros que no se alejan sensiblemente de los dos dígitos mensuales. Más allá del dato puntual de un mes en particular, no creemos que vaya a observar un cambio de tendencia durante este año. Proyectamos una inflación en torno a 135% anual a diciembre, consistente con una suba promedio del 118% en todo el año. Sobre estos niveles, deberán correr los ajustes de precios relativos que todavía están desalineados”, cerró.
“La inflación, también la core [inflación núcleo], dio menos de 8%; eso es importante”, señaló Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra. “Es algo positivo, aunque sigue siendo una inflación altísima. Es un buen dato pensando también en junio, mes en el que la inflación puede volver a quedar abajo del 8%. Todo con Alimentos un poco más tranquilos tras el shock que tuvimos del primer cuatrimestre. La situación sigue siendo muy compleja. Un 8% es 150% anualizada”, afirmó.
“Con el 7,8%, el número se ubicó por debajo de lo que había estimado el mercado”, dijo el economista de Anker Latinoamérica Martín Vauthier. “Esto muestra lo difícil que es estimar la inflación en el mes a mes en estos niveles de nominalidad y con esta dispersión de precios. Estos procesos de inflación elevada no son lineales, con lo cual puede haber volatilidad. De todas maneras, son niveles de inflación muy elevados, más allá de que es una buena noticias que el dato haya estado por debajo de abril después de varios meses de acelerarse”, subrayó el experto.
“Esto no es el inicio de un proceso de desinflación. Hacia adelante, la dinámica de la inflación va a depender de la demanda de dinero. La inflación se origina por desbalances entre oferta y demanda en el mercado monetario. Si se mira la oferta, la emisión monetaria, con los intereses endógenos [de pasivos remunerados] y el financiamiento al Tesoro, entre otros, y los ponemos en la licuadora nos da una inflación macro de 7% [mensual]. Ese sería el piso de hacia adelante, asumiendo que la demanda de dinero se mantenga estable, que es algo que no ha venido ocurriendo. Vino cayendo”, completó.