BRASILIA.– A cinco meses del inicio del gobierno, el Congreso brasileño pone al presidente Luiz Inacio Lula da Silva contra las cuerdas. La Cámara de Diputados asestó una derrota al oficialismo, la más dura de una serie de reveses, y amenazaba con desmontar el organigrama de los ministerios, quitando atribuciones y pudiendo reducir drásticamente el número de carteras diseñado por el mandatario (37).
Diputados aprobó el martes por la noche un proyecto que limita la demarcación de nuevas tierras indígenas, una de las prioridades del gobierno considerada clave por ambientalistas para levantar barreras contra la deforestación.
El proyecto del llamado “marco temporal”, que pasará al Senado, limita los derechos de los pueblos originarios a territorios que estuvieran ocupados al momento de la promulgación de la Constitución federal, en octubre de 1988.
Todas las asociaciones indígenas se pusieron en contra de la iniciativa, aprobada por 283 votos contra 155 y calificada por la ministra de los Pueblos Originarios como un “genocidio” contra los indígenas y un “ataque al medioambiente”.
Ante una posible nueva derrota en el Legislativo, Lula volvió a enfocarse en la política doméstica, tras la cumbre de presidentes sudamericanos empañada por las críticas que recibió del presidente chileno, Gabriel Boric, y del uruguayo, Luis Lacalle Pou, por su defensa al régimen venezolano.
El presidente convocó de urgencia a ministros y aliados para alinear la tropa y prepararse para las próximas votaciones en el Congreso. Según la prensa, inclusive Lula llamó por teléfono al presidente de Diputados, el conservador Arthur Lira, a quien garantizó que pretende dialogar más con el Congreso.
La urgencia se debía a que la Cámara de Diputados se mostraba esquiva a darle una mayoría al gobierno con los votos necesarios para evitar una desarticulación de la conformación del gabinete de ministerios diseñado en enero. El oficialismo negociaba con los bloques del denominado centrão la aprobación de una norma provisoria necesaria para prorrogar el organigrama con 37 carteras.
La imposibilidad de aprobar la norma antes de las 0 del viernes significaría un corte automático de 17 ministerios para regresar a la configuración de 23 carteras vigente bajo el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro, con la desaparición automática de carteras como la de los Pueblos Originarios, una de las más simbólicas del gobierno.
La postura del Partido Liberal de Bolsonaro, expuesta por su presidente Valdemar Costa Neto, diseñaba un desafío mayúsculo. “Después de conversar con colegas de la bancada, decidimos cerrar filas contra la medida que reestructura los ministerios, creando 37″, anunció en Twitter Costa Neto, líder de una bancada de 99 diputados.
Depois de conversar com os colegas da bancada do PL, decidimos fechar questão contra a Medida Provisória (MP) 1154/23, que reestrutura os ministérios, criando 37 pastas ministeriais.
— Valdemar Costa Neto (@CostaNetoPL) May 31, 2023
Pero aún con la aprobación de la norma tal cual está en Diputados ya habrá significado un nuevo revés. El miércoles pasado la comisión mixta que la analiza quitó atribuciones a la cartera de Medioambiente de la ambientalista Marina Silva, quitándole la competencia de demarcar tierras indígenas, algo que quedó bajo la órbita de Minas y Energía.
El ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, aseguró que el gobierno iba a trabajar para mantener la norma con su “concepto original”, pero esta semana retrocedió y admitió que aunque “no es ideal”, defendía la aprobación “de la forma que está”.
Traspiés
El gobierno había sufrido otros traspiés en el Congreso en temas como el tratamiento de una norma que puede ablandar la fiscalización del bioma Mata Atlántica, uno de los más agredidos en Brasil.
Las frustraciones del gobierno en su relación con el Parlamento exponen que los acuerdos alcanzados por Lula con partidos del centrão, un bloque de partidos de tendencia conservadora, no están garantizándole votos para su agenda.
“Arthur Lira mantiene un cuchillo sobre el cuello del Palacio del Planalto y consigue dictar las reglas como pretende”, dijo a LA NACION Leandro Consentino, politólogo del Insper de San Pablo. “No está satisfecho con cómo se gestó la coalición de gobierno, algo que no le agrada al “Centrão” y de quien él es el gran líder. El gobierno necesitar corresponder mejor a ese grupo político de acuerdo con el tamaño que tienen en el Congreso”.
El profesor del Insper ponderó que pese a su peso en el Congreso, ese bloque lidera menos de una decena de ministerios frente a una “sobrerrepresentación” del PT en la explanada, con 10 de 37 carteras. “El riesgo actual es que estemos frente a un gobierno de parálisis, que no consiga entregar lo que prometió y termine en una espiral de impopularidad”, agregó.
André César, analista de la consultora Hold, dijo que las sucesivas derrotas legislativas muestran una articulación política de Lula “defectuosa, ineficaz, que no hizo la lectura política correcta”.
“El concepto de base parlamentaria, a diferencia de los primeros dos mandatos de Lula cambió. Es necesario negociar caso a caso y punto a punto, según el perfil de cada propuesta”, añadió.
César explicó que, luego de los primeros meses de gobierno con un Lula activo en el plano internacional, es hora de volver a mirar hacia dentro de Brasil. “[Lula] tendrá que entrar en el juego de la política doméstica, porque si no la rutina del gobierno va a tornarse un acumulado de derrotas, con consecuencias imprevisibles”, agregó el analista.