La guerra en Ucrania y las catástrofes naturales dejaron un récord de 71 millones de desplazados internos en 2022

A finales de 2022, más de 5,9 millones de ucranianos se vieron obligados a abandonar sus ciudades y buscar refugio dentro del país para protegerse de la despiadada invasión rusa. En paralelo, las monzónicas lluvias de junio pasado forzaron a un millón en el empobrecido Pakistán a encontrar nuevos hogares debido a la destrucción total y la falta de suministros en las zonas afectadas.

Ya sea por conflictos armados o por desastres naturales, para fines de 2022 se registró una cifra récord de 71,1 millones de desplazados internos, un 20% más que en 2021. Los conflictos violentos dejaron a 62,5 millones de personas reubicadas dentro de sus fronteras en 65 países, mientras 8,7 millones fueron impulsadas a huir por eventos naturales adversos, principalmente inundaciones, en 88 naciones.

Así lo indica el nuevo Informe Global sobre Desplazamientos Internos publicado este jueves por el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés), que en esta edición documento migraciones forzadas a una escala “nunca antes” vista. Y en el futuro, la situación podría empeorar.

“Hay muchos factores que podrían contribuir a aumentar los desplazamientos internos en el futuro”, explicó en conversación telefónica con LA NACION Ivana Hajžmanová, coautora del reporte. “Uno está relacionado con una mayor frecuencia e intensidad de desastres naturales como inundaciones, tormentas y sequías. También con nuevos conflictos, porque cada año emergen nuevas disputas en distintos países o también se desatan enfrentamiento que estaban en pausa, como actualmente en Sudán”

Desde América Latina hasta Asia, los conflictos violentos continúan siendo motivo de gran preocupación. El 60% del total de los 28,3 millones de estos desplazamientos forzados ocurrieron por la guerra en Ucrania, que provocó una crisis humanitaria sin precedentes, en donde la población huyó reiteradas veces de las líneas de frente, principalmente de las ciudades de la región del Donbass y el oblast de Kharkiv. En total fueron 16,9 millones de movimientos de personas dentro de la frontera ucraniana, el mayor número jamás registrado en un país.

No obstante, el país que registró el mayor número de desplazados internos tras más de una década de guerra civil fue Siria, con 6,8 millones de personas movilizadas.

América Latina registró un total de 5,9 millones de desplazados por conflictos violentos, de los cuales 4,7 millones huyeron de sus hogares dentro de Colombia. El reporte destacó la alarmante situación en Haití, en donde la violencia armada de las bandas ya se cobró la vida de 1446 personas en lo que va de este año y causó 106.000 desplazamientos en 2022, cinco veces más que en 2021.

Aunque las hostilidades en el mundo no dan tregua, tampoco lo hacen los fenómenos climáticos, que tuvieron el año pasado una huella geográfica mucho mayor. Los desplazamientos por catástrofes naturales se registraron en 148 países a una escala sin igual, detalla el reporte. Los registros podrían ser mayores dado que los sistemas de monitoreo varían en criterio y sofisticación.

El valor histórico de 32,6 millones de movimientos internos está relacionado principalmente con inundaciones -seis de cada 10 desplazamientos-, tormentas, sequías e incendios forestales. El fenómeno meteorológico de La Niña catapultó estos niveles nunca antes vistos con riadas devastadoras en Pakistán, Nigeria y Brasil, además de sequías extremas en Somalia, Etiopía y Kenia.

Brasil y Estados Unidos contabilizaron un tercio del total de los desplazamientos relacionados por catástrofes naturales en la región. El huracán Ian, la tormenta más devastadora de la temporada que dejó a la Florida en pedazos y a Cuba sin electricidad, y las lluvias torrenciales en el estado brasileño de Pernambuco, que dejaron un saldo de 84 muertos, fueron los eventos catastróficos que motivaron las movilizaciones.

“Los fenómenos climáticos naturales como La Niña se producen en el contexto del cambio climático mundial, que está provocando un aumento de las temperaturas e intensificando los fenómenos meteorológicos extremos”, puntualizó a LA NACION Natalie Schmidthaeussle, miembro del departamento de acción climática de ACNUR. “El cambio climático actúa como amplificador, magnificando el impacto de fenómenos como La Niña, alterando los patrones meteorológicos y agravando las condiciones que obligan a las personas a huir, por lo que es un importante factor de desplazamiento”.

Estos fenómenos extremos serán cada vez más frecuentes y provocarán consecuencias aún más graves gracias al efecto del cambio climático, según indicó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU en su último reporte.

Si bien todavía falta evidencia científica para predecir exactamente el número de personas desplazadas por el cambio climático de forma directa, el riesgo de desplazamiento relacionado con catástrofes se ha cuadriplicado desde la década de 1970.

La crisis climática actual tiene “profundas implicaciones para quienes se ven obligadas a huir, ya que agrava los problemas existentes y pone en peligro a la seguridad de las personas”, agregó la experta. Y si la acción climática no se toma como prioridad de forma urgente “el cambio climático hará que este problema sea aún más peligroso en el futuro”.

Se agudizan las vulnerabilidades

El reporte de 76 páginas hace foco en una alarmante crisis que se solapa con los desplazamientos: la inseguridad alimentaria. La acumulación de conflictos armados, desastres naturales y movilizaciones de personas agravó la seguridad alimentaria global, que ya generaba preocupación tras la pandemia del coronavirus.

El 75% de los países del mundo que se enfrentan a niveles de crisis de seguridad alimentaria tienen desplazados, indica el análisis, lo que hace a las poblaciones aún más vulnerables.

“Principalmente, el problema del aumento de la inseguridad alimentaria en el mundo está relacionada con la guerra en Ucrania, porque tanto Rusia como Ucrania son principales productores de fertilizantes y granos. Pero también otros conflictos que se están desarrollando son culpables de esta situación internamente porque repercuten en el acceso a mercados, interrumpen los canales de suministro de esos países”, explicó Hajžmanová.

Y agregó: “Los desastres naturales también tienen impacto en la inseguridad alimentaria. Podemos ver el caso de Sudán del Sur, donde grandes inundaciones afectaron a las temporadas de cosechas y los campos de cultivos, por lo que la carencia de alimentos empeoró”.

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